Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1710
Capítulo 1710:
Se rio al escucharla.
“Ve”.
Sin decir palabra, Tania se dirigió adentro del depósito. Connor miró a Javier y asintió antes de seguirla. Adentro, Tania encendió las luces y vio, de inmediato, a la mujer atada a una silla. Cuando la avistó, su expresión se desfiguró y su mirada reflejó odio.
Se apresuró a acercarse y la abofeteó con fuerza en el rostro. El sonido retumbó en el lugar, haciendo eco. Amber estaba medio dormida, pero cuando sintió dolor en el rostro, abrió los ajos y levantó la cabeza.
Al ver el rostro monstruoso cubierto de vendas frente a ella, saltó del miedo y la sorpresa, gritando:
“¿Quién eres tú?”.
“¿Quién soy?”.
Se rio con maldad.
“La persona que más te odia y te quiere muerta”.
“¿Qué?”.
Amber se sorprendió al escucharla. Solo había una persona que la odiaba tanto, suficiente para querer que muriera y no era nadie más que…
“¡Eres Tania!”.
Lo recordaba; cuando estaba camino a la gran mansión con María para celebrar el cumpleaños de Rosa, los hombres de Connor la habían secuestrado.
‘Cierto. Tania está con Connor ahora’.
“Así es, soy Tania. No puedo creer que me reconozcas”.
Al escuchar a Amber, se sorprendió un poco, pero, con rapidez, se recuperó.
No era perjudicial que lo supiera ya que no podría escapar de todas formas; esa vez, debía terminar con su vida. Amber no le respondió, sino que observó su alrededor. Al ver que estaba atada, se sacudió.
“¿Que es este lugar?”.
No les pidió que la soltaran ya que sabía que eso no era posible. Por ende, en lugar de pedirles que la liberaran, era mejor probarlos y descubrir a donde estaba para intentar encontrar una forma de contactar a Jared.
“No debes preocuparte por este lugar. Preocúpate por lo que te sucederá ahora”.
Tania le levantó el mentón mientras la observaba con maldad.
Amber intentó soltarse de su agarre, pero Tania le apretó el mentón con más fuerza, haciendo imposible escapar de su agarre.
De hecho, mientras más luchaba, más la apretaba e incluso le enterraba las uñas en la piel, por lo que Amber lloró de dolor y su expresión se desfiguró de la agonía.
“¡Suéltame! ¿Qué quieres?”. Le gritó.
Tania miró su rostro y gritó: “¿Qué quiero? ¡Quiero matarte! Pero, antes de eso, dejaré que experimentes mucho dolor. ¿Ves mi rostro ahora?”.
“¿Qué quieres decir?”.
Amber la miró.
“¿Qué quiero decir?”.
Tania se rio de forma desquiciada.
“Mi rostro está arruinado y ya no puedo arreglarlo y ¡Es todo tu culpa!”.
“Debes haber enloquecido”, dijo Amber, perdiendo la compostura.
“¿Qué tengo que ver con tu rostro? ¿Yo lo hice?”.
“Así es, fuiste tú”.
De pronto, Tania gritó: “Si no fuera por ti, ya estaría casada con Jared y me habría convertido en la señorita de Familia Farrell. No tendría que haber fingido mi muerte y escapar o haberme hecho cirugía plástica para cambiar mi apariencia. ¿Sabes lo dolorosa que es la cirugía plástica? No lo sabes, ¿No? Cuando estoy recostada en la cama y no puedo dormir por el dolor, me repito que todo esto ha sido tu culpa. ¡Nunca te dejaré salir viva de aquí! Ahora, mi rostro se arruinó por tu culpa. ¿Por qué eres la hija de la Familia García?”.
Apretó la garganta de Amber mientras gritaba:
“¡Debido a que eres la hija biológica de los García, estuve al tanto y me acerqué a ellos, sino, Connor no me habría golpeado y arruinado el rostro! Mi vida está arruinada por tu culpa. ¿Por qué no te mueres ya? ¿Por qué no te ahogó Enrique en ese entonces? Si hubieras muerto, no tendría que haber pasado por todo esto y seguiría siendo la hija de los García y la esposa de Jared; además, mi rostro no estaría desfigurado. Todo es culpa tuya. ¡Tú me hiciste esto!”.
Desquiciada, Tania apretó más su agarre como si quisiera asesinar a Amber en ese momento.
Amber se estaba ahogando por el agarre en su cuello y empalideció. Se sentía demasiado incómoda y comenzó a sentir que las lágrimas caían por su rostro; sin embargo, no le rogó a Tania que la soltara.
¿Cómo podía rogarle a su peor enemiga?
Rogarle a una persona desquiciada solo la haría más arrogante y orgullosa.
“¡Qué estupidez!”.
Abrió la boca y se burló con voz áspera.
“Dices que soy responsable de todo lo que te sucedió, pero si no fuera por mi existencia, mi secuestro o las cartas que intercambiábamos con Jared, tú, Tania García, nunca te habrías convertido en la hija de los García ni tendrías ese nombre. Además, ¿Cómo demonios habrías conocido a Jared? Gracias a mi tuviste una buena vida con padres que se preocupaban por ti, pero no solo no fuiste agradecida, sino que me culpaste por todo”.
En ese momento, el rosto de Tania se desfiguró en uno más horrible ya que no podía aceptar lo que decía. Eso era porque, en su interior, sabía que, si no hubieran secuestrado a Amber, nunca se habría convertido en Tania García.
En cambio, sería una mujer común y corriente que vivía como cualquier persona. Quizá trabajaría ocho horas al día o podría utilizar su bello rostro para enamorar a un hombre rico.
‘Pero ¿Y qué? Esa no es la realidad. Amber fue robada y los García me adoptaron a mí. ¡Soy una persona con suerte! ¿Por qué no puedo seguir disfrutándolo? ¿Por qué debió corregir la situación y contarle a Jared que no era Mara? O ¿Qué mis padres se dieran cuenta de que Amber es su hija verdadera? ¡No es justo!’.
“Debes estar feliz, ¿No? Estás feliz de verme perjudicada, ¿No es cierto?”.
Tania movió la cabeza de Amber hacia adelante, acortando la distancia entre ellas.
“A pesar de que te secuestraron, debías regresar con tus padres. Incluso si te robaste mi identidad como Mara, Jared aun pudo reconocerte por quien eras. ¿Estás feliz de haberme echado de la Familia Farrell y ponerme en esta situación?”.
Amber la miró, enojada.
“Si, tienes razón. Estoy feliz de verte así porque te lo mereces por ser tan malvada”.
“Tú…”.
Tania estaba por explotar, pero de pronto comenzó a reír con histeria.
“Estás por morir y te atreves a provocarme. Ay, Amber. ¿Te olvidaste de que ahora estás en mis manos? Tú eres quien tendrá un mal final, ¿Qué crees que debería hacer? Me quitaste todo, así que no puedo hacértelo fácil. Escuché que estás embarazada…”.
Su mano se deslizo con suavidad hasta la barriga de Amber.
En ese momento, esta abrió grandes los ojos y empalideció mientras gritaba, nerviosa:
“¿Qué harás? Tania, si te atreves a lastimar a mis hijos, me aseguraré de que tengas una muerte dolorosa”.
“¿Me estás amenazando?”.
Tania desdeñó.
“¿Piensas que puedes asustarme? Ahora estás en mis manos, así que tú serás quien tenga una muerte terrible”.
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