Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1605

Capítulo 1605:

Al mismo tiempo, Jared también se transformó; no solo escuchaba con atención, sino que también preparó un cuaderno y tomaba notas mientras escuchaba a su abuela.

Aunque a Amber le hizo gracia esa visión, sintió ternura, pero no fue lo único que hizo.

Antes de que llegara María, había enviado a Teo a comprar un montón de libros para un padre primerizo y sobre embarazo. Jared hizo eso porque quería prepararse y ser un buen esposo para poder cuidar de Amber durante los meses que durara la dulce espera.

Una vez nacido el bebé, deseaba ser un buen padre para cuidar de su hijo. A decir verdad, no muchos hombres podían hacer eso, ya que había otros que no podían dedicar mucho tiempo en ello desde un principio.

Sin embargo, Jared, siendo un presidente muy ocupado de una compañía; podía dejar de lado tanto trabajo y dedicar tanto tiempo a cuidar de ella y aprender esos asuntos que no estaban relacionados en absoluto con la gestión de una compañía.

Eso realmente conmovía a Amber de una manera indescriptible. Sin saber lo que pensaba, Jared la miró a los ojos, que estaban enrojecidos, y la besó con ternura en la frente.

“¿Tienes hambre?”, le preguntó.

Cuando terminó la llamada, Amber dejó el teléfono y murmuró en voz baja: “Si, un poco”.

Era evidente que tenía hambre; nada era bueno para su apetito. Como sabía que no podía estar sin comer, reprimió las náuseas y el malestar que sentía y se obligó a ingerir algo. Aun así, fue inútil porque vomitó todo lo que comió.

Su estómago seguía vacío y tenía tanta hambre que le daba vueltas la cabeza. Si no hubiera sido por la inyección de vitaminas de antes, ya se habría desmayado.

“Aguanta un poco más. Con la experiencia de María, seguro preparará algo que puedas comer”, dijo Jared con gentileza, abrazándola.

Amber se apoyó en su pecho.

“Creo que sí”.

Si bien no podía comer, tenía que hacerlo; aunque acabara vomitando, tenía que intentarlo. Después de todo, no podía confiar siempre en las inyecciones nutricionales. María era muy ágil, en menos de veinte minutos había preparado una sopa de pollo al limón.

En cuanto abrió el recipiente, Amber sintió un fuerte aroma a limón. Inesperadamente, ese olor no le produjo arcadas, ni tampoco asco.

Antes, todo lo que percibía le resultaba extraño y le producía náuseas, pero ese aroma no; al contrario, la relajaba.

También sintió un poco de curiosidad ante su sorpresa. Cuando quiso preguntar por la razón de ese fenómeno, María se rio entre dientes y explicó antes de que ella lo hiciera:

“En cuanto fui a prepararle la comida, le pregunté a la enfermera que la cuida y me enteré de la situación de su apetito. De inmediato supuse que la comida ácida era más adecuada para usted y podía frenar las náuseas. Entonces, fui a comprar esta sopa de pollo al limón, pero no se puede comparar con las que se hacen en casa. Como el tiempo es limitado ahora, por favor, beba este caldo entretanto. Más tarde, prepararé algunos ingredientes y haré una deliciosa comida casera para usted”.

“Ya veo. Gracias, Señora María”, dijo Amber esbozando una sonrisa mientras demostraba gratitud.

Jared tomó el cuenco, sirvió un poco en la cuchara y sopló con cuidado. Cuando la sopa ya no estaba tan caliente, se la llevó a la boca a Amber.

En presencia de María, la joven se sintió un poco avergonzada, pero sentía incomodidad en su estómago por el hambre y sabía que podía aceptarla porque no le producía náuseas. Entonces, ignoró la vergüenza, abrió la boca y bebió un sorbo. A su lado, María los observaba encantada.

‘Qué bien’, pensó.

‘El Joven Amo Jared ahora sabe cómo cuidar de otra persona y su relación parece muy amorosa’.

“¿Qué tal sabe?”.

Cuando él observó que su esposa no mostraba ninguna molestia después de beber la sopa, relajó el entrecejo que estaba tenso y la preocupación que sentía se disipó.

‘Esto es estupendo. Por fin hay algo que puede comer’.

“El sabor no está mal. Aunque es un poco agrio, es aceptable”, describió, asintiendo.

En realidad, ella era una persona golosa y nunca comía comida ácida porque le desagradaba. Cada vez que comía algo así, sentía de alguna manera el fuerte sabor y no podía aceptarlo en absoluto. En ese momento, no solo lo aceptaba, sino que incluso le gustaba.

“Por cierto, Señora María, ¿Cambia el apetito y los gustos con el embarazo?”, preguntó.

“Antes no comía nada ácido y tampoco podía consumir, pero ahora sí. Es muy extraño”.

Después de preguntar eso, Jared también se dio vuelta hacia María con curiosidad porque quería saber la respuesta. Con respecto a todo lo que no entendía sobre el embarazo, volvería a repasarlo e intentaría averiguarlo; solo así podría cuidarla mejor.

Al notar la curiosidad de Amber y la expresión firme de Jared, María no se mantuvo al margen, sino que les contó todo lo que sabia.

“Si. Durante el embarazo, es cierto que las mujeres luchan contra su yo anterior y el sentido del gusto es uno de los grandes cambios a los que se enfrentan. Muchas mujeres no comen comida sazonada antes, pero de repente les gusta ese tipo de comida durante el embarazo y pueden tolerarlo muy bien. Hay otras que son como tú, a las que no les gustan los alimentos ácidos o agrios, pero les gustan después de quedarse embarazadas. Todo eso es muy común y hay más mujeres que prefieren la comida ácida a la que tiene picante”.

“¿Y eso por qué?”, preguntó Amber, desconcertada.

“Eso se debe a las hormonas de una embarazada, sobre todo en casos como el tuyo, que tienes mayores síntomas de embarazo y no puedes comer nada. Si cambias el sabor a acido, agrio o picante, las náuseas desaparecerán”, contestó María riéndose.

“Ya veo”, asintió aturdida.

Mientras tanto, Jared tomaba nota de todo.

Ese no fue el único punto que anotó, ya que también le hizo otras preguntas detalladas a María, entretanto le daba de comer a Amber. Cuando ella había terminado la mitad de la comida y no quiso más, él apuntó todo de memoria en el cuaderno.

Por la tarde, Teo llevó una gran pila de libros; todo lo que Jared le pidió, temas sobre madres embarazadas y ser padre primerizo. Amber echó un vistazo rápido y calculó que había entre veinte y treinta libros.

‘Son muchos. Me pregunto sí podrá terminarlos en estos pocos meses’, pensó.

El plan de Jared no solo sorprendió a Amber, sino también a María. Sin embargo, ella sintió más alivio cuando la sorpresa se desvaneció.

Como mujer, María se alegraba de que Amber estuviera bien y recibiera de su hombre un cuidado y una preocupación genuina. Desde el fondo de su corazón, se sentía encantada y reconfortada de ver a Jared así.

Las enseñanzas en la Familia Farrell fueron un éxito, incluso después de que Homero se casara con Jorgelina, que era su segunda esposa, ella tuvo que admitir que él no había hecho nada malo a nadie. En la época en que Homero estaba enamorado de Valeria, se dedicaba a ella plenamente.

Sin embargo, la mujer no sentía nada por él e incluso lo animó a buscar el amor en otra parte; Homero al final lo hizo y encontró a Jorgelina. Se enamoro de ella y prefirió que la familia lo castigara antes que renunciar a casarse con ella.

Los hombres de la Familia Farrell podían considerarse leales; al mismo tiempo prestaban más que suficiente atención a sus mujeres. Se podía concluir que la Familia Farrell educaba con éxito a sus hombres.

‘Creo que el Joven Amo Tomás será igual’, pensó María sonriendo.

Luego, salió de la habitación en silencio porque sabía que tenían mucho de qué hablar. Si no había ninguna razón para que una anciana como ella estuviera presente, decidió que se quedaría afuera para no molestarlos.

Al final, los medios de comunicación informaron del embarazo de Amber.

Casualmente, cuando ella estaba en su control de maternidad, la mujer de un trabajador de los medios de comunicación estaba allí por lo mismo, así que se encontró con ella y Jared.

Con su estatus y el hecho de que no ocultaran de forma deliberada sus identidades, la mujer los reconoció, por lo que más tarde fue a casa y se lo contó a su esposo. Después, la noticia del presunto embarazo de Amber se publicó en las redes y provocó un frenesí en Internet.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar