Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1711

Capítulo 1711:

Mientras apretaba su agarre al cuello de Amber, se sintió satisfecha al ver que le costaba respirar.

“Hubo un momento en el que dejé de pensar que haría si te tenía entre manos. Ahora que mis deseos se hicieron realidad y te tengo en mi poder, me aseguraré de que tengas un castigo doloroso. ¿Qué te parece si empezamos con tu bebé? Ya que te preocupas tanto por él, te lo quitare y verás como es el infierno. ¿Qué te parece?”.

Entonces, soltó el cuello de Amber y cerró la mano en un puño; después, arremetió contra el vientre de Amber mientras sonreía.

“¡No!”.

Amber empalideció.

Justo cuando el puño de Tania estaba por golpear a Amber, una mano apareció y la tomó la muñeca de Tania.

“No puedes golpear su barriga”.

Javier miró a Tania, enojado.

“¡¿Por qué?!”, gritó.

“Su informe médico dice que está débil. Si la golpeas provocándole un ab%rto, morirá. ¿Cómo se supone que amenacemos a Jared con una mujer muerta? Eso solo lo enojaría más y haría algo precipitado. Para eso entonces, no podremos lograr nuestro objetivo así que no puedes hacerle daño al bebé”, explico.

“¿Qué?”.

Apretó los dientes ya que no podía aceptarlo.

Sin embargo, Amber se sintió aliviada al escuchar eso. No importaba lo que sucediera, se sintió tranquila de que sus bebés estuvieran a salvo. En cuanto a lo demás, podía intentar soportar ya que creía que Jared iría al rescate de ella y sus bebés.

Por otro lado, Javier miró la expresión reacia de Tania y entornó los ojos.

“Esta es una orden del Señor Salavera. Si te atreves a desobedecer y la asesinas, matando a su hijo, morirás también. Eso sería como ir al infierno con ella, por eso te sugiero que lo pienses antes”.

Después de decir eso, soltó la mano de Tania.

Quizá esa experiencia cercana a la muerte en el quirófano cuando reconstruyó todo su cuerpo hizo que temiera aún más a fallecer.

‘¡No quiero morir!’.

Por eso, no se atrevió a cuestionarlo y alejó la mano sin importar lo descontenta que estaba.

“Bien, no golpearé su barriga, pero puedo golpear otras partes, ¿No? Me rehúso a creer que morirá o ab%rtará por eso”.

Cuando dijo eso, abofeteó a Amber.

El rostro de Amber giró hacia un lado y el dolor hizo que le zumbaran los oídos, pero no se quejó. Desde un comienzo, sabía que no saldría de esa situación ilesa porque Tania le haría algo; por ende, se preparó y decidió no llorar, sin importar lo que le hiciera.

Sabía que gritar de dolor solo la complacería más y satisfaría su mentalidad vengativa.

‘No cederé’.

Como era de esperarse, Tania se enojó cuando no escuchó que Amber gritaba, haciendo que la tomara del cabello, forzándola a mirarla.

“¿Por qué no gritas? ¡Llora, p*rra! ¡Te dije que gritaras!”.

Su mirada reflejaba odio, pero se rehusó a decir palabra. Eso, sin duda, hizo que Tania enfureciera más. ¡Zas! ¡Zas! ¡Zas! Las bofetadas retumbaron en todo el lugar y horrorizaron a todos los que escuchaban.

Para ese entonces, el rostro de Amber estaba tan hinchado que tenía la mano de Tania marcada y sangre en el costado del labio; aun así, la miró con odio sin hacer sonido. Mientras, Javier observó, admirado a un lado.

Después de todo, sabía que las boletadas de Tania no eran suaves, pero Amber las soportó sin hacer sonido, lo que era admirable.

“¡Ahh!”, gritó Tania, frustrada, sintiendo que iba a explotar.

“¿Por qué no estás gritando? Quieres quedarte callada, ¿No? ¡Bien! Te abriré la boca y te sacaré los dientes. Veamos si así sigues callada. ¡Alguien traiga un par de pinzas!”.

Después, le sonrió con expresión desquiciada a Amber. Sin embargo, ninguna de las personas adentro del depósito la escucharon porque Javier se los impidió.

“Es suficiente. Está embarazada y ¿Quieres sacarle los dientes? Quitar uno solo podría hacerle perder al bebé. Si sacas todos, se desangrará hasta morir”, dijo.

Al escuchar eso, Tania pisoteó el suelo.

“No puedo hacer esto, no puedo hacer aquello. ¿Cómo se supone que me vengue?”.

“¿Vengarte?”, desdeñó.

“Tania, creo que no entendiste bien. El Señor Salavera la secuestro para él, no para ti. Además, fue lo suficientemente amable de permitirte desquitarte, así que será mejor que no te pases de la raya; no creas que puedes asesinar a su prisionera para tranquilizar tu odio. Lo que tengas en contra de ella no tiene relación con el Señor Salavera”.

Tania no podía aceptar eso, pero no tuvo más opción que obedecer. Dependía de Connor para vivir, así que no se atrevió a desafiarlo ya que sabía que la mataría. Se mordió el labio y observó a Amber enojada.

“Bien. Tienes suerte de que no pueda hacerte nada debido a tu hijo, pero no te creas demasiado. Todavía puedo abofetearte cuando quiera. Eso debería provocarte dolor”.

Entonces, salió del depósito.

Mientras, Javier miró a Amber y chasqueó la lengua.

“No te ves bien. Estoy seguro de que Jared estará devastado si te ve así”.

Sacó su teléfono y le tomó una foto antes de salir. En ese momento, se sentía mareada y adolorida ya que tenía una contusión debido a que Tania había ejercido demasiada fuerza cuando la abofeteó.

Un momento después de que Javier se fue, no pudo soportarlo más y se desmayó con la cabeza colgando a un lado. Afuera del depósito, Connor estaba reprendiendo a Tania.

Como casi había matado a Amber, había cruzado la línea, ya que este la necesitaba para amenazar a Jared. ¿Cómo iba a hacerlo con su mujer muerta?

Esa era la razón por la que le estaba dando el mismo trato que ella le había dado a Amber antes; la única diferencia era que Amber había apretado los dientes y se había quedado callada; en cambio, Tania comenzó a rogar por el dolor con cada bofetada.

Javier desdeñó cuando vio la escena y le envió la fotografía a Jared.

Por otro lado, Jared estaba camino a los departamentos dispuestos para revisar las imágenes satelitales cuando su teléfono vibró de pronto. Después de sacarlo y observar la foto, enfureció demasiado.

Apenas podía respirar debido a que la foto mostraba a Amber atada a una silla y despeinada; su rostro estaba hinchado y había sangre en el costado de su labio. Era evidente que la habían torturado.

Al ver como se veía, se sintió furioso y apenado. La persona en la foto era el amor de su vida, ¡Su esposa! Se culpó a si mismo por haberla implicado en la pelea entre la Familia Farrell y Salavera, provocándole un mal innecesario.

Además, había una provocación arrogante debajo de la foto: [Jared Farrell, ¿Estás enojado? ¿Te sientes triste? El enojo y el dolor que sientes ahora son los mismos que sentí en el pasado].

Era evidente que ese mensaje no era de Connor. Para empezar, no estaba en su naturaleza hacer algo así y, además, ¿Por qué se sentiría enojado y triste? Por ende, ese mensaje era de Tania o alguien cercano a Connor que odiaba a Jared.

“Presidente Farrell, ¿Qué sucedió?”.

Teo, que estaba conduciendo, notó el aura asesina de Jared y apretó el volante.

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