Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1572
Capítulo 1572:
En consecuencia, Amber nunca se arrepintió de su decisión de ab%rtar a su primer hijo, pero sentía que estaba en deuda con el bebé. Por esa razón, le mintió a todo el mundo y rezó en la iglesia local por el niño; incluso hacía donaciones a la iglesia todos los meses porque quería compensarlo.
Aunque era supersticioso, hacía todo eso con la esperanza de que su hijo volviera a nacer en una familia buena y en circunstancias mucho mejores.
Nunca había creído en esas ridículas ideas, pero estaba más que dispuesta a hacerlo por el bebé que decidió no dar a luz, porque se lo debía de verdad.
“Entonces, no tienes intención de ab%rtar al niño si estás embarazada esta vez. De hecho, lo llevaras a término. ¿Estoy en lo correcto?”.
Timoteo se acomodó los anteojos.
Amber lo miró como si estuviera haciendo una pregunta estúpida.
“Ya he ab%rtado un hijo y no volveré a hacerlo; es demasiado cruel para mí. Incluso me sentí muy mal al tomar esa decisión la primera vez. Lo más importante es que conozco bien mi cuerpo y sufrió con el ab%rto, así que, si no continúo con este embarazo, estoy segura de que no podré concebir otro el resto de mi vida. Estoy decidida. Si esta vez estoy embarazada, lo traeré al mundo”.
“Entonces, ¿Por qué parecía que querías estar embarazada pero también estabas preocupada por la posibilidad de estarlo?”.
Timoteo estaba desconcertado por su actitud.
Amber bebió un sorbo de agua y contestó con sinceridad: “Estoy preocupada. ¿No dijo que no podía concebir en estos dos años? Si diera a luz ahora, ¿Será un niño sano? Además, he estado en el hospital una y otra vez y he tomado varios medicamentos tras ser rescatada del incendio de la fábrica. Digamos que no estoy segura de que este niño deba nacer. ¿Y si todos esos medicamentos perjudican a mi bebé? ¿No estaría trayendo a mi hijo a este mundo para que sufra? Eso es lo que me preocupa y por eso reaccioné así”.
En realidad, estaba en verdad muy asustada por ello y era suficiente para que se angustiara ante la posibilidad de que hubiera perjudicado al bebé debido a su mala salud.
“Entonces, no tienes de qué preocuparte”, contestó luego de soltar una risita.
“El bebé está bien y no ha sido afectado por todos medicamentos que has recibido”.
“¿En serio?”.
Se emocionó, pero al instante siguiente, abrió los ojos por la sorpresa; parecía que acababa de darse cuenta.
“¿Qué ha dicho? ¿El bebé? Yo… ¿En verdad estoy embarazada?”.
“Sí, así es”.
Amber tenía la mente en blanco. No podía dejar de pensar en esas palabras que le recordaban que se convertiría en madre en el futuro. Cuando Timoteo vio que estaba atónita y que ni siquiera le respondía, empezó a agitar una mano delante del rostro de la mujer.
“Eyy, despierta. Solo estás embarazada. ¿Por qué actúas tan extraño?”.
“Solo estoy sorprendida”.
Parpadeó mientras recobraba los sentidos; luego, se acarició el vientre. Sentía alegría y miedo a la vez.
“¿En verdad estoy embarazada?”.
Aún no podía creer lo que había oído.
“Doctor Laguna”.
Amber tuvo un recuerdo y agarró con desesperación a Timoteo.
“¿No dijo usted que no podía quedarme embarazada en estos dos años? ¿O que existía la posibilidad de que no pudiera embarazarme? Entonces, ¿Qué sucede ahora?”.
Al ver que se agitaba, Timoteo le dio unas palmadas para indicarle que se calmara.
“Sí, eso fue lo que dije, pero es porque tu útero estaba lesionado”, contestó.
“Así que pensé que necesitaría unos dos años para recuperarse. Por eso te sugerí que no te quedaras embarazada en ese tiempo y que existía la posibilidad de que ni siquiera pudieras concebir durante ese periodo. Si tienes un hijo con el útero lesionado, el entorno podría no ser adecuado para la fecundación; sin embargo, hice hincapié en que era una posibilidad; es decir, hay excepciones para cada regla. Es evidente que tú eres una excepción. De hecho, no dudaría en decir que llevas un bebé milagroso”.
‘Bien, mi caso es solo una cuestión de probabilidades’.
Había una pequeña posibilidad de lo imposible y ella tuvo la suerte de que se le concediera esa lejana oportunidad. En resumen, tuvo mucha suerte. Si Amber lo hubiera sabido, habría comprado un billete de lotería.
‘Quizás habría ganado el primer premio?’.
La mujer se tocó el vientre.
“En ese caso, mi hijo… ¿Cómo me he quedado embarazada? Es…”.
Como Timoteo sabía lo que ella quería expresar, disipó sus dudas.
“No, tu útero aún no está del todo recuperado, pero falta poco. Cuando tú recuperación esté bien, podrá soportar tu decisión de quedarte con el niño. Aun así, tengo que advertirte de que un parto seguro requerirá mucho sacrificio de tu parte”.
“¿Qué tengo que hacer?”.
Amber se levantó rápido y lo instó: “Solo dime. Lo aceptaré siempre y cuando esté dentro de mis posibilidades”.
“No es tan serio”.
Timoteo se cruzó de brazos y sonrió.
“Este esfuerzo significa que durante los próximos días tendrás que renunciar a la mayor parte de tu tiempo y libertad para cuidar de ti misma. No puedes trabajar muchas horas, sobre todo durante los tres primeros meses, así que lo mejor sería que permanecieras en reposo. Además, no olvides cumplir con el plan nutricional y el calendario que te indique el médico. Una vez que perseveres durante este período, ya no tendrás que seguir con este plan. Los tres primeros meses de embarazo son los más importantes porque son los más peligrosos, ya que existe un alto riesgo de sufrir un ab%rto. Ante todo, eres más propensa a estos riesgos que cualquier otra mujer”.
“Entonces, ¿Lo único que necesito hacer es permanecer en reposo y seguir la dieta recomendada por el medico?”.
Amber apretó los puños.
“Si eso es todo, puedo hacerlo”.
“Me alegro de oír eso, así que no te preocupes. Ya que decidiste tenerlo, haré todo lo posible para ayudarte. Después de esto, conversaré con los médicos del Departamento de Ginecología y pensaremos un plan de cuidados para el bebé. Darás a luz con éxito”, le prometió.
Ella se sintió conmovida.
“Gracias”.
“No hay problema”.
“Un detalle más. Quiero saber si mi bebé está bien. ¿Los medicamentos que tomé antes pueden afectarlo de alguna manera?, preguntó preocupada, entretanto le agarró de un extremo de la camisa.
“¿Sabes por qué te diagnostican el embarazo ahora y no en aquel entonces?”, le preguntó, levantando un tanto la barbilla.
Ella movió la cabeza.
“No lo sé”.
“Es simple”.
Él se encogió de hombros.
“No estabas embarazada en aquel momento”.
“¿No estaba embarazada?”.
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