Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1668
Capítulo 1668:
Julia se rio avergonzada.
“Tadeo y yo no podíamos quedarnos embarazados al principio, pero estábamos dispuestos a tener un hijo; por eso, consultamos con varios médicos y tomamos muchos suplementos dietéticos para mejor nuestra salud y proceder con la fecundación in vitro. Después de tener a Amb, mi salud empeoró, así que Tadeo buscó consejo de muchos expertos. Así fue como obtuve las recetas”.
“Ya veo”.
María asintió, poniéndose emotiva. No esperaba que tuvieran que pasar por tantos problemas y sacrificios para tener a Amber.
‘Además de eso, son buenos padres’.
“Bueno, por favor, enséñeme si viene otra vez”, dijo.
Julia se alegró al escuchar que María le permitía visitar el hospital, incluso si no podía ver a Amber.
‘Todavía hay una probabilidad de que pueda ver a mi hija si voy’.
“Gracias, muchas gracias, María”.
Apretando el teléfono, expresó su gratitud con entusiasmo.
María sacudió la cabeza.
“No es nada, pero debe recordar que la Señorita Amber y el Joven Amo Jared tienen muchos enemigos. Por favor, tenga cuidado cuando traiga algo. No permita que nadie toque lo que trae para prevenir lastimar a la joven”.
Al escuchar el recordatorio de María, Julia se sorprendió, pero, con rapidez volvió en sí.
“Entiendo. Estaré atenta y no permitiré que nadie le ponga un dedo encima a mi hija”.
“Bien. Me iré ahora. Por favor, llámeme antes de visitarnos la próxima vez”.
Después de decir eso, colgó.
Cuando Julia apoyó el teléfono, Tadeo preguntó: “¿Qué te dijo? ¿Qué es eso de no permitir que le pongan un dedo a Amber encima?”.
Como se trataba de su hija, le respondió con sinceridad. Después de escucharla, su rostro demacrado se tornó más serio.
“Recuerdo que los Farrell tienen un archienemigo, la Familia Salavera de Condado del Oeste. Hace poco se esparció el rumor de que la muerte de Homero Farrell tenía relación con Connor Salavera, la cabeza de la familia. No sabemos si es verdad, pero es muy probable. Connor sigue en Ciudad del Mar y también escuché que Jared se aseguró de bloquear todas las salidas de la ciudad para atraparlo. Ya que no le permite irse, los rumores deben ser verdad”.
“En ese caso, Connor quizá ataque a nuestra hija para vengarse de Jared. ¿Tengo razón?”.
Julia se preocupó.
“Es correcto”.
Tadeo asintió.
“Jared es poderoso, pero Connor está solo aquí. No hay posibilidad de que lo enfrente solo, así que utilizará otros medios para atacarlo. La única posibilidad, hasta ahora, es nuestra hija ya que es la pareja de Jared. No puedo desechar la posibilidad de que la utilice para llegar a él”.
“¿Qué deberíamos hacer entonces?”.
Se puso ansiosa al escucharlo.
“Si María ya me recordó de antemano, Jared debe saber que Connor planea algo. ¿Qué está haciendo? ¿No debería atacar a Connor de inmediato? ¿Por qué permite que un hombre tan temible siga cerca?”
“No es tan simple como piensas”.
Tadeo suspiró.
“Primero, debido a Norberto Farrell, Jared no puede atacar a Connor de manera directa porque le quitará crédito a su abuelo. Segundo, aunque la Familia Salavera no es tan poderosa como los Farrell, no se quedan tan atrás. Si Jared ataca a Connor, la Familia Salavera perderá a su jefe y eso afectará a las compañías que dependen de él. Muchos empleados perderán su trabajo y, aún peor, algunas familias serán destruidas. Los gobernantes no permitirán que algo así suceda”.
Después señaló hacia arriba.
A pesar de que no tenía conocimiento del mundo de las finanzas, Julia era consciente de lo que los gobernantes podían o no aprobar. Por ende, no pudo evitar suspirar.
“Ya veo, pero me molesta que Connor esté aquí”.
“Estoy seguro de que Jared planea algo, así que no te preocupes. Entonces, debemos ser cuidadosos e intentar no causarle problemas a Jared y Amb”.
Le aseguró a su esposa.
“Es la única forma por ahora”.
Asintió.
“De ahora en más, seré más cuidadosa para que aquellos que tienen malas intenciones no puedan lastimar a nuestra hija”.
“Si”, dijo.
“Iré a buscar papel y lápiz para escribir las recetas nutritivas que puedo prepararle a Amb. Podré prepararlas la próxima vez que la visite”.
Mientras decía eso, sintió que su humor mejoraba mientras entraba al estudio.
Al verla feliz, Tadeo sonrió. En los próximos días, Julia fue al Hospital Primer Mundo varias veces. Casi todos los días a las nueve de la mañana; siempre llegaba puntual.
Al principio, no podía subir debido a los guardias, así que María bajaba cada día a saludarla. Después, Amber se sintió mal por María porque debía subir y bajar escaleras, así que dejó que Julia entrara a la habitación.
Mientras tanto, Julia y María preparaban el caldo en la cocina. Por otro lado, ese día se cumplía el tercer mes de embarazo de Amber. Se paro frente al espejo y se levantó la remera para ver como crecía su barriga.
‘Mi barriga sigue igual, a excepción de está más redondeada cerca del ombligo. Si no me concentrara en ver algo, no sería visible’.
Había leído en Internet que muchas mujeres embarazadas tenían una barriga salida al tercer mes, pero la de ella seguía plana. Si no supiera que estaba embarazada por los exámenes clínicos, habría pensado lo contrario.
Mientras pensaba en eso, Julia apareció de repente y le preguntó, preocupada: “¿Qué estás haciendo, Amb?”.
“¿Ah?”.
Amber se giró, confundida.
Después, Julia se apresuró a acercarse y le bajó la remera.
“¿Qué estás haciendo con tu barriga al aire? Podrías resfriarte. Debes ser cuidadosa”.
Mientras murmuraba, le acomodó la ropa a Amber.
Amber se sintió conmovida al ver a Julia, que la regañaba con expresión preocupada.
“Y-yo puedo hacerlo”.
Alejó a Julia con gentileza mientras se arreglaba la ropa.
Julia se sintió un poco decepcionada cuando Amber la alejó, pero le recordó: “Amb, no dejes expuesta tu barriga la próxima vez. Podrías enfermarte. Estás débil y embarazada, si te resfrías, te tomará mucho tiempo recuperarte”.
Amber escuchó lo que decía. En ese momento, María salió de la cocina con una olla.
Al ver a madre e hija paradas frente al espejo, preguntó: “¿Qué sucede?”.
“No es nada, María”.
Amber se levantó la remera y miró su reflejo.
“Me preocupaba que se resfriara, así que la hice bajársela”.
Julia se acercó y colocó una agarradera para María.
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