Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1584

Capítulo 1584:

Por otra parte, se daba cuenta de lo poco que le importaba a Amber elegir el regalo por los diseños; estos eran para jóvenes, no para alguien de su edad, por lo que sería extraño que ella se los pusiera.

A Amber no le agradaba Jorgelina, así que no se esforzó mucho en elegir el obsequio. Aun así, esta se guardó lo que sentía porque nadie se pondría de su parte si expresaba su disgusto. En cambio, la criticarían por quisquillosa.

En ese momento, Amber tenía el control sobre la Familia Farrell y ya nada era igual; por lo tanto, Jorgelina se mostró feliz y sorprendida mientras le agradecía con profusión.

A pesar de conocer a la mujer, a Amber no podía importarle menos exponerla. Ya que había decidido considerarla como a un simple familiar, los regalos no podían faltar en una fiesta tan importante; por ello, lo que pensaba Jorgelina no la afectarían en lo más mínimo.

Después, Amber le entregó un regalo a Teo, así que él se señaló a así mismo, sorprendido.

“¿También hay un obsequio para mí?”.

“Si. Tú eres uno de nosotros, así que deberías tener un presente como todos”.

Le entregó su regalo.

“Él miró a Jared, quien no la detuvo, entonces lo aceptó con alegría”.

“Gracias, Señorita Amber”.

“Un placer”.

Sonrió antes de entregarle el último regalo a Jared.

Él elevó una ceja.

“¿Hay regalo para mí?”.

“Por supuesto. Aunque me olvidara el presente de la Señora Farrell, me acordaría del tuyo”.

Le lanzó una mirada a Jorgelina.

La manera en que se dirigió a esa mujer confirmó su postura de que nunca se llevaría bien con ella. Sin embargo, todos podían entender eso; en definitiva, Jorgelina se había propasado durante seis años, así que no la culpaban por no llamarla “madre”.

Al mismo tiempo, su expresión se ensombreció.

“¿A qué se refiere con eso? Aunque se olvidara de mi regalo, recordaría el de Jared, ¿Eh? ¿Eso significa que no deseaba darme nada desde un primer momento?”.

Sintió una gran frustración en cuestión de segundos. Todos pudieron ver que estaba furiosa, pero nadie la consoló, sino que disfrutaban de sus obsequios.

“¿Por qué no me dijiste?”.

Entre tanto sostenía el regalo perfectamente envuelto, Jared no podía contener su sonrisa. Amber se rio.

“Los presentes son sorpresas y estas deben mantenerse en secreto”.

“¿Qué me compraste?”.

Se quedó mirándola.

Ella movía los dedos de izquierda a derecha.

“Es un secreto. Debes abrirlo tú mismo, pero te aconsejo que lo hagas en la habitación más tarde”.

“De acuerdo”, asintió, prometiéndolo.

Era un regalo de Año Nuevo de su esposa, así que Jared lo abriría en la habitación donde tuviera privacidad. Tomás puso los ojos en blanco al notar la actitud mezquina de su hermano; Rosa y María, en cambio, sacudieron la cabeza, ya que les pareció muy gracioso.

Todos celebraban su armoniosa relación nupcial, pero Jorgelina, irritada, hizo una mueca. Aun así, guardo silencio porque sabía cuál era su lugar en la familia.

Después de que Amber repartiera los regalos, Teo se excusó para no molestar en la reunión familiar, pero fue en vano porque Rosa le pidió que se quedara.

Los Farrell lo acogieron desde que era pequeño porque se había quedado huérfano. Por tanto, ¿Qué gracia tendría que volviera a estar solo en una ocasión tan feliz? Cuantos más, mejor, por eso ella le pidió que se quedara.

A nadie le molestaba que hubiera un acompañante más; por lo tanto, Teo se quedó y Tomás lo sacó a jugar a sorpresas de Navidad.

A pesar de su reticencia, el asistente no pudo oponerse a la insistencia del muchacho, así que aceptó y lo siguió, Jorgelina se excusó y volvió a su habitación debido a su renuencia a compartir el mismo espacio con Amber.

Rosa se alegró de la ausencia de Jorgelina, ya que frunció el ceño ante aquella mirada abatida. Entre tanto agitaba la mano, la anciana le hizo un gesto a esa mujer para que se marchara cuando esta expresó su petición.

Dado que Rosa, María, Jared y Amber eran los únicos en la sala principal, el ánimo en el ambiente mejoró y el lugar se tornó cálido gracias a los calefactores. Sin embargo, Amber sintió escalofríos porque sabía lo que le esperaba.

Rosa miró a Jared y le preguntó en voz baja: “Entonces, ¿No vas a decirnos qué te ocurrió?”.

Él sabía que no podía escapar de esa pregunta. Además, la pareja pretendía sincerarse con la familia, así que el hombre no dudó en responder en cuanto la escucho.

“Abuela, recibí un trasplante de corazón de nuevo”.

Tanto Rosa como María se quedaron pasmadas mientras que a Amber se le aceleró el corazón; ella se mostró culpable y arrepentida.

“¿De nuevo? ¿Por qué?”.

La anciana, que estaba temblando, se acercó a Jared y le tomó con fuerzas las manos.

“La cirugía de hace unos años fue exitosa, ¿No? El médico afirmó que puedes llevar una vida tranquila hasta que envejezcas, así que ¿Por qué?”.

“Si. ¿Qué sucedió, Joven Amo Jared?”, preguntó María, preocupada.

Amber se levantó de su asiento y tenía la intención de admitir su culpa, pero su esposo de repente la hizo volver a sentarse, ya que no quería que dijera nada.

“Abuela, no te conté sobre esto, pero algo falló en mi corazón debido a ese accidente de tránsito”.

“¿Qué?”.

Rosa se quedó estupefacta.

“¿Te refieres al que ocurrió hace unos meses?”.

“Sí”, asintió.

Amber lo miró incrédula.

‘¿Qué quiere decir con eso? ¿Por qué le echa la culpa de todo a ese accidente? Le falló el corazón porque me salvó; ese hecho no está relacionado con esto. ¿Por qué afirma que el accidente es la causa de todo? ¿Es porque no quiere que la abuela me culpe?’.

Se mordió el labio inferior mientras sentía amargura.

Deseaba poder decirle la verdad y asumir la responsabilidad, pero el hombre seguía sujetándola por la pierna. Rosa y María tampoco se percataron de las cuidadosas actitudes de él.

“Eso es imposible”.

La anciana se mostró dubitativa.

“Hice el seguimiento de tu estado todo el tiempo y no oí que tuvieras problemas de corazón”.

“Si, ¡Yo tampoco!”.

Jared bajó la mirada y esbozó apenas una sonrisa.

“Es porque a Teo le preocupaba que no pudieras soportarlo, por eso se los ocultamos. El médico también prometió mantenerlo en secreto. He estaba buscando un corazón compatible y al final encontré uno hace unas semanas. La cirugía fue un éxito”

“¿Es cierto?”.

Rosa se quedó mirándolo para ver si decía la verdad.

El hombre la miró directo a los ojos para darle más credibilidad a sus afirmaciones a través de su mirada genuina. Finalmente, ella le creyó y le dio una palmada en el hombro, un tanto frustrada.

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