Un matrimonio de conveniencia -
Capítulo 170
Capítulo 170:
En ese momento, Michael vio cómo Clara caminaba hacia el baño. Luego, miró el tazón de helado que estaba frente a él y se reclinó en su silla, suspirando.
Yo no debería estar aquí, pensó él.
La verdad era que, desde pequeño, él siempre pensó que Clara era una chica realmente hermosa.
Su sonrisa y su manera de ser tan espontánea siempre lo hacían más feliz. Antes de empezar a entrenarse para ser el señor, los momentos en que Clara se presentaba en su casa, o él la visitaba, eran los días más felices porque todo a su alrededor tenía color. Más adelante, comenzó a aprender acerca de lucha y armas, pero Clara fue el bálsamo para todas sus heridas internas.
Apenas supo que tenía que casarse antes de asumir el papel de señor, si todo salía según lo planeado, Michael se sintió totalmente desolado, ya que en ese momento la regla era que debía casarse con una mujer dentro de la mafia, tal vez incluso una que estuviera fuera de su círculo, de otra Organización, para poder crear o fortalecer alianzas.
Pese a ello, la noticia de que habían hecho un cambio en cuanto a esa regla, hizo que el corazón de Michael se hinchara de alegría. Es decir, hasta el momento en que se enteró de que Tonny se iba a casar con Clara.
Al saber eso, el chico se apartó un poco de ella, ya que le dolía ver juntos a su hermano y a la chica que le gustaba. No había muchos besos o abrazos entre ellos, tan solo se tomaban de la mano y eran cercanos, pero aun así, dolía, Más adelante, Tonny se interesó cada vez más en aquella misteriosa mujer.
Michael pensaba que eso se debía a que estaba agradecido, pero no… al escuchar a su hermano referirse a la mujer como un ángel, en una entonación que él conocía muy bien, dejó de sentirse obligado a alejarse de Clara.
Entonces, en un acto de valentía, él la llamó, pero allí sentado, mientras la chica estaba en el baño, se sintió culpable.
¿Y qué pasa si a Tonny realmente le gusta ella? Tan solo puede estar agradecido con esa mujer, nada más.
En ese instante, una mano tapó los ojos de Michael por detrás y, si no hubiese estado en público, pudo haber reaccionado violentamente, pero cuando sintió el aroma que amaba y tocó las delicadas manos, una sonrisa se dibujó en sus labios.
“Eres muy valiente como para hacer esto, Clara».
Tras ello, la chica quitó las manos de sus ojos, hizo un puchero y se sentó en su asiento frente al de él.
“¿Clara? A veces parece que me tratas como si fuera una niña, Michael», pronunció ella.
«No… la verdad es que no te veo como una niña, Clara”, respondió el, sin siquiera pensar. Eso era algo poco característico en él, ¿Pero acaso no actuaba de esa manera cuando estaba con la belleza de ojos verdes?
“Mmm, eso es genial. Sin embargo, tú, Michael, ¡Eres todavía un bebé!».
Al decir eso, ella entrecerró los ojos hacia él, sin embargo, el chico sabía que tan solo se estaba burlando.
“¿Qué más quieres hacer después de aquí”, preguntó él, mirando a su alrededor.
Ante eso, Clara se encogió de hombros, llevándose a la boca una cucharada del helado, ya derretido.
Michael quedó completamente hipnotizado por su movimiento, en especial cuando la joven lamió el utensilio.
Lo cierto era que el ya no era v!rgen, aunque estaba muy joven aún.
“En realidad, yo quería ir a la playa”, dijo ella con cara de disgusto, y Michael recordó la última vez que la vio en bikini en la piscina.
Necesito detener esto…, se dijo él.
“La playa está bastante lejos, Clara», indicó el joven y se puso las manos detrás de la cabeza, mirando a la chica con una sonrisa de soslayo, «Me parece que este deseo tuyo lo tendré que dejar para otra oportunidad».
“¡Simplemente nos subimos al auto y nos vamos, por Dios!”, exclamó ella.
«No, de ninguna manera. Está muy lejos y es demasiado tarde para ir la playa. Terminaremos regresando por la noche y no quiero que mi hermano esté preocupado por su prometida, sola, acompañada de otro hombre».
“¿Cómo que otro hombre, Michael?», preguntó ella, negando con la cabeza como si él hubiera dicho algo gracioso, y agregó: «Voy a estar contigo».
Ay…, pensó el chico al escuchar eso, poniendo su mano sobre su corazón.
“¿Estás queriendo decir que yo no soy un hombre, Clara?, preguntó él, tratando de enmascarar su decepción con una sonrisa un poco juguetona.
Al instante, la chica puso los ojos en blanco.
«Simplemente eres Michael.
Michael, no un hombre, solo Michael».
«Tienes razón Clara. Estar allí sola conmigo es mucho peor que estar con cualquier otro hombre”.
Poco a poco, Clara dejó de sonreír y frunció el ceño ligeramente.
«No entendí”.
En seguida, Michael negó con la cabeza.
«Soy tu futuro cuñado, así que hablarían mal de nosotros, más aún porque tenemos casi la misma edad», explicó él encogiéndose de hombros. Para la gente, yo sería tu amante, la basura que robó la esposa de su hermano».
Como Michael estaba hablando con disgusto, Clara entendió que él estaba reaccionando a la idea de estar con ella de manera íntima, y no precisamente por el enojo que sentía al pensar que ella era la prometida de su hermano. Por su parte, la chica se sentía triste, y ni siquiera sabía por qué.
“Bueno, entonces iré sola», pronunció la joven, levantándose y tomando su bolso. De inmediato, Michael frunció el ceño, y antes de que pudiera decir nada, Clara empezó a caminar hacia la salida. En seguida, el chico se levantó y la siguió afuera, agarrándola del brazo antes de que subiera al auto.
“Clara, vámonos a casa”, dijo el joven con seriedad.
Al escucharlo, ella sacudió su brazo y él la soltó.
«Ni siquiera pienses en usar tu modo mafioso conmigo”, replicó la chica en voz baja, y mientras decía eso, observó a su alrededor, antes de enderezarse y levantar la barbilla. “¡Me iré a la playa, te guste o no!..”
Tras ello, la chica se subió en el auto y Michael caminó rápidamente, subiéndose también.
«Toma un taxi, Michael. ¡No te dejaré en casa!”
«Vamos a la maldita playa, Clara. ¡Eres tan terca!”, en seguida, el chico se abrochó el cinturón. “Sabes que estás equivocada, ¿Cierto?”
“Tú no me vas a dar órdenes”.
“Apuesto a que te gustaría que te las diera en un punto”, él la soltó y ella le dirigió una mirada extraña.
Posteriormente, Michael chasqueó la lengua. «¡Si no empiezas a conducir ahora, volveremos muy tarde!».
En ese instante, Clara lo miró con los ojos entrecerrados y condujo. Segundos más tarde, el chico sonrió.
“Cállate, Michael. Tú no me diste ninguna orden».
El camino estuvo en silencio hasta que la joven puso música a todo volumen. Al darse cuenta de eso, el chico rodó los ojos, pero era una irritación fingida, pues, le encantaba verla feliz así.
Finalmente, llegaron a Boca de Lima Playa Virgen, luego de más de cuatro horas de viaje. Para ese momento, eran más de las tres de la tarde.
“¡Ah, me encanta la playa!», dijo Clara y Michael echó un vistazo a su alrededor. En realidad, el lugar estaba un poco desierto.
Por lo menos hay menos posibilidades de que alguien nos reconozca, pensó el joven, llevándose las manos al pecho y la parte posterior de la espalda inconscientemente. El chico estaba vestido con un abrigo, escondiendo sus armas.
Cuando levantó la vista, Michael vio a Clara quitándose los zapatos y luego levantándose la blusa.
«¿Qué se supone que estás haciendo?», preguntó él, tomándola de los brazos.
«Quiero nadar ahora, Michael”, pronunció ella.
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