Un matrimonio de conveniencia -
Capítulo 179
Capítulo 179:
«¿Desde cuándo, Bernardo?”, preguntó Clara. «Ya sabes que si la Tía Janna o el Tío Santiago se enteran de esto… todavía es menor de edad”.
«Por unos meses. Solo eso, meses”.
«¡Pero ese no es el verdadero problema! Ella es….»
Clara echó un vistazo alrededor. “Va a sonar hipócrita, ¡Pero es la hija de un mafioso! Una princesa”.
«¿Y qué?», respondió Bernardo, confiado. «¡Me da igual! La quiero para mí, y si ella me quiere también, no me voy a rendir”.
Bernardo miró a su hermana con seguridad y Clara no pudo evitar sonreír. Admiraba la confianza que tenía en sí mismo.
“Hablemos más después de clase. Vámonos antes de que nuestros profesores empiecen a quejarse”, sugirió la chica.
Bernardo accedió, por lo que juntos se dirigieron a su siguiente clase. Sin embargo, Bernardo no podía concentrarse, pues la sonrisa de aquella chica rusa no se borraba de su mente.
La noche anterior, al llegar a casa, Ekaterina le había mandado un mensaje preguntándole si se encontraba bien y disculpándose por lo sucedido.
Bernardo le envió una foto de sus heridas, a lo que esta respondió con una cara triste acompañada de un emoji de corazón roto. Fue suficiente para que Bernardo se sintiera como si anduviera por las nubes, pues demostró que Ekaterina se preocupaba por él.
Los dos habían hablado durante horas, en las que Ekaterina prometió verlo en persona antes de volver a Rusia. Pyotr había cubierto a su hermana, únicamente porque le debía un favor, aunque le molestaba la idea de que estuviera con otro hombre.
Como su mellizo, no le gustaba compartir su atención.
Al final de la clase, Tonny avisó a Clara de que tenía una emergencia y no podría llevarla a sus pasantías en la empresa. Así que Bernardo se ofreció a hacerlo.
“¿Qué te dijo Katya?”, preguntó Clara mientras Bernardo conducía. Él frunció el ceño, sin comprender. “Sobre mi compromiso».
“¿Qué diría ella?». El interés de Bernardo aumentó.
“¿Tonny hizo algo? ¿Te lastimó? ¡Le destrozaré la cara!”
“¡Bernardo!”
“Al mi$rda si es subjefe de la mafia y todo eso.
Moriré, ¡Pero me lo llevaré conmigo!».
“¡Cálmate! No es nada de eso», exclamó Clara.
Bernardo se detuvo y estacionó el automóvil. Se giró para mirar a su hermana.
“Entonces, será mejor que empieces a explicarme lo que tiene que decirme Ekaterina».
Clara se dio cuenta de que había abordado la situación de forma equivocada. Sin embargo, quiso asegurarse de que Ekaterina no hablara ni dejara escapar ni un detalle. Aunque confiaba en ella, las personas enamoradas tendían a hablar más de lo debido. Ahora, ella se había metido en problemas.
Acabó contándole a su hermano el plan que tenía con Tonny, y se quedó mirándola un momento.
Clara estaba a punto de preguntar si Bernardo tenía algo que añadir cuando él se echó a reír.
“Es… es la cosa más estúpida que haya escuchado nunca”, afirmó, con lágrimas en los ojos. Clara se cruzó de brazos y esperó con paciencia a que finalizara.
“¿Terminaste?», preguntó en tono serio.
“¿En qué estabas pensando, hermana? Él consiguió el tiempo que necesitaba, pero ¿Ahora qué? Tú y Tonny se comprometieron frente a esos mafiosos.
Salir de esto no será fácil. Menos mal que tú no estás metida en la mafia, o este plan habría sido un desastre», continuó Bernardo, tomando las manos de Clara y mostrándose más serio. “Clara, ¿Qué te garantiza que papá estará de acuerdo?».
“Si no acepta, trabajaré para una de las empresas de Tonny. Subiré de puesto a medida que adquiera experiencia y méritos, claro. Pero si papá se niega, Tonny me dará una oportunidad”.
Bernardo apoyó la cabeza en el asiento del auto.
“Espero que esto funcione. Tal vez así pueda librarme de esta carga”, declaró. «Me encanta la finca y amo a mi familia. Sin embargo, ¡No quiero dirigir una maldita empresa!».
“Lo sé. Ayúdame a hacer que esto funcione, Be. Tal vez podrías ir a Rusia. Sé que la Tía Janna te aceptaría para entrenarte en la informática”.
“Y estaría cerca de mi hermosa rusa». A Bernardo se le iluminaron los ojos, con lo que Clara se dio cuenta de que su enamoramiento era genuino.
“¿Lo dejarías todo para formar parte de la mafia rusa, Bernardo?”.
Él sonrió.
“¿Por Ekaterina? Sin duda”.
El resto del día transcurrió sin incidentes. Los empleados de la empresa sabían que su jefe era un mafioso, ya que solamente ellos trabajaban allí.
Esto se aplicaba sobre todo a la sede central y a los puestos mejor pagados.
Tonny no regresó. Todas sus reuniones se cancelaron y él no respondía a ninguno de los mensajes de Clara. Preocupada por él, se quedó en el despacho del director general hasta el final del día.
Michael llamó a la puerta.
«¡Michael!, exclamó alegre, al mismo tiempo que se levantaba. Clara le recibió con entusiasmo, rodeándole el cuello con los brazos sin pensárselo dos veces. Solo fue consciente de la cercanía cuando notó su aroma y el calor de sus brazos alrededor de la cintura.
¡Qué bueno que cerró la maldita puerta!, pensó Michael. Si alguien los veía de ese modo, sin duda empezarían los rumores sobre Clara engañando a Tonny. Aunque tampoco era que Michael no quisiera a la chica.
Cuando ella se apartó, Michael contempló sus profundos ojos verdes. Era parecida a su madre, excepto por los ojos. El color de estos era más verde que el de dos esmeraldas.
No… jadeíta. Es más precioso. Como ella.
«¿Qué te trae por aquí? Nunca vienes”, comentó Clara, sonriendo. Entonces, se dio cuenta de que podía ser una terrible señal. ¿Le pasó algo a Tonny?.
Michael sintió que le estrujaban el corazón al ver la preocupación en el rostro de Clara. Y furia de unos terribles celos. Sabía que estaba celoso. La quería solo para él.
“No le pasó nada. Simplemente necesitaba viajar.
Pero no te preocupes, todo está bien. Vine a buscarte para llevarte a casa», explicó Michael, tratando de calmarla.
Clara aceptó y se volvió para recoger sus cosas.
Michael no pudo evitar mirar su cuerpo con aquel vestido, pero enseguida apartó la vista.
Imbécil. No hagas eso. Es… ¡Es una falta de, se regañó. Clara es muy hermosa, pero es respeto!
mi futura la futura esposa de mi hermano. Mi… cuñada. ¡Mi$rda!.
«Michael, ¿Estás bien?», preguntó Clara con preocupación al ver el dolor en su rostro. Michael no se había dado cuenta de lo cerca que se encontraban. Su mirada se dirigió a la boca de la chica.
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