Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1585

Capítulo 1585:

“Muchacho tonto. ¿Cómo te atreves a ocultármelo? ¡Esto es un asunto muy importante!”.

“Pensé que era demasiado para que lo asimiles”, susurró con gentileza mientras tiraba de sus manos.

“Entonces, ¿Por qué me estás contando esto ahora?”, resopló.

Él agitó la cabeza.

“Este es el momento oportuno porque me he recuperado por completo y no tuve inconvenientes con la cirugía. Por eso me siento cómodo contándote ahora; no tengo que preocuparme de que te desmayes o te sientas mal”.

“Tienes una mala opinión de tu abuela”.

Apretó con fuerza su bastón.

“Incluso si me hubieras dicho la verdad antes, no me habría desmayado. No olvides que sobreviví a la guerra”.

“Lo sé”, asintió.

“Sé que eres más fuerte que nadie, abuela, pero no puedo arriesgarme. Si volvemos el tiempo atrás, seguiría optando por ocultártelo y te lo contaría solo cuando todo hubiera terminado”.

“¿Volver el tiempo atrás y sufrir de nuevo?”.

La anciana le dio una palmada.

“Una vez ya es suficiente. ¿Crees que eres una especie de máquina que estará bien después de cambiar un par de piezas?”.

Sus comentarios emocionaron a su nieto y a María, quien se puso de su lado al decir: “Si, Joven Amo Jared, debería abstenerse de decir eso”.

“De acuerdo. Prometo que no lo haré”, respondió.

“En definitiva, tengo un corazón joven y sano ahora. Mientras esté fuera de peligro, puedo vivir una vida sana y por mucho tiempo, así que no te preocupes, abuela”.

“Solo me lo cuentas después de la cirugía. No sirve de nada preocuparse por ti”.

Rosa lo fulminó con la mirada.

“Sé que lo hiciste por amor, pero espero que no vuelvas a hacer lo mismo. Solo tienes que decírmelo; no me hará bien si me lo ocultas. No quiero ser la última persona en enterarme de tu estado. ¿De acuerdo?”.

“Si, abuela. No habrá una próxima vez”, señaló.

Ella suspiró.

“Deseo que mantengas tu promesa. Mira la edad que tengo, mi único anhelo es que estén sanos y salvos”.

“Así será, siempre estaremos seguros y saludables”.

Le tomo las manos con fuerza.

“Aún espero que puedas asistir a nuestra boda”.

Le echó un vistazo a Amber, quien forzó una sonrisa.

“Yo también, abuela”.

Rosa se rio entre dientes y asintió: “Por supuesto que lo haré. No me subestimen. No gozo de una muy buena salud, pero sé que todavía tengo un largo camino por delante. Estoy segura de que podré esperar a que llegue ese día, pero ¿Cuándo celebrarán la boda? El registro ya se llevó a cabo, así que asumo que podemos adelantar la ceremonia”.

“Si, eso es seguro, Luego de que Hojita resuelva su asunto, celebraremos la boda inmediatamente. Tadeo no podrá aguantar mucho más. Apuesto a que no pasara mucho tiempo antes de que nos veas caminar hacia el altar”, aseguró.

“¡Espléndido!”, exclamó Rosa mientras María sonreía con alegría.

Como se habían hecho más sabias con la edad, no había muchos asuntos que lograran hacerlas sonreír.

Habían disfrutado y experimentado todo lo que debían a lo largo de sus vidas, por lo que apenas unas pocas situaciones podían emocionarlas. Lo único que les importaba eran los jóvenes, su matrimonio y la llegada de un bisnieto.

Solo eso podía lograr que ellas sonrieran de oreja a oreja.

“Bien, Jared. ¿No dijiste que tenías buenas noticias para nosotras? Llevo dos días esperándolas. ¿Qué sucede?”, preguntó de repente Rosa.

María también los observo expectante.

La pareja intercambió miradas; luego de ese gesto, Amber respiró profundo y sacó de su bolso un expediente para las mujeres.

Curiosa, Rosa observó el documento; el contenido la sorprendió tanto que volvió a mirarlo y a leerlo.

“M-María, mira esto. ¿Estoy alucinando?”.

Se lo entregó a la empleada, que poco después enloqueció.

“Gran Señora Farrell, ha leído bien. Es el resultado de una prueba de embarazo, ¡Y la Señorita Amber está embarazada!”.

Desvió la mirada hacía ella.

“¿Estoy en lo cierto?”.

“Si. Hace ya dos semanas”, asintió sonriente.

Rosa finalmente recobró los sentidos y se dio unas palmadas en la pierna por la emoción.

“¡Santo cielo! ¡Qué gran noticia!”.

“Lo es, ¿Verdad?”, asintió María.

“No me extraña que lo hayan revelado hoy mismo. Es Año Nuevo, ¡Y estamos esperando un bebé! ¡Es la frutilla del postre! Están llenos de sorpresas, Gran Señora Farrell”.

“Lo sé, lo sé”, Rosa le estrechó las manos a Amber.

“Amber, eres en verdad nuestra heroína”, Jared levantó la ceja.

‘Un momento. ¿Por qué Hojita se lleva todo el crédito? ¿Qué hay de mí? No podría quedarse embarazada sin mí’.

Aun así, no dijo nada, ya que le bastaba con ver a Rosa así de feliz.

“No exagere, abuela. Yo solo…”.

“No”, interrumpió la anciana con seguridad.

“Eres la heroína de nuestra familia. Amber, ¿Sabes que esta es la noticia más feliz del año para mí? Estoy mucho más emocionada que cuando te volviste a casar con Jared”.

La mujer tenía los ojos llenos de lágrimas.

“Pensé que no tendría la oportunidad de darle la bienvenida a tu bebé. Dios es tan generoso. Nunca pensé que alcanzaría a conocer a mi bisnieto antes de fallecer. Estoy muy contenta”.

“Abuela…”.

Amber sintió un nudo en la garganta. Puso la mano de Rosa sobre su vientre.

“Estoy segura de que el bebé está feliz de saber que su bisabuela está celebrando su llegada”.

“¿Te sientes incómoda, Amber?”, preguntó la anciana mientras sonreía.

“Se sufre mucho durante el embarazo. Dinos sí te encuentras mal; no hagas que nos preocupemos, ¿Sí?”.

“Por favor, tranquila, abuela. No les ocultaré nada con respecto al bebé, pero estoy bien. Solo han pasado dos semanas; creo que esos problemas vendrán después de dos meses, así que no se preocupe”.

“Está bien”.

Contestó con calma: “Pero solo han pasado dos semanas. ¿Cómo te has enterado?”.

Lo normal era que la gente descubriera su embarazo al cabo de dos meses; era extraño estar al tanto de la gran noticia cuando habían transcurrido tan pocos días.

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