Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1712
Capítulo 1712:
Este apretó el teléfono con fuerza sin responder y le ordenó: “¡Conduce más rápido!”.
Debía obtener el video de vigilancia lo antes posible para encontrar a Amber; si no, algo le podría suceder si llegaban demasiado tarde.
“¡Entendido!”.
Aunque Teo no sabía lo que había sucedido, podía adivinar que no era nada bueno; por ende, pisó el acelerador con fuerza y condujo a máxima velocidad.
En la montaña, Javier esperó un rato, pero se sintió decepcionado cuando no recibió respuesta de Jared. Pensó que le advertiría que no lastimara a Amber, pero el hombre nunca replicó. Desinteresado, guardó el teléfono y fue a ver a Connor.
Cuando pasó al lado de Tania, la miró como si fuera escoria.
Por otro lado, el sistema de vigilancia satelital probó su productividad ya que nada escapaba a sus cámaras. Jared localizó el camino por el que se habían llevado a Amber con rapidez y encontró una colina en particular.
No era lejos de la Residencia Farrell, así que Connor quizá la había elegido porque pensó que sería una buena idea esconderse a simple vista.
Una vez que confirmó que los secuestradores estaban en ese lugar con Amber, Teo preguntó:
“Presidente Farrell, la Señora Farrell está allí mismo. Preparémonos para rescatarla. La policía y las fuerzas militares han comenzado la operación y ya le enviamos la imagen térmica”.
Como la colina era grande, el sistema de vigilancia satelital solo podía buscar sobre el suelo, así que no pudo detectar más detalles. Si había cuevas en esa montaña, no podrían ver adentro de ellas, lo que complicaría aún más la búsqueda.
En esa situación, sería útil contar con un profesional en imágenes térmicas. La temperatura del cuerpo de un ser humano era diferente a la de un animal, así que solo podían utilizar la máquina para escanear la colina y encontrar en donde estaban Connor y los demás.
“Como ya sabemos en donde está, por supuesto que deberíamos empezar. ¡Vamos!”.
Jared salió del lugar.
Iba a rescatar a su esposa en persona y llevarla a casa. Cuando Rosa y María se enteraron de que había descubierto el paradero de Amber, le pidieron que la salvara. Si no fuera por su edad, lo habían acompañado.
Una vez que Jared salió del departamento de vigilancia satelital y estaba por entrar en el auto, un vehículo de múltiples usos se acercó ellos y se detuvo.
Cuando la puerta se abrió, Cole saltó del auto seguido por Sergio, que se estiró adentro del asiento para ayudar a que alguien saliera. En el próximo segundo, Jared vio que ayudaba a Tadeo.
“Tú”.
Antes de que Jared pudiera hablar, Cole le mostró el puño.
Moviendo la cabeza, Jared esquivó el ataque y le tomó la muñeca de inmediato.
Como este no era tan alto ni fuerte como Jared, no pudo soltarse. Por ende, Jared le ganó con facilidad.
“Suéltame, Jared. Suéltame”, gritó, enojado.
“¡Maldito! ¿Recuerdas lo que dijiste antes? Dijiste que protegerías a Amb y nunca permitirías que estuviera en peligro. Ahora, dime. ¿Es así como cumples las promesas?”.
Cuando escuchó lo que Cole decía, Jared se sintió culpable porque en realidad si había incumplido lo que prometió.
“La salvaré y, si algo le sucede, moriré con ella”.
Jared miró a Cole con sus ojos negros y habló con seriedad.
Al escuchar que era sincero, Cole desdeñó con indiferencia mientras su furia menguaba.
“¿Por qué no me sueltas?”.
Jared lo empujó hacia atrás y soltó su mano antes de mirar a Sergio y Tadeo.
“¿Por qué están aquí?”.
“¿Cómo no íbamos a venir cuando algo tan terrible le sucedió a Amber? ¡Vinimos a rescatarla!”, respondió Sergio.
“Es mi hija. Aunque no la críe e incluso la maltraté, debo salvarla como su padre ya que está en una situación peligrosa. No puedo quedarme en mi habitación del hospital sin hacer nada”.
Era la naturaleza de un padre querer proteger a su hija; además, no había hecho nada por Amber en el pasado, así que debía salvarla esa vez.
“Su salud no le permite estar afuera demasiado tiempo y quizá no regrese con vida”.
Jared lo miró y le habló de las posibles consecuencias; sin embargo, Tadeo rio.
“Lo entiendo. También me alegra poder sacrificarme por mi hija. Ya pensé en eso antes”.
Al escuchar eso, Jared no discutió.
“¿Cómo supiste que algo le sucedería a Amber?”.
Miró a Sergio. Su intuición le decía que este había sido el primero en enterarse.
“Movilizaste a todas las fuerzas policiales y provocaste una gran conmoción; incluso viniste aquí. ¿Cómo no iba a enterarme como miembro dignatario? Solo pregunté para saber lo que sucedía y llamé a Cole y al Presidente García. Además, quiero ayudar. No me lo impedirás, ¿No es cierto?”, preguntó Sergio, sonriendo.
“Por supuesto que puedes”.
Jared sonrió. Una persona más significaba otro plan para rescatar a Amber, lo que aumentaba las chances de salvarla; por lo que, no rechazaría a Sergio.
“¡Genial!”.
Sergio chasqueó los dedos.
Cole se acomodó la ropa y se acercó a ellos.
“Trae a Timoteo también. Ese hombre es médico y en caso de que Amber…”.
No continuó, pero todos sabían lo que quería decir.
Con una mueca, Jared respondió: “No necesito que me lo recuerdes. Ya le notifiqué a Timoteo, Vámonos”.
Entonces, abrió la puerta del auto y entró.
Planeaban usar un helicóptero hasta allí para no tener que esforzarse en subir la colina; sin embargo, estos se encontraban en el techo del edificio del Grupo Farrell, así que deberían dirigirse allí primero.
Por fortuna, el Grupo Farrell no quedaba lejos de donde estaban, así que solo les tomó diez minutos llegar allí. Había cinco helicópteros en el techo. Tres de ellos eran de uso público mientras que los otros dos estaban dispuestos para los viajes privados de Jared.
Una vez que todos subieron a los helicópteros, comenzaron en viaje hacia la montaña a donde estaba Connor. Los oficiales de policía y las fuerzas militares tenían los suyos, por lo que no salieron del mismo lugar que Jared, sino de sus helipuertos.
Mientras, adentro del vehículo, Jared miró hacia el piso, sintiéndose triste. Sabía que la primera vez que enfrentara a Connor también sería la última. Una vez que eso terminara, el resentimiento entre la Familia Farrell y Salavera desaparecería.
Pronto, llegaron la colina. Connor y sus hombres también escucharon el sonido de las hélices en el cielo y miraron hacia arriba. Cuando Javier vio la escena, empalideció.
“Señor Salavera, ¡Jared está aquí y también la policía y los militares!”.
“Lo sé”.
De manera inesperada, la expresión de Connor era de calma, como si esperara que eso sucediera.
“¿Pero, cómo?”.
Javier no podía aceptarlo.
“¿Cómo encontraron este lugar tan rápido?”.
Era un camino que habían tardado mucho en encontrar y planificar y, aunque Javier sabía que Jared los encontraría en algún momento, no esperó que fuera en menos de un día. Todo había sucedido tan rápido que le costaba entenderlo.
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