Un matrimonio de conveniencia -
Capítulo 158
Capítulo 158:
“¿Jade desapareció?“, preguntó Osvaldo, mirando la pantalla del teléfono de su hermano.
“¿Qué quieres decir?“. Santiago estaba sentado en una silla, con la mirada perdida.
Osvaldo le quitó el teléfono de las manos y buscó el número de Jannochka, sin éxito. Se dirigió a los mensajes y enseguida notó que Santiago había mencionado su nombre en uno, por lo que lo abrió para cerciorarse.
Estaba registrado como “Au Au“. Aunque le dirigió a su hermano una mirada curiosa, Osvaldo decidió preguntar más tarde, cuando Santiago se encontrase mejor.
Cuando Jannochka vio la llamada de Santiago, contestó en tono seco.
“Hola“.
“Hola, soy Osvaldo, Jannochka. Necesito pedirte un favor. En realidad, dos favores“, dijo.
Después de su conversación, la chica se sirvió otro trago de vodka.
“De acuerdo. Lo comprobaré y… estaré allí mañana. Me voy al aeropuerto dentro de un rato. ¿Santiago ya se recuperó?“
Osvaldo no le había dicho que su hermano se encontraba conmocionado.
“Está bien“.
“No es necesario mentir, cuñado. Sé que Jade Simones es el amor de su vida“.
El disgusto en su tono de voz no pasó desapercibido para Osvaldo.
“Solo está confundido, Jannochka. Créeme, no ama a Jade. Él mismo no se ha dado cuenta, pero yo sé que no la ama“.
“De acuerdo“.
Colgó el teléfono, respirando hondo “Da igual…“.
“¿Vuelves con tu mexicano?“, preguntó Yuri, ante lo que Jannochka puso los ojos en blanco. “No tengo problemas, prima. Y…, está bien, no es asunto mío, pero te gusta, ¿No?”
“Tienes razón, Yuri“, dijo la chica, sonriendo a medias. “No es asunto tuyo“.
Él se acomodó en la cama de ella, sin ninguna formalidad, y puso los brazos detrás de la cabeza.
“Sé que te gusta, y tú le gustas a él. Pero los dos son idiotas“.
“¡Quita tus asquerosos zapatos de mi maldita cama!“. Ella apartó los pies de Yuri, quien se sentó, soltando una risita.
“¡Qué brusca! Mi cuñado no te está ablandando como debería“, bromeó. Ella lanzó una mirada hostil a su primo. “En serio, Janna. Es un idiota y cree que le gusta otra chica, pero puedo ver cómo te mira. No es solo lujuria. Y… Fyodor me dijo lo preocupado que estaba por ti“.
“Solo cumplía con su deber de esposo, nada más“.
Yuri sujetó el brazo de su prima y la giró hacia él.
“Deja de ser obstinada. Le gustas. Y por tu reacción, sé que te gusta. Te conozco de toda la vida, Janna. Y también sé que eres terca como una maldita mula. ¡Ahora ve y toma el control!“.
“Jade desapareció. Su marido está metido en asuntos serios, y es posible que estén detrás. Al parecer, una amiga de Emilia, la mujer de Osvaldo, tiene una exmadrastra y una exhermanastra que se aliaron con nuestros enemigos. ¿Recuerdas a la rubia latina de la que te hablé? Pues es ella“.
“Déjame adivinar, no solo te ocupas de nuestros asuntos, sino que también intervienes para salvar a tu rival, ¿Cierto?“.
“Ella no es mi rival. No es mi rival. Si a Santiago le gusta ella, Yuri, no hay competencia; si yo le gusto, tampoco la hay. No necesito competir por un hombre; no pelearé por el amor de nadie. Además…, no existe. Es solo una ilusión que tiene la gente, pensando que pueden competir con otros para hacer que alguien los ame. Es amor o no, y eso es todo“.
“No eres solamente una cara bonita y una asesina profesional. Estoy muy orgulloso de ti“. Yuri besó la frente de su prima.
“A propósito de caras bonitas, primo, papá hablaba de matrimonio para ti y Fyodor“.
Yuri hizo una mueca.
“Oh, maldita sea. No quiero; estoy bien así. ¿Por qué tengo que atarme a una mujer que ni siquiera conozco? Sabes que odio a esas mafiosas estiradas“.
“Ni yo puedo impedirlo, primo. Tú y Fyodor estarán justo debajo de mí y necesitarán herederos“.
“Ya está bien de hablar de mí y de intentar arruinar mi humor con este estúpido matrimonio arreglado. Ve a cuidar de tu esposo, es lo mejor“.
En menos de dos horas, la chica estaba en un avión de regreso a México. Mientras tanto, reunió toda la información que pudo y tuvo una buena idea de dónde estaba Jade y con quién.
“Tu esposa está llegando“, dijo Osvaldo. Santiago se llevó las manos a la cabeza y apoyó los codos en las rodillas.
“Está bien“, respondió, inseguro de cómo iba a enfrentarla. Pasó las últimas horas buscando a Jade, pero fue inútil. La policía también la estaba buscando.
Al llegar a México, Jannochka se dirigió a su apartamento, aparentemente vacío. Subió a su habitación, se duchó y seleccionó ropa negra de su maleta.
“¿Vas a salir?“, preguntó Santiago, apoyado en el marco de la puerta.
“Sí“, respondió ella, sin mirarlo.
“Janna…“.
La muchacha suspiró.
“Ve a prepararte tú también en vez de parecer un cachorro perdido“.
Él la miro confundido, luego se enderezó.
“¿Qué quieres decir?“.
Jannochka se volvió para encararlo.
“Vamos a buscar a tu novia, Santiago. Bueno, yo voy. Y si quieres acompañarme, será mejor que te prepares en quince minutos, o te dejaré atrás“.
Los ojos de Santiago se abrieron de par en par. Jannochka dio un pisotón de impaciencia, por lo que él corrió a su habitación para cambiarse de ropa.
“Señor, el Oficial García ha venido a verlo“, dijo la criada a Marcelo, quien se encontraba en el jardín. Jade le había
Dicho que tomara más la luz del sol, así que intentaba sentarse erguido.
“Dile que pase. Yo iré al salón“, respondió, girando su silla de ruedas. Aún no podía caminar, pero esta ayudaba.
Julio García solía dirigir la unidad de la que se había hecho cargo Eduardo Romero. Él era quien siempre le salvaba a
Marcelo de los problemas, de modo que el marido de Jade le pidió ayuda para encontrarla.
“¡Señor Simones!“, saludó Julio, a lo que Marcelo señaló el sofá.
“¿Alguna novedad?“.
“No, señor. Nada“, respondió dejando escapar un suspiro, pero Marcelo notó una leve sonrisa en los labios del hombre. Eso le hizo tener un mal presentimiento. “Aunque no se preocupe, todo irá bien“.
¿Pero para quién?, se cuestionó Marcelo.
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