Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1675

Capítulo 1675:

“Amber dijo que me dejaría ir para cuidar a mi padre. ¿Por qué no está cumpliendo con lo que prometió?”.

Prefería estar encerrada a que la trataran como un animal.

“Amber dijo que te dejaría ir, pero Jared no. Casi la matas a ella y a su bebé. ¿Pensaste que Jared no haría nada y solo te mantendría encerrada por unos días?”, dijo Timoteo, acomodando sus anteojos.

Tamara abrió la boca; quería refutarlo, pero no encontraba las palabras.

“No te preocupes, no te diseccionaré. Me aseguraré de que sobrevivas. Solo necesito utilizarte como sujeto de experimento por un tiempo y, después, te dejaré ir. No te asesinaré”.

Al escucharlo, Tamara suspiró aliviada, pero, en el próximo segundo, colapsó debido a lo que dijo Timoteo.

“Aunque no te asesinaré, el proceso no será agradable. Espero que puedas soportarlo. Si puedes, volverás en una pieza, pero, si no, quizá no sobrevivas”.

“¿Qué?”.

Tamara estaba pasmada.

‘¿Se atreverá a matarme? ¿No teme que lo descubran?’.

La expresión despectiva de Timoteo fue imposible de disimular.

“Pensé que después de hacerte pasar por Amber con la Familia García, entenderías lo que el poder y la influencia pueden lograr. Además, eres como una gallina. Aunque convivas con las águilas por un tiempo, sigues siendo una gallina; tu conocimiento y perspectivas son limitadas”.

“Usted…”.

Tamara se sonrojó ya que se sentía humillada y enojada; no sabía que decir.

Timoteo continua: “Ya eres una farsante; deshacerse de ti será fácil, no solo para Jared, sino también para mí. Tenemos formas de hacerte desaparecer de este mundo sin dejar rastro. Incluso si alguien se entera de que te asesiné, con mi posición en el mundo de la medicina, no podrán hacerme nada. Después de todo, en comparación conmigo, no eres nadie. Nadie arriesgaría su vida por ti porque todos quieren vivir”.

Tamara no era tonta y pudo entender lo que decía. Debido a eso, sintió más miedo.

‘¿C-cómo terminé en esta situación?’.

Tamara nunca imaginó que a esa clase de personas le importara tan poco las vidas de los demás. Timoteo, por otro lado, estaba satisfecho al extremo por la reacción de ella.

“Así, para mi próximo experimento, será mejor que cooperes si quieres seguir con vida”.

“¡Lo haré! ¡Cooperaré!”.

Tamara asintió con miedo.

Todos le temían a la muerte y ella no era excepción. En ese momento, que había caído en las manos del hombre, no podía hacer más que obedecer y resistir si quería vivir.

“Bien”.

Asintió, satisfecho mientras le inyectaba la aguja en el brazo. Tamara cerró los ojos, adolorida y lloró. Si hubiera sabido que terminaría así un día, nunca habría ido a hablar con Amber.

Como era de esperarse, Amber no estaba enterada de eso. El próximo día llevó a Jared al aeropuerto. Jared no quería que fuera ya que se cansaría de ir y regresar, pero insistió en acompañarlo.

Jared no pudo rehusarse, así que accedió. Se despidieron durante media hora antes de que él abordara un avión privado y desapareciera entre las nubes. Amber se quedó observando mientras el avión desaparecía y solo se fue debido a que María la persuadió.

Todos sabían que Jared viajaría, en especial Cole y Sergio. Cuando se enteraron, fueron de inmediato al hospital a visitar a Amber. No podían entrar cuando Jared estaba cerca ya que se los había prohibido.

En ese momento que se había ido, llegó su oportunidad. Esa fue la razón por la que los dos llegaron al mismo tiempo y se encontraron. Amber miró a Sergio, después, a Cole y no pudo evitar reír. Los dos hombres se miraron con desprecio en ese momento.

“¿Qué haces aquí?”, preguntó Cole, molesto.

Sergio chasqueó la lengua ya que estaba igual de enojado por la apariencia ostentosa de Cole. Moviendo la cabeza, dijo.

“Vine a visitar a Amber. ¿Por qué más estaría aquí?”.

“No eres bienvenido, así que vete rápido”.

Cole tomó el brazo de Sergio e intentó arrastrarlo.

Sin embargo, Sergio no se dejaría echar tan fácilmente. Por lo que, sin importar cuanto lo empujara Cole, se mantuvo sujeto al marco de la puerta. Ninguno podía vencer al otro así que se cansaron; eran como niños pequeños. Amber y María miraron la escena y rieron.

“Señorita Amber, mire a estos dos…”.

María los señaló, llorando de la risa.

Amber sacudió la cabeza con impotencia.

“Siempre son así. Aunque no se encuentran seguido, se pelean cada vez que se ven. Solo déjelos ser”.

Estaba acostumbrada.

“Muy bien; haré un poco de té. Cuando se cansen de pelear, seguro estarán sedientos”, dijo María, sonriendo mientras comenzaba a caminar hacia la cocina.

Amber se rio mientras leía un libro y veía a los dos hombres inmaduros que seguían intentando echarse del lugar. Después de un tiempo, se dieron cuenta de que no podían forzar al otro, así que lo aceptaron.

Entonces se soltaron y caminaron hacia la habitación; resoplando. Después, saludaron a Amber.

“Estoy aquí para verte. ¿Cómo estuviste estos últimos días?”.

Cole colocó un regalo que le había llevado y la saludó.

Sergio también había llevado un regalo que colocó junto a los otros.

“Veo que no estás tan pálida como antes, así que deberías estar mejor de salud”.

“Gracias por preocuparte”.

Amber le respondió, sonriendo.

“Así es, con María cuidándome, mi salud mejoró mucho y no estoy tan adolorida como antes”.

“¡Que bueno!”.

Los dos hombres asintieron, aliviados.

Entonces, María les llevó té recién hecho y algo para comer. Sergio tomó una taza y bebió el té.

“Espléndido, María. Tenía sed”.

“Beba mucho. Recién lo preparé para ustedes”, dijo María, mirando a Amber.

“Señorita Amber, ¿Qué dije recién? No me equivoqué”.

Amber le sonrió y levantó un pulgar. Cole y Sergio las miraron.

“Amb, ¿De qué están hablando? ¿En qué tuvo razón?”.

No entendían. María no tenía intención de ocultárselos ya que no era un secreto; entonces, sonrió y les dijo:

“Decía que, ustedes caballeros tendrían sed después de discutir. ¿No es así?”.

Cole y Sergio quedaron pasmados y sin palabras. Después, Sergio señaló a Cole.

“¡Todo es culpa de este sujeto! Insistió en sacarme. Todos estamos aquí para visitar a Amber ahora que no está su marido, y, aun así, actúa como uno e intentó echarme. Discutí con él, así que ¿Cómo no voy a estar sediento?”.

Cole también respondió sin echarse atrás: “Aunque no soy su esposo, soy su hermano. Como eres ruidoso, no la dejarás descansar. ¿Qué tiene de malo que te quiera echar?”.

“Eres el hermano de Amber, pero yo soy el mejor amigo de Jared. Además tú también eres ruidoso y tampoco la dejarás descansar. Deberías irte. ¿O me equivoco?”, respondió Sergio.

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