Un matrimonio de conveniencia -
Capítulo 74
Capítulo 74:
“¿Está todo bien, amor?”, preguntó Máximo, mientras le cambiaba el pañal a Bernardo.
Al instante, escuchó los pasos de Carolina y, al mirar hacia la puerta, vio que ella tenía una expresión extraña.
“Sí, todo está bien”, dijo la mujer con una sonrisa, sin embargo, Máximo sabía que era una falsa.
“Si pasa algo, habla conmigo, ¿De acuerdo? Siempre estaré aquí para ayudarte”.
Ante estas palabras, Carolina sonrió más, y esta vez fue sincera. Enseguida se acercó a Máximo, que estaba apoyado en un pie para no poner peso sobre la pierna herida, y le rodeó la cintura con los brazos.
“Qué bonito es cuidar a nuestro hijo”.
Haciendo una pausa, Máximo le dio un beso a Carolina en la frente.
“Lo amo tanto, y me siento muy orgulloso de cambiarle los pañales”, dijo él con orgullo. Mirando al niño, Carolina vio que el pañal estaba bien puesto.
“Le pusiste la pomada, ¿Verdad?”, preguntó.
Máximo asintió con la cabeza, señalando con la barbilla el tubo que tenía al lado.
“¡No tiene sarpullidos!”, dijo, mientras sonreía y sacaba aún más el pecho.
“Espero que por fin podamos ser felices, Máximo”.
“Yo también amor”.
“Voy a darme un baño, ¿De acuerdo?”, dijo ella y el hombre asintió. Entonces Carolina lo besó y se fue.
Justo en ese momento, Yolanda se acercó al a habitación donde Máximo dormía al pequeño Bernardo y sonrió.
“¿Se durmió?”, le preguntó ella, mirando al bebe.
Cuando el hombre asintió, Yolanda le ayudó a levantar al niño, llevándolo a su cuna.
“Gracias, abuela. Iré a la habitación con Carolina”.
“Está bien, hijo”.
Pronto, él llegó a la habitación y escuchó caer el agua. En ese momento, Máximo no podía entrar en el baño como antes, ya que tenía que tener cuidado de no mojar el yeso, sin embargo, no aguantó más y entró.
“¡Qué hermosa!” dijo él, haciendo que Carolina se diera la vuelta rápidamente mientras se limpiaba el agua de los ojos.
“Ni lo pienses. No puedes”.
“Lo sé, pero quiero disfrutar de la vista, ¿Puedo?”, preguntó, haciendo que Carolina se sonrojara.
“Puedes”.
“¿Quieres que te ayude a pasarte el jabón”
“¡Máximo!”
“Sólo intento ayudar cariño”.
“Claro… sinvergüenza”, dijo Carolina, haciéndole un gesto de que le iba a echar agua.
“¿Por qué no me esperas en el dormitorio?”
Al hombre le brillaron los ojos.
“¿Te sientes bien con eso?”, preguntó y ella asintió. Entonces, Máximo la miró por última vez y volvió a la habitación, quitándose la ropa.
Para no tener problemas, él sólo llevaba unos pantalones cortos holgados con un elástico cómodo. Más tarde, cuando Carolina salió del baño, llevaba puesta la toalla, pero no se dirigió a él.
Resultó que solo se sentó en el borde de la cama, a sus pies y empezó a secarse el cabello. Debido a esto, Máximo frunció el ceño, esperando que ella dijera o hiciera algo. Sin embargo, después de terminar con su cabello, la mujer volvió al baño.
Pero…, pensó, confundido.
Cuando ella volvió a salir de allí, estaba desnuda. Por supuesto, él se sobresaltó ante esto, pero ella se dirigió al tocador.
“¿Amor…?”
Ella no contestó, solo se giró sosteniendo algo en la mano, aunque no lo mostró enseguida. En ese momento, Máximo estaba desnudo, excepto por el yeso.
Finalmente, ella se subió al a cama y se acercó a él gateando. El hombre ya estaba más que excitado, así que se llevó la mano a su er$cción, moviéndola arriba y abajo mientras la miraba.
Entonces, Carolina se detuvo justo delante de él y pasó su lengua por la cabeza de su mi$mbro. Con eso, Máximo apartó la mano y dejó que ella tomará las riendas. Pronto, escuchó un ligero ruido y vio una de las manos de la hermosa morena entre sus piernas.
“¡Oh sí, amor! Gírate y dame la espalda”, ordenó Máximo.
Carolina sonrió, se giró y paso su pierna sobre las suyas, mientras seguía trabajando con su boca.
Entonces, él le tapó la mano para sustituirla y ella se dejó. Con eso le dio una nalgada, haciendo que la mujer levantara el trasero. De ese modo, Máximo colocó un dedo tras otro, en tanto el v!brador hacía sus maravillas en ella.
“Oh, Máximo…” habló ahogadamente, mientras él seguía.
“¡Estás húmeda y caliente! ¿Toda para mí?”, preguntó.
La mujer asintió, moviendo las caderas. Entonces la sintió terminar, apretándole los dedos.
Cuando ella le puso su mano en los t$stículos, él echó la cabeza hacia atrás, contuvo la respiración y dejó el v!brador a un lado.
“Siéntate sobre mí, amor”, le pidió a Carolina, quien le dio una última ch$pada antes de avanzar más y ser p$netrada.
“Quiero que veas”, dijo ella y así el lo hizo, sin apartar los ojos de sus caderas que subían y bajaban.
Así, ella aceleró los movimientos mientras él decía cosas sucias.
En un momento, Máximo sujeto su largo cabello, molesto por no poder moverse bien.
Cuando estaban a punto de llegar al climax, él la masajeó por detrás, haciendo que ella se moviera aún más y g!miera.
“Eso amor, eres una traviesa… más…” Él ya no podía ni hablar bien, sólo se dejo llevar.
Justo entonces, Carolina vio puntos negros en su visión, pero no dijo nada. Máximo no se dio cuenta porque ella estaba de espaldas a él y ella solo se giró cuando se sintió mejor, sonriendo.
“Eres… eres perfecta, amor. Impresionante…”. Él le palmeó. “Espera a que me recupere. Te devoraré tal y como te lo mereces”.
Carolina se bajó de él e hizo un puchero.
“Me gusta que me llenes”, aseguró antes de acostarse en sus brazos.
“Te estas volviendo insaciable”, dijo él, besándola en los labios. “Como dije, perfecta”.
Los dos se rieron y estuvieron un rato acostados hasta que máximo recordó algo.
“Amor… ¿Estás… estás tomando anticonceptivos?”
Carolina se tensó entre sus brazos.
“No…”, respondió en voz baja.
“No tomaste ninguno después de…. Antes del accidente, ¿Verdad?”
Ella negó con la cabeza y se sentó.
“Max, ¡No puedo volver a quedar embarazada!”
“Bueno, me encantaría tener otro bebé, pero… depende de ti. ¿Qué vas a hacer ahora? ¿Quieres que pida una prueba de embarazo de la farmacia?”
“Sí, por favor”.
Al instante, él tomó el celular que estaba en la mesita de noche. Tas esperar un rato, llegó el pedido y la criada llamó a la puerta para entregarles la bolsa.
“Ahora vuelvo”.
Carolina fue al baño y orinó. Agradeció no haber ido inmediatamente al baño después de tener se%o con Máximo.
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