Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1571

Capítulo 1571:

Por lo tanto, asintió: “De acuerdo”.

Timoteo salió de la habitación sin siquiera mirar a Jared, que ignoró al doctor y tampoco lo miró. Se quedó mirando fijo a Amber, que caminaba hacia él.

“Me iré. Duerme un poco y no me esperes; volveré pronto”, explica la mujer al hombre mientras permanecía en la cama.

“De acuerdo”, respondió con la cabeza gacha.

“Hasta luego”.

Amber agitó la mano y se marchó con Timoteo, que la llevo a la Unidad de Endoscopia. Otro médico le realizaría una gastroscopia para averiguar si había un problema con su aparato digestivo.

En realidad, Amber no quería someterse a ese procedimiento, pues estaba segura de que sería una experiencia incómoda; sin embargo, para asegurarse de que el hombre dejara de sentirse ansioso, no podía hacer más que soportar el estudio médico.

Antes de que el doctor pudiera examinarla, la enfermera que le había tomado la presión arterial a Amber se acercó al doctor y le susurró. El profesional parecía asombrado; dejó de inmediato los instrumentos que tenía en las manos y se marchó con la enfermera.

Mientras estaba acostada en la camilla, Amber observó al doctor y a la enfermera marcharse con una sensación de inquietud.

‘¿Qué acurre? ¿Tengo cáncer o una enfermedad grave? Un momento, aún no ha empezado el estudio. La enfermera solo me ha tomado la presión arterial. ¿Se puede saber hoy en día si un paciente tiene cáncer tan solo con eso?’.

Desde luego, no creía que fuera cierto, pero aun así no podía evitar preocuparse.

Pronto, el médico y la enfermera regresaron a la habitación, seguidos de cerca por Timoteo. Observó el resultado de la tensión arterial y miró a Amber antes de pedirle a la enfermera que la ayudara a bajar de la camilla.

“¿Qué me sucede?”, preguntó Amber en cuanto se puso de pie.

“Vámonos; no deberías estar aquí. Te llevaré al departamento donde te harán el control correcto”.

“¿Qué?”.

Amber se quedó perpleja. Antes de que pudiera decir más, Timoteo había salido de la habitación; al no tener alternativa, lo siguió. En poco tiempo, el Doctor Laguna la llevó a donde se suponía que debía estar, que era el departamento de obstetricia y ginecología. Amber abrió los ojos incrédula.

“¿Qué sucede? ¿Por qué me ha traído aquí?”.

“Es probable que estés embarazada, así que tenemos que hacerte una prueba para averiguarlo”, explicó Timoteo mientras la observaba.

Amber se quedó boquiabierta y su mente se quedó en blanco en un instante.

Pronto, recobró los sentidos y tragó saliva; aún conmocionada, dijo: “¿Q-quiere decir que estoy embarazada?”.

Timoteo no le dio una respuesta certera.

“Es solo una posibilidad, pero es muy probable. Entremos. Lo averiguaremos después de examinarte”, dijo y entró primero a la habitación.

La mujer se quedó parada en el sitio mientras se tocaba el vientre y el corazón le latía a toda velocidad.

‘¿Es probable que este embarazada?’.

Abrió la boca para intentar hablar, pero no logró decir ni una palabra. En ese momento, era incapaz de describir lo que sentía. No obstante, no se oponía a la idea de estar embarazada, ya que había aceptado al padre del niño; por lo tanto, estaba de acuerdo con el embarazo y estaba un poco emocionada por la noticia.

Dicho eso, no podía celebrarlo todavía, pues aún era incierto. Si resultaba que no estaba embarazada, su alegría sería en vano. Miró el cartel y respiró profundo; luego, apretó los puños y entró a la habitación.

‘Me harán un examen para saber si estoy embarazada. Tendré que esperar los resultados antes de poder pensar en otro asunto’.

Después del examen, esperó en la sala durante una hora. Durante ese tiempo, estaba tan ansiosa que le temblaban las extremidades; no podía evitarlo, pues estaba nerviosa por conocer los resultados y no conseguía calmarse. En ese momento, alguien abrió la puerta con fuerza.

Amber se levantó instintivamente y miró fijo a Timoteo que entraba con el documento. Incluso podía oír su respiración mientras entrelazaba las manos con ansiedad.

“¿Y-ya está el resultado?”, preguntó luego de un instante.

Tal comportamiento demostraba que estaba en verdad muy alterada.

Timoteo la miró y asintió.

“Si, léelos”.

Luego, le entregó el documento.

Cuando ella extendió el brazo para agarrarlo, se dio cuenta de que estaba temblando y que no tenía el valor para leerlo. Le aterraba la idea de ver un resultado positivo, pero también temía que fuera negativo.

Semejante dilema la angustiaba y la hacía sentir incómoda. Timoteo levanto una ceja al notar la indecisión de Amber, que continuaba sin leer el documento.

“¿No vas a abrirlo?”.

“Tengo miedo”, respondió con los ojos enrojecidos; estaba a punto de llorar.

Casi comienza a reírse al escucharla, así que le quitó el documento.

“Ya que eres cobarde, déjame hacer los honores por ti”.

“¿No es usted mi doctor? Debería haber visto el resultado antes, así que ¿Por qué no me lo cuenta? ¿Por qué tenemos que leer este documento?”.

Amber se frotó las menillas por la frustración.

“Es cierto”, respondió con indiferencia y continuó:

“Pero es una pena que tú misma no hayas leído el resultado. Así que, aunque estoy al tanto de lo que dice aquí, no es lo mismo. De todos modos, ahora te guiaré a través del proceso. Muy bien, siéntate”.

Ella asintió y se sentó; sin embargo, él no hizo lo mismo. Se paró frente a ella y abrió el documento. Amber no dejó de mirarlo y observaba la expresión del doctor; por desgracia, se mantenía inexpresivo por lo que no podía descifrar lo que ocurría por mucho que lo observara.

Eso la decepcionó un poco. Después de tomar el informe del examen, pasó inmediatamente a la última página y la miró; no obstante, no le informó de inmediato a Amber.

“Antes de decirte el resultado, necesito saber qué piensas del embarazo”.

“¿Qué opino?”.

Amber estaba perpleja.

“Sí, porque el embarazo es muy importante. Necesito saber si estas preparada y dispuesta a tener un hijo con Jared”.

“Nunca he pensado en ello. ¿No mencionó que debería evitar durante los próximos dos años? Incluso he pensado en la posibilidad de ser infértil. Maldición, ni una sola vez me he planteado que podría a quedarme embarazada en estos dos años”, respondió con sinceridad mientras se frotaba la sien una vez más y el asintió.

“Eso tiene sentido. Ahora, míralo desde otro punto de vista. ¿Estarías dispuesta a dar a luz a un niño para él, entonces?”.

“¿Usted qué cree?”, respondió sonriendo.

“Como ya lo he aceptado, por supuesto que estoy dispuesta a darle un hijo; ahora la situación es distinta. En mi embarazo anterior, no sabía que el padre era Jared, y, aunque lo supiera, nunca habría elegido quedarme con el niño porque ya me había divorciado de él. Estaba tan en contra de él que ni siquiera contemplaba esa posibilidad; por eso opté por ab%rtar. Aunque estuviera al tanto de lo que había ocurrido o; aunque Jeremy no me hubiera envenenado, tomaría la misma decisión; no habría conservado al niño porque nunca pensé que me reconciliaría con Jared”.

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