Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1586

Capítulo 1586:

Amber sonrió y explico: “En realidad no estaba al tanto, pero yo no me encontraba bien mientras cuidaba a Jared. Él se preocupó y llamó al doctor; no lo habríamos descubierto tan pronto de no ser por aquella revisión”.

“Entiendo, qué suerte; podría haber sido un gran problema si consumías algún alimento o medicamento que no debías”.

“Si, es verdad”.

Amber estaba de acuerdo con Rosa.

“Es probable que el bebé quería que nos enteremos de su existencia y por eso me sentía así de mal”.

“Es un bebé astuto”.

Rosa miró el vientre de Amber mientras se reía.

En ese momento, Jared resopló disgustado.

“Es inteligente. Incluso me priva de mi privilegio como marido”.

Casi al instante, la mirada de Rosa se tornó sombría por su nieto.

“¿Qué ocurre, Jared Farrell? ¿No quieres tener un bebé con Amber?”.

Incluso María lo miró como si le estuviera reprochando al hombre.

‘¿Qué? ¡La abuela es demasiado inestable! ¿Cómo puede pensar que no la merezco justo después de enterarse de la existencia de su bisnieto? Hace un momento estaba tan preocupada por mí. Cielos’.

Impotente, Jared negó con la cabeza.

“No, no me refiero a eso”.

“Pues más vale que no o te despellejaré vivo”, dijo Rosa en tono de amenaza.

Él cerró la boca de inmediato, mientras Amber se reía entre dientes ante la mansa reacción del hombre porque sabía exactamente por qué resoplaba.

‘Este hombre vuelve a estar celoso de su hijo. Apuesto a que tendrá más celos después de que nazca’.

“Amber”.

Rosa de repente tuvo un recuerdo mientras le agarraba la mano con el rostro serio.

“¿No dijiste que te resultaría difícil quedarte embarazada durante estos dos años? Ni siquiera han pasado seis meses. ¿Esto podría afectar tu salud?”.

La mujer estaba en verdad conmovida por la preocupación de Rosa. En la mayoría de las situaciones, la generación de ancianos le daba prioridad al bebé sobre la madre, por lo que era extraño que se preocuparan por la salud de ella.

Mientras el bebé estuviera sano y salvo, la madre no les importaba. El hecho de que Rosa se preocupara por ella la conmovió.

“Tiene un pequeño impacto”.

No quería ocultar la verdad y continuó su explicación mientras sonreía.

“Timoteo dijo que no podía ser capaz de concebir ya que aún no me he recuperado del todo, pero puedo continuar con el embarazo. Un ab%rto me dejaría estéril, pero me he sentido mucho mejor estos últimos meses; aún me queda mucho camino por recorrer, pero puedo quedarme embarazada. Necesitaré más reposo y tengo que visitar a menudo el hospital para asegurarme de que estoy sana. Podré dar a luz sin problemas siempre que no haya grandes complicaciones”.

“Entiendo”, contestó Rosa luego de suspirar.

“Qué alivio”.

“No se preocupe, abuela. Timoteo prometió que velaría por nuestra salud hasta que naciera el bebé”, continuó Amber para tranquilizarla.

“Ese doctor, Timoteo, es un joven de confianza”, dijo Rosa con total honestidad.

“En verdad lo es”.

Amber estaba de acuerdo.

Aunque Jared no soportaba que elogiaran a otro hombre, él era una excepción; no valía la pena discutir por eso.

Luego, Rosa hizo algunas preguntas más para asegurarse de que el embarazo no perjudicaría la salud de Amber; no fue hasta ese entonces que se relajó. Después de eso, Amber por fin supo cómo se sentía que la trataran como una reina.

Las dos mujeres la trataron como a una muñeca en una caja de cristal; la atendieron de manera meticulosa y les preocupaba que sufriera frío, hambre o lo que fuera.

La situación le parecía muy divertida; en efecto, estaba embarazada, pero no era tan frágil. Aun así, Rosa y María fueron muy atentas y, en consecuencia, ella no pudo evitar sentirse conmovida y divertida a la vez.

Llegó la hora de la cena de reencuentro y Rosa aprovechó para anunciar a la familia el embarazo de Amber, lo que provoco las reacciones de Jorgelina y Tomás.

“¿Qué demonios? ¿Está embarazada? Ahora comprendo porque volvieron a casarse”.

Jorgelina hizo una mueca cuando recobró los sentidos. Sin embargo, no estaba desquiciada; a pesar de que no le agradaba ni Amber ni la noticia, no pensaba atacarla.

Era consciente de que nada podía interponerse en el camino de aquella pareja, así que sus asuntos no la molestaban en absoluto. Como mucho, solo se quejaría al respecto en lugar de planear molestarla.

Por otro lado, Tomás estaba muy emocionado mientras no paraba de hablar sobre el hecho de que se iba a convertir en tío. Incluso afirmó que sería el entrenador de básquetbol de su sobrina o sobrino.

En resumen, todos celebraron la gran noticia, excepto Jorgelina. Amber observó su reacción, pero se encogió de hombros y pensó que no permitiría que ella se saliera con la suya si le tendía una trampa.

Después de cenar, la familia se reunió en la sala principal para la cuenta regresiva del Año Nuevo. Tomás, el joven alegre, apenas se quedó cinco minutos antes de salir a jugar con petardos.

La antigua mansión estaba situada en las afueras, sin edificios alrededor, así que no había problema en jugar allí. Una vez más, Tomás arrastró a Teo con él, que al principio decidió mantenerse al margen, pero luego empezó a divertirse a medida que pasaba el tiempo.

Los hombres disfrutaron mucho, a pesar de la diferencia de edad.

Al ver que nadie notaba su presencia, Jorgelina se excusó para volver pronto a su habitación, Jared no podía permanecer mucho tiempo despierto por el reposo constante que necesitaba para recuperarse de la cirugía.

Por lo tanto, Amber lo llevó a la habitación no mucho después de que Jorgelina se marchó. Rosa estaba de acuerdo, no solo por Jared, sino también por la salud de Amber, que necesitaba pasar más tiempo en cama para descansar de manera adecuada; por ese motivo, no era necesario tomarse en serio la cuenta regresiva.

Dada la edad y la salud de Rosa, la somnolencia se apoderó de ella tras permanecer un rato en la sala.

Después de que la pareja entrara a su habitación, pensó que lo mejor para ella sería descansar en lugar de obligarse a permanecer despierta por los dos jóvenes. Con eso, la familia volvió a sus habitaciones mientras Tomás y Teo se divertían como nunca afuera.

Amber empujó a Jared a su habitación, que hasta algunos días solo le pertenecía a él; ya que se habían vuelto a casar, se consideraba su dormitorio.

Ella colgó su abrigo y él se sentó en la cama con el regalo en la mano. El hombre, emocionado, quitó el envoltorio. Había estado deseando abrirlo, pero se contuvo durante el día; como estaban ellos dos solos en la habitación, por fin podía ver el contenido.

Mientras tanto, Amber se limitó a sonreír y se dirigió al baño para ducharse.

Por fin, Jared abrió el paquete, que no contenía un regalo costoso, sino un montón de cartas amarillentas. A primera vista sabía que las había escrito él; eran las que le envió a Amber cuándo eran amigos por correspondencia.

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