Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1661
Capítulo 1661:
Le acarició la espalda con paciencia.
“No te preocupes. No importa lo que suceda, me tienes a mí y a nuestro hijo. Siempre estaremos contigo”.
Sus palabras la tranquilizaron y cerró los ojos. Su salud no era la mejor en primer lugar, y su embarazo le provocaba somnolencia. El silencio y su refrescante perfume hicieron que se quedara dormida.
Jared esperó; cuando no sintió que se movía, la miró y se dio cuenta que estaba dormida. Se rio, le colocó el cinturón de seguridad para que pudiera recostarse y dormir. Después, la cubrió con su chaqueta, puso el auto en marcha y se dirigió al Hospital Primer Mundo.
Timoteo frunció el ceño cuando lo vio caminando con Amber en brazos.
“¿Qué le sucedió?”.
“Se durmió porque estaba exhausta de tanto llorar”, respondió Jared mientras la colocaba con delicadeza en la cama.
Timoteo, descontento, se acomodó los anteojos.
“¿La dejaste llorar conociendo su estado de salud?”.
“¿Qué más podía hacer?”.
Jared la tapó antes de girarse con calma para clavarle la mirada a Timoteo.
“¿Olvidaste con quien se reunía hoy? Todos saben cuánto aman los García a su única hija. ¿Pensaste que Hojita no se sentiría conmovida hasta las lágrimas por ellos?”.
A Timoteo le brillaron los ojos.
“Lo siento. No entiendo mucho el amor parental, pero sé que no puede llorar seguido. Es malo para su cuerpo y para el bebé”.
“Lo sé. Hoy fue una excepción. Lo tendré en cuenta en el futuro”.
Jared se sentó al lado de la cama y miró la piel pálida de Amber con amor.
De pronto, su teléfono sonó. Tenía un mensaje. Cuando lo miró, vio un mensaje de Tadeo preguntando si habían llegado bien a su destino, Jared no planeaba responderle, pero cuando recordó cuanto Tadeo amaba a Amber, escribió con paciencia una respuesta:
“Si”.
Quizá era distante, pero Tadeo se alegró de ver la respuesta.
Sus dedos temblaban mientras respondía: “Cuida mucho a Amb”.
“Lo haría aun si no me lo dijeras”, le respondió a Tadeo con una mano antes de guardar el teléfono.
Timoteo había leído los mensajes.
“Tadeo García se está comportando como un padre en este momento”.
“Ama a Hojita. Sería extraño que no me dijera que la cuidara, ¿Necesitas algo?”, le preguntó sin miramiento.
“Estoy aquí para recordarte que debes hacerte un examen de corazón”, respondió, acomodándose los anteojos.
Jared frunció el ceño. Entonces, recordó que tenía cita ese día.
“Vayamos”.
Al escucharlo, Timoteo se giró en silencio y salió de la habitación.
“Cuídela bien. Volveré pronto”, le dijo Jared a María.
“No se preocupe Joven Amo Jared”.
María asintió.
“Cuidaré a la Señorita Amber”.
Jared gruñó antes de salir de la habitación.
El tiempo pasó rápido; pronto, era la tarde. Jared estaba leyendo un libro junto a la cama cuando escuchó que Amber se movía. Se apresuró a apoyar el libro y se giró justo a tiempo cuando ella abrió los ojos.
“Estás despierta”, le dijo con suavidad.
“Si, lo estoy”.
Le sonrió.
“¿Cuánto tiempo dormí?”.
Se masajeó las sienes y se sentó con su ayuda.
Jared colocó una almohada en su espalda para que pudiera apoyarse con más comodidad antes de servirle un vaso de agua.
“Cinco horas”.
“¿Cinco horas?”.
Estaba por beber un sorbo de agua cuando se quedó paralizada de la sorpresa.
‘Fue una larga siesta’.
Se había quedado dormida cerca de las tres de la tarde. Si había dormido cinco horas, ¿Eso no significaba que eran las ocho de la noche?
‘Ya debe haber atardecido’.
Con el vaso en la mano, se giró despacio para mirar por la ventana.
Como esperaba, estaba oscuro afuera y las luces de la calle brillaban. Él rio.
“Estás embarazada. Es normal que necesites dormir más. Nos sentimos más tranquilos si duermes mucho”.
Eso era lo que los médicos y María habían dicho. Las mujeres embarazadas se cansaban con facilidad y necesitaban dormir más. Sin embargo, no podían dormir con facilidad o bien, y eso significaba que no gozaban de buena salud.
El hecho que Amber pudiera descansar significaba que su salud era mejor que antes. Le devolvió el vaso de agua y él lo colocó en la mesa de luz.
“Debes tener hambre. Haré que la señora María te prepare algo. ¿Qué quieres?”.
“No lo sé”.
Sacudió la cabeza.
“Dile que cocine lo que quiera”.
“Muy bien”.
Acarició su cabello antes de ir a la cocina.
Ella sacó su teléfono y miró si había recibido algún mensaje mientras dormía.
Se dio cuenta de que había recibido algunos mensajes preguntando por su salud por parte de sus amigos cercanos.
La Señora Lyon y Cole habían sido quienes más mensajes le habían enviado, ya que estaban preocupados de que estuviera deprimida.
También las secretarias y asistentes de su trabajo estaban preocupados por su salud también. Leer esos mensajes le dieron ternura. Cuando Jared regresó a la habitación, vio que sonreía.
Se acercó y pregunto: “¿Por qué sonríes?”.
Ella le mostro los mensajes sin dudarlo.
“Todos están preocupados por mí. Tengo tanta suerte de tenerlos”.
“Eso es bueno, pero ¿Es mejor que tenerme a mí?”.
Se tocó el pecho.
“Sí”.
Se rio.
“Eres el mejor. Oh, cierto. ¿No tenías un examen médico hoy? ¿Cómo te fue?”.
Miró su pecho, preocupada.
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