Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1670

Capítulo 1670:

Poco después de que Julia se fue, Amber y Jared cenaron. La comida estaba muy condimentada y tenía notas amargas y picantes. Al ver la comida, le brillaron los ojos y no podía parar de salivar.

Después, tomó entusiasmada un tenedor y comió el pescado picante frente a ella. Jared frunció un poco el ceño, preocupado por el picante en la comida.

Sin embargo, María lo notó y le aseguró: “Joven Amo Jared, no se preocupe. Aunque parece picante, le puse muy poco. No está demasiado picante y la Señorita puede comer un poco. Me aseguraré de que no coma de más; así que deje que satisfaga sus antojos”.

Él asintió después de escucharla y comenzó a comer. Después de terminar, los dos salieron del hospital juntos para ver a Tamara.

En un principio, debían ir por la mañana, pero Jared recibió una llamada de Teo diciendo que había un proyecto importante que requería su atención y que debía atender a una reunión; entonces, Amber lo dejó ir al Grupo Farrell primero a ocuparse de la compañía antes de regresar con ella, por lo que ese asuntó fue retrasado.

“Ah, por cierto. ¿Cuántos días lleva encerrada Tamara?”.

Le sonrió al hombre a su lado que la sujetaba.

‘No estoy cerca de estar por dar a luz, así que ¿Por qué me agarra cómo si estuviera por parir?’.

Le había dicho que no lo hiciera, pero él no escuchaba, así que no había nada que pudiera hacer.

“Han pasado cuatro días”, respondió.

Después de escuchar eso, asintió y dijo: “Después de hoy, ya no la tendremos encerrada. No creo que funcione”.

“Muy bien”.

Le prometió Jared.

Por supuesto que haría lo que le decía su esposa; además, había planeado entregársela a Timoteo después de verla ese día.

El hombre había estado pensando en eso por un largo tiempo. Timoteo podía hacerle un daño peor a una persona que él. Sin embargo, Amber no sabía nada de eso y Jared tampoco planeaba contarle.

Pronto, llegaron afuera de la habitación en donde Tamara estaba encerrada. Los guardaespaldas los saludaron y abrieron la puerta. Seguía atada a la cama y solo durante las comidas o para ir al baño le daban un poco de libertad y la desataban.

No obstante, pasaba la mayoría del tiempo atada. Al principio, gritó y lloró con la esperanza de que alguien la escuchara y salvara. Después, se dio cuenta de que no importaba que tan fuerte gritara, nadie iría a rescatarla porque era territorio de Jared.

Entonces, los dos días anteriores, había estado tranquila y pasaba el día mirando al techo. No pensó en cuanto tiempo estaría encerrada ni en cómo lidiarían con ella, ya que solo estaba preocupada por Tadeo en ese momento.

De pronto, la puerta de abrió, por lo que Tamara pensó que sería alguno de los guardaespaldas, pero se giró rápido cuando escucho la voz suave de Jared.

“Ten cuidado”.

Lo observó sujetando a Amber mientras entraban.

Después, se apresuró a rogarle: “Presidente Farrell, estaba equivocada. Por favor, perdóneme, presidente. No volveré a aparecer frente a la Señorita Reyes de nuevo. Solo quiero volver a ver a mi padre. Presidente Farrell, por favor”.

Sin embargo, pareció no escucharla y continuó sujetando a Amber mientras se acercaban. Al final, se detuvieron frente a la cama. El bajó la mirada y la observó con indiferencia.

“¿Dejarte ir? ¿Qué hay sobre el daño que le causaste a mi esposa? ¿Debería olvidarlo?”.

Las pupilas de Tamara se encogieron y miró a la mujer al lado de él.

Entonces, le rogó: “Señorita Reyes, me equivoqué. Ahora sé que estuve mal. No debería haber aparecido ante usted y haber dicho esas cosas. Por favor, perdóneme. Hice todo eso para salvar a su padre biológico. Por favor, perdóneme esta vez, Señorita Reyes. No diré nada después de salvar a mi padre. Volveré a cuidarlo. ¿Puede ser, Señorita Reyes? Por favor, se lo ruego”.

Todo lo que dijo era verdad y se pondría de rodillas si pudiera.

Por otro lado, Amber nunca esperó que Tamara se preocupara tanto por Tadeo y su esposa.

‘Pensé que se hizo pasar por mi debido a la riqueza y posición social de la Familia García, pero puedo ver que en verdad los considera sus padres debido a la forma cariñosa con la que la trataron’.

De pronto, el pensar en eso la hizo sentir confundida e incómoda.

‘Tadeo y su esposa trataron a Tamara con tanta amabilidad porque pensaron que era yo; su amor era para mi’.

“Señorita Reyes”.

Lloró Tamara sin control mientras Amber se perdía en sus pensamientos sin responder.

“Señorita Reyes, por favor. La salud de mi padre es muy mala; debo regresar a su lado y cuidarlo, No sé si podré verlo una vez más. Sé que me hice pasar por usted y que no quiere reconocer a sus padres, pero ¿Por qué no me deja regresar con ellos para cuidarlos?”.

Al escuchar eso, Amber se sorprendió por sus palabras. No quería reconocer a Tadeo y su esposa, pero ella tampoco tenía derecho de impedirle a Tamara cuidarlos.

Después de todo, habían tratado a Tamara bien y los consideraba sus padres. De cierta forma, eran mutuamente beneficios entre ellos.

“Entiendo. Te dejaré ir después”, dijo Amber despacio, mirando hacia abajo.

Después de escuchar a su esposa, Jared frunció un poco el ceño, pero no dijo nada.

Por otro lado, Tamara estaba feliz y le agradeció a Amber varias veces.

“No tienes que agradecerme. Solo te dejaré ir por ellos. Casi pierdo a mi bebé por tu culpa y, si no hubiera sido por ellos, nunca podría haberte dejado en libertad”, dijo Amber, enojada.

Después de todo, no podía perdonar a Tamara por casi hacerle perder a su bebé. Además, Tadeo necesitaba a alguien que lo cuidara. Julia iba todos los días, pero estaba solo en el hospital. Había doctores, enfermeras, cuidadoras, pero no tenía a nadie cercano que se preocupara por él.

Aunque no podía reconocerlos como sus padres, debía aceptar el hecho de que no le quedaba mucho tiempo y que debía vivir sus últimos días en paz. Después de que Tadeo falleciera, todo se acabaría. Ella dejaría ir el rencor entre las familias y viviría una vida feliz sin ese peso.

“Vamos, cariño”.

Amber se giró y tomó el brazo de su esposo.

“¿Nos vamos tan pronto? ¿No quieres preguntarle nada más?”.

Jared levantó una ceja.

“No, vamos”.

Había ido a hacerle unas preguntas a Tamara, pero al ver cuánto se preocupaba por sus padres, no quiso preguntarle más. Estaba bien; si no podía reconocer a sus padres, podía dejar que Tamara fuera a cuidarlos. Era lo único que podía hacer.

Mientras salían de la habitación, Amber se apoyó en el pecho del hombre, que la tomo de la cintura.

Con voz suave, dijo: “¿Qué sucede? ¿Estás cansada?”.

“Mmm… estoy un poco cansada”.

Asintió y cerró los ojos.

Su voz era suave y evasiva y continuó: “Cariño; no quiero caminar”.

Jared rio ya qué disfrutaba de la falsa modestia de su esposa.

La tomó y dijo: “Te llevaré de vuelta”.

“¿Tu brazo está mejor ahora?”, preguntó con los ojos entreabiertos.

El hombre caminó sin hacer mucho esfuerzo con la mujer en sus brazos.

“No te preocupes. Ya está curado. Incluso si no lo estuviera, llevarte no es un problema”.

Estaba sujetando a su esposa. Ella era la mujer a quien más amaba; incluso si su brazo le dolía todavía, estaría dispuesto a hacerlo.

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