Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1604

Capítulo 1604:

“Estupendo, ahora procederemos con los trámites. Ya le he pedido a Timoteo que se encargue del resto. Después de esto, cuida de tu salud y no te preocupes por nada más. Estoy aquí para ti”.

Hizo una pausa y le besó la frente.

“En realidad, ya pensé en cómo obligarte a aceptar si no estabas de acuerdo. No puedo quedarme mirando cómo te obstinas en despreciar tu vida, pero, por suerte, no me has defraudado”.

Amber se rio entre dientes.

“No me hagas parecer una adicta al trabajo que solo se preocupa por la compañía, pero no por mí y por mi bebé. Todavía sé diferenciar qué es más importante en la vida”.

“Eso está bien”, contestó, acariciándole el cabello.

Justo en ese momento, el ginecólogo de Amber se acercó y le pasó el informe del examen, incluso le dio algunos consejos sobre los puntos que debía tener cuidado y algunas sugerencias.

Una de estas era, tal y como dijo Timoteo, que se hospitalizara para mantener a salvo al bebé, ya que su estado era riesgoso.

Todos le daban el mismo consejo; estaba claro que su estado era crítico, así que se alegró de haber podido aclarar sus dudas y aceptar la hospitalización. De lo contrario, no podía imaginar cómo acabaría.

Aquella noche ingresó a una nueva habitación preparada para embarazadas como ella. Cuando se instaló, Jared también le informó a Rosa y a los demás.

Después de todo, se trataba de un asunto tan importante que no debía ocultárselos y él tampoco podía.

La anciana llamaba a menudo para preguntar cómo estaban, así que se enteró enseguida de su situación en ese momento. En lugar de dejar que se enterara y se enfadara, Jared prefería decírselo directamente.

En cuanto a la gran señora supo que el estado de Amber era serio, quiso visitarla de inmediato en el hospital. Al final, fueron Amber y María quienes la convencieron y consiguieron impedir que fuera.

Ya era tarde y estarían preocupadas si Rosa se trasladaba a su edad. Aunque la anciana no fue, María sí lo hizo e incluso llevó muchos suplementos; visitó a Amber en nombre de Rosa. Al ver lo pálida y delgada que estaba la joven, María se sorprendió.

“Dios mío, ¿Cómo ha adelgazado tanto, Señorita Amber?”.

Sentada en La cama, esta sonrió.

“No se preocupe, Señora María. Es que últimamente tengo muchas náuseas y no puedo comer, por eso he terminado así. Debería mejorar después de algún tiempo”.

A pesar de lo que señaló, no estaba segura de si iba a mejorar o no. Dijo eso solo para consolar a la mujer y para que no se preocupara. Junto a ellas, Jared calentó un vaso de leche y se lo pasó a Amber; luego, le dijo a María:

“Quédate tranquila. Luego de esto, pensaré en la manera de que coma algo para que se reponga rápido”.

La mujer asintió. “Debería mejorar pronto. ¿Qué dijo el médico?”.

Sería más fácil explicárselo a Rosa cuando volviera después. Al saber eso, Jared le contó todo con sinceridad; lo que dijeron los médicos y el estado de Amber de ese momento. Al escucharlo, María suspiró varias veces.

“¿Cómo ha terminado así?”.

“Todo está bien, Señora María. Ya estoy hospitalizada, así que no hay nada más de qué preocuparse y no sucederá nada de eso. Tranquila”.

Amber sonrió, parecía muy relajada, entonces María se dio vuelta hacia ella.

“Señorita Amber, ¿Qué le parece lo siguiente? Después de esto, hablaré con la Gran Señora Farrell y le pediré que me deje cuidarla aquí. ¿Qué opina? El Joven Amo Jared es hombre y no sabe cuidar bien a una mujer embarazada. Me quedaré aquí y cuidaré de usted; de esa manera, todos podemos estar tranquilos”.

A Amber le brillaron los ojos y se sintió tentada por su sugerencia. María había cuidado de la madre de Jared cuando estaba embarazada, así como también de Jorgelina; por lo tanto, sin duda, era una profesional siempre que se trataba de cuidados durante la dulce espera.

Si María cuidara de Amber, una madre primeriza, no estaría tan desorientada. Además, no se sentiría cómoda si tuvieran que contratar a otra cuidadora.

“Pero si usted está aquí, ¿Qué sucederá con la abuela?”.

Esa era la mayor preocupación de Amber.

Rosa no gozaba de una buena salud y necesitaba a alguien a su lado para cuidarla. Como conocía la inquietud de Amber, María estaba a punto de hablar cuando Jared se adelantó y dijo:

“No te preocupes, le pediré a Olivia que cuide de la abuela mientras María se queda aquí para acompañarte, así estoy más tranquilo”.

La mujer asintió con la cabeza.

“Si, Señorita Amber, eso es lo que también pensé. Olivia también está en la mansión. Aunque por lo general solo trabaja en la cocina, solíamos cuidar de la gran señora, pero como es buena cocinera, pidió trabajar en ese sector para cocinar sobre todo para la Gran Señora Farrell. Ella todavía tiene lo que se necesita para cuidarla, sin duda, así que no hay de qué preocuparse”.

Al oír eso de ambos, Amber se sintió más relajada y sonrió.

“Está bien, tendré que molestarla después de esto, Señora María”.

“No hay problema”.

Entretanto se reía, la mujer dijo: “Todos deseamos que usted esté bien y que tenga un parto sin problemas. Muy bien, voy a decirle esto a la Gran Señora Farrell primero”.

“Déjame hacerlo”.

Jared sacó su teléfono.

“Para algo así, es mejor que lo haga yo, que soy el esposo de Amber. Por favor, prepara algo que Hojita pueda comer durante este período, María. Hoy todavía no ha comido mucho”.

Él había preparado mucha comida para ella y había utilizado todo tipo de trucos y métodos para que comiera algo.

Sin embargo, cada vez que comía, se sentía incómoda; así que no había ingerido muchos alimentos hasta ese momento, por no mencionar que había vomitado todo lo que había ingerido.

Le dolía verla así, pero no podía hacer nada. Ambos iban a ser padres por primera vez y como tal no sabían mucho del tema.

Aunque María no fuera y se ofreciera a cuidarla, él había pensado buscar una cuidadora con experiencia para que hiciera el trabajo. Con una profesional cerca, todos podrían dormir mejor por las noches, pero frente a las personas ajenas, Jared prefería tener a María a su lado para cuidarla.

De ese modo, estaba más seguro. Al oír que Amber no había comido mucho, la mujer se inquietó y se apresuró a contestar:

“De acuerdo, enseguida”.

Entonces, comenzó a ocuparse, mientras Jared tomaba asiento junto a Amber. Con delicadeza, la abrazó, marcó el número de Rosa y le contó que María se había quedado para cuidar de su esposa.

Cuando la anciana supo que el estado de Amber era grave, se quedó muy afligida y al enterarse de que querían contar con la ayuda de María, aceptó sin dudarlo e incluso dijo que también quería enviar a Olivia, pero la pareja al final la rechazó, María tenía mucha experiencia; con los dos, ella y Jared, que la visitaría con frecuencia, era más que suficiente para ocuparse de Amber.

¿No sería un desperdicio de talento si Olivia también iba? Además, no habría nadie para cuidar de Rosa si ella se ausentaba, lo que preocuparía a Jared y Amber. En conclusión, una cuidadora en cada lugar era lo mejor.

Tras ver lo decidida que estaba la joven pareja, Rosa solo pudo renunciar a su idea de enviar a Olivia.

“Si necesitan ayuda, deben decírmelo y no me lo oculten”, dijo.

La pareja no la rechazó esa vez y le dio su palabra. Después, la gran señora compartió con Amber mucha información sobre el embarazo y, de ser una persona que no sabía nada, pasó a ser una madre primeriza con un poco de conocimiento.

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