Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1667
Capítulo 1667:
“No tenemos más opción que esperar entonces. Buscaré más ingredientes para prepararle otro caldo mañana”.
“Bien”.
Tadeo estuvo de acuerdo con ella.
En realidad, podía pedirles a las empleadas que lo hicieran por ella, pero quería escoger los ingredientes por sí misma y cocinarle a su hija. De esa forma, tenía más sentido.
Por ende, Tadeo no se lo impidió. Si no fuera por su mala salud, la acompañaría a hacer las compras y la ayudaría. Entonces, Julia tomó su bolso y salió, pero su teléfono sonó. Se apresuró a regresar.
“Cariño, ¿Crees que sea Amb?”.
No pudo evitar entusiasmarse al pensar en eso.
Tadeo pensó que había pocas posibilidades, pero no quería entristecerla, así que asintió.
“Puede ser. Contesta”.
“Muy bien”.
Asintió, decidida.
Así que se apresuró a tomar el teléfono de su bolso y, cuando vio el número en la pantalla, se sorprendió.
Al verla, él presintió que estaba en lo correcto. En verdad era su hija que llamaba, pero aun así preguntó:
“¿Quién es? ¿Es Amb?”.
Ella movió la cabeza y dijo: “No, es un número local desconocido”.
“Atiende. ¿No dijiste que le diste tu número a la cuidadora? Quizá, ella te está llamando”.
En ese momento, el recordatorio de Tadeo hizo que se alegrara.
‘Tiene razón. Puede ser una llamada de su cuidadora’.
Entonces, volvió a tener esperanza y atendió, deslizando un dedo.
“¿Hola?”.
“Espero no molestarla, Señora García”, dijo María mientras salía del ascensor.
Julia se alegró cuando escuchó su voz. Al ver su expresión, Tadeo se sintió feliz de haber adivinado. Aunque no era una llamada de su hija, era de la cuidadora. Eso podía ser considerado como una llamada de Amber también.
“Por supuesto que no. U-usted es María, ¿No?”, preguntó mientras vacilaba.
Antes de salir del hospital, les preguntó a las enfermeras el nombre de María, pero no estaba segura de que le hubieran dado el nombre correcto.
Por otro lado, María no se sorprendió de que Julia supiera su nombre ya que no era un secreto. Podía haber obtenido la información con facilidad si preguntaba a la gente.
“Así es”. Asintió.
Al escuchar que la había llamado de manera correcta, suspiró aliviada y le pregunto, ansiosa:
“¿Amb le dijo que me llamara?”.
“No”.
María sacudió la cabeza.
“La llamé yo”.
“Ya veo”.
Su mirada reflejó decepción.
María pudo notar el cambio de tono y se rio.
“No se ponga triste, Señora García. Aunque no fue la Señorita Amber quien me pidió que la llamara, no me dijo que no lo hiciera”.
“Eso suena razonable”.
El humor de Julia mejoró de nuevo cuando escuchó eso.
‘Es gracioso cómo cambia mi humor tan rápido’, pensó.
“¿Sucede algo, María? ¿Hay algo… malo con el caldo?”, preguntó como si no quisiera ofenderla.
Después de todo, María era una persona cercana a Amber.
‘Qué pasaría si me prohíbe ver a Amber porque la ofendí? Quizá si la adulo, pueda conseguir información de mi hija’.
Mientras, María notó el tono cauteloso de voz. Suspiró cuando entendió por qué Julia la trataba así. Todos los padres se parecían.
‘Aunque no puedo juzgarlos, al menos sé que tienen buenas intenciones y sentimientos hacia Amber’.
“Bueno, la Señorita Amber bebió el caldo”. Asintió.
Al escuchar que había accedido a beberlo, Julia estaba feliz.
“¿De verdad? ¿En verdad lo bebió?”.
Pensaba que Amber los odiaba tanto que se rehusaría a beberlo, pero, de manera inesperada, lo hizo.
“Sí, la Señorita dijo que le gustó”, respondió María, sonriendo.
“¡Qué espléndido!”.
Julia caminaba de un lado al otro, entusiasmada.
“Amb no se rehusó a beber el caldo que le preparé. ¡Lo bebió! Tadeo, ¿me escuchaste? Amber lo bebió”.
“Lo escuché”.
Tadeo le sonrió. Estaba igual de feliz que ella.
“Por cierto, ¿Amb se sintió mal después de beberlo?”, preguntó Julia de nuevo.
A pesar de que estaba destinado a las mujeres con embarazos complejos, no podía saber si Amber se había sentido mal después de tomarlo. Así que, como era de esperarse, estaba preocupada por eso.
María sacudió la cabeza.
“Puede quedarse tranquila, Señora García. Amber no se sintió mal después de tomarlo. Dijo que sentía la panza tibia. Es por eso que la llame para pedirle la receta. ¿Le importaría enseñármela para que pueda preparársela?”.
“¡Por supuesto!”.
Julia accedió sin dudarlo. Sabía que Amber quizá no bebiera su caldo cada día, así que era mejor darle la receta a María. Después de todo, ella le serviría a su hija su caldo ya que le habría dado la receta.
María comenzó a tener una mejor imagen de Julia después de escuchar que estaba dispuesta a compartir la receta.
“Genial. Puede decirme por el teléfono y lo anotaré”.
Mientras decía eso, comenzó a grabar la llamada con una aplicación.
Después, Julia le explicó el método y los ingredientes del caldo en detalle sin omitir ningún paso. Una vez que María lo grabó, le agradeció.
“Ya lo tengo grabado. Muchas gracias, Señora García”.
Julia movió las manos varias veces.
“No hay problema. Estamos haciendo esto por Amb; además, tengo muchas recetas nutritivas para mujeres embarazadas. Si quiere, puedo enseñarle”.
“¿Qué? ¿Tiene recetas nutritivas?”.
María se sorprendió al escuchar eso.
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