Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1660

Capítulo 1660:

Al final, tomó los cubiertos y comió un poco mientras Julia y Tadeo la observaban. El cuerpo de Julia comenzó a temblar del entusiasmo.

‘Está comiendo. Mi hija… está comiendo la comida que preparé’.

Tadeo estaba eufórico también.

El comportamiento de Amber era prueba de que estaba comenzando a aceptar, de alguna forma, su presencia en su vida.

“¿Qué tal está, Amb?”, preguntó con ansiedad Julia mientras apoyaba los cubiertos.

Amber tragó un bocado de comida y miró en silencio a Julia por unos segundos. En su interior, había emergido un sentimiento indescriptible.

‘¿Es así como sabe la comida materna?’.

En realidad, la comida era normal; no era demasiado buena, pero tampoco era mala; sin embargo, sabia inusualmente espectacular.

La hizo sentir cariño, por lo que quiso llorar. Era la primera vez que experimentaba ese sentimiento; entró en pánico y sintió nostalgia. Todos amaban hablar de cómo la comida de una madre era diferente, pero nunca entendió lo que significaba; en ese momento, al final, tuvo una idea.

“¿Qué sucede, Amb? ¿Es muy mala?”.

Julia entró en pánico cuando vio las lágrimas en los ojos de Amber. Se apresuró a ponerse de pie.

“Si no te gusta, no la comas. Escúpela. No queremos arruinar tu apetito”.

Tadeo estaba fuera de sí y se lamentaba también.

“Es cierto, escúpela”.

Jared permaneció en silencio, ya que podía darse cuenta de que Amber no estaba llorando porque la comida fuera mala, sino porque le habían surgido emociones por esta.

Le acarició la espalda con gentileza y en silencio. Amber lo miró y se forzó a sonreírle para indicarle que estaba bien. Después, se giró hacia Julia y movió la cabeza.

“Está bien. La comida es rica”.

Julia suspiró, aliviada cuando escuchó eso.

“Gracias a Dios. Me asustaste”.

Pensó que la comida era tan desagradable que la salud de Amber se vería perjudicada.

“Come más, entonces. Cocinaré lo que quieras en el futuro”, dijo Julia antes de pasarle más comida a Amber.

Tadeo también, de vez en cuando, colocaba más comida en el plato de Amber.

Quizá era porque ella quería saber cómo se sentía tener padres; no los detuvo ni rechazó. En cambio, de manera educada, colocó comida en sus platos antes de apoyar los cubiertos.

“Estoy llena”.

Amber no quería comer otro bocado. La cantidad de comida que tenía en el plato era suficiente para hacerla estremecerse y perder el conocimiento. No quería saber qué sucedería si continuaba comiendo.

¿De pronto perdonaría todos los crímenes de Julia y Tadeo y los consideraría sus padres? Había soñado con el amor maternal por mucho tiempo; si Julia seguía utilizando esos trucos mentales, no podría ser capaz de aguantar por más tiempo.

La reunión de ese día debía terminar. Ya no podía continuar. Apoyó su teléfono mientras su cuerpo temblaba y se ponía de pie. Jared hizo lo mismo que ella y la rodeó con los brazos.

No había probado ni un bocado de la comida ya que, primero, Julia había preparado ese festín para Amber y él sabía que ella añoraba ese amor maternal; por ende, no quería entrometerse entre ellas y deseaba hacerle saber cómo se sentía tener el amor de una madre, para que no se arrepintiera.

Segundo, no tenía hambre.

“Señor y Señora García, mi esposa está llena y se está haciendo tarde. Deberíamos irnos”, anunció Jared, mirándolos.

Amber mantuvo la cabeza gacha todo el tiempo; no dijo una palabra y su rostro estaba escondido. Tadeo tenía una mejor visión de su rostro que Julia, así que entendió que Amber no se sentía bien.

Asintió y dijo: “Muy bien. Cuídense. Si es posible, llámennos o envíennos un mensaje cuando lleguen a casa para saber que están bien”.

Jared se quedó callado, por lo que no podían saber si había accedido a ese pedido o no. Julia estaba en silencio, mirando a su hija con renuencia.

‘Acaba de llegar. ¿Por qué se va tan pronto?’.

Todavía había comida en la mesa y no la había abrazado todavía.

De pronto, Julia pensó en algo, por lo que apoyó los cubiertos en la mesa y se dirigió hacia Amber. Entonces, los sorprendió, abrazándola. Ella comenzó a luchar por instinto; sin embargo, Julia la abrazó con tanta fuerza que no pudo soltarse.

Jared intentó ayudarla, pero vio que Tadeo lo observaba, rogándole que dejara a Julia abrazarla un poco más.

Jared observó mientras Julia lloraba y abrazaba a Amber, que, de pronto, dejó de luchar y le permitió continuar, confundida. No intentó separar las dos mujeres al final.

Podía darse cuenta de que Amber quería experimentar como se sentía ser abrazada por su madre. Al principio luchó, pero fue porque no estaba acostumbrada.

“Te he extrañado tanto, Amb. Te extrañé tanto, pero tanto”, dijo, de pronto, Julia, con la voz quebrada.

Amber se quedó paralizada y sintió como los sentimientos la sobrepasaban. Julia la soltó y tomó las mejillas de Amber mientras la miraba con lágrimas en los ojos.

“Te amo, Amb. Eres la niña que tu padre y yo finalmente concebimos después del tratamiento. Eres la persona que más amamos. Lamentamos haberte perdido y haberte lastimado tanto. Nos sentimos culpables por eso, pero rogamos que nos perdones. Solo queremos decirte que te hemos extrañado y que te amamos”.

Tadeo no dijo una sola palabra mientras Julia hablaba, pero, por la forma en que miraba a Amber, se entendía que ella hablaba por los dos. Era evidente; todo lo que Julia decía era lo mismo que él quería decir.

Amber se mordió el labio; después, abrió la boca para hablar, pero no pudo pronunciar palabra.

Julia tocó su delgado rostro: “¿Vendrás mañana? Me gustaría mostrarte la Residencia García y tu habitación. Quiero mostrarte los presentes que te dejamos desde hace veinte años. Me gustaría que tus abuelos sepan que estás viva”.

Amber cerró los ojos y respondió con voz ronca: “Lo veremos”.

No era una respuesta afirmativa mi negativa; sin embargo, fue suficiente para que Julia y Tadeo se alegraran. Mientras no fuera un no, eso significaba que había una probabilidad de que accediera a su pedido. No había necesidad de apresurarse; podían tomarse su tiempo.

“Muy bien, no te presionaré. Esperaré tu respuesta”, dijo Julia, asintiendo mientras lloraba de felicidad.

Amber tomó la mano de Jared.

“Vámonos”.

Él gruñó y asintió a Julia y Tadeo antes de salir ron Amber. Julia los siguió todo el tiempo y vio cómo se acercaban al auto.

No podía dejar de saludarlos con la mano, incluso después de que el auto se perdió de vista. Desde el espejo retrovisor, Amber vio eso.

Al final, incapaz de reprimir sus emociones, comenzó a llorar. Su llanto entristeció a Jared, que estacionó el auto al costado de la calle, se desabrochó el cinturón y se acercó para estrecharla entre sus brazos.

“Oh, no llores. Sé que esta situación te hizo sentir confundida, pero no es tu culpa. Ellos son tus padres biológicos; se supone que te aman. Puedes aceptar su amor sin culpa porque te corresponde en primer lugar. No debes sentirte como si hubieras traicionado a los Reyes solo porque aceptas su amor”.

“Lo sé, pero…”.

Enterró la cabeza en su pecho y continuó llorando.

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