Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1558
Capítulo 1558:
“De acuerdo, entonces. Quédate aquí con Jared. A juzgar por tu carácter y el de Jared, me temo que no te resultara fácil dejarlo, así como así. No te obligaré a irte a descansar, pero espero que obedezcas a las enfermeras cuando te digan que te vayas”.
Con eso, Timoteo camino junto a ella y se fue del hospital
Amber lo vio marcharse y se aseguró de que entrara en el ascensor antes de apartar la mirada y tomar asiento en la silla que había fuera de la habitación, que no estaba allí originalmente, ya que el hospital prohibía a las visitas quedarse a pasar la noche o incluso vigilar al paciente afuera de la unidad de terapia intensiva; sin embargo, Amber y Jared eran casos especiales.
Además, Jared disponía de todo ese piso y él no soportaba separarse de Amber, así que el hospital se lo permitió a pesar de las normas. Incluso colocaron una silla afuera para Amber.
La mujer se sentó en silencio y se encorvó un poco mientras observaba al hombre acostado; estaba dormido y el ambiente era muy tranquilo, así que ella no se cansaba de mirarlo.
No fue hasta dos horas más tarde cuando la enfermera se acercó a ella y le recordó que era hora de irse; solo entonces aparto la mirada y regresó a su habitación.
Al día siguiente, cuando Amber fue de nuevo a la habitación de él, el hombre estaba molesto porque incluso después de esperarla mucho tiempo, no regresó.
Además, Timoteo pasó por allí antes de que ella fuera, lo que hizo que Jared se enfadara aún más. Por eso, cuando ella entró, él le dio la espalda y la ignoró. Al ver el comportamiento infantil del hombre, Amber se molestó, pero también le causaba gracia.
“Jared, ¿De verdad vas a ignorarme?”, preguntó luego de sentarse al lado de la cama.
El hombre permaneció impasible y no la miro. Ella negó con la cabeza, impotente, y luego se puso seria para fingir que estaba disgustada.
“Jared, ¿Cómo puedes estar molesto conmigo? ¿Acaso no he regresado un poco más tarde? ¿No te dije cuando me fui que no estaba segura de cuánto tardaría en volver? Deberías haberte ido a dormir cuando te lo dije. Aunque lo hicieras, me quedaría afuera un rato para acompañarte, pero ¿Qué hiciste en vez de eso? Me ignoraste y no me tomaste en serio en absoluto. Me esperaste con los ojos abiertos y acabaste sacrificando tu salud”.
Jared no esperaba que Amber se molestara tanto de repente y se desahogara con él. Se quedó atónito y se volteó para mirarla aturdido.
No obstante, ella no tenía intención de dejarlo salirse con la suya así sin más; iba a aprovechar la ocasión para tener una buena conversación con él y que corrigiera su manera de actuar.
“¿Sabes cuál es tu verdadera situación en este momento? Eres un paciente que no puede moverse. Si lo haces, tu estado cardiaco podría empeorar después de la cirugía, ¿De acuerdo? Lo que tienes que hacer ahora es escuchar los consejos del doctor, descansar bien y cuidar tu cuerpo. Debes intentar curarte cuanto antes y volver a estar sano, pero ¿Has obedecido a los doctores? No. ¡E incluso me ignoraste a mí! Te dije que iba a hacerme una revisión ocular y te dije que descansaras cuando debías, pero te negaste e insististe en esperarme. Cuando te ocurre algo malo, no eres el único que sufre; también asustas a los que se preocupan por ti. ¿No crees que estás siendo demasiado egoísta?”.
Jared intentó hablar, pero Amber no se lo permitió y continuó: “¿Sabes lo preocupada que estaba cuando vi a Timoteo en tu habitación cuando regresé ayer? Casi me muero del susto. ¿Crees que no estoy disgustada? Aún no he arreglado ese asunto contigo, pero te adelantaste y te enfadaste. Si, regresé tarde y Timoteo llegó antes que yo, pero ¿Por qué no me preguntaste por qué se me hizo tarde? ¿Y qué ha sucedido? Lo único que haces es enojarte conmigo. Cuando trato de explicarte, muestras aún más tu enfado. Jared, no esperes que tolere tu mal humor solo porque eres un paciente. Ahora mismo estoy furiosa”.
Tenía las manos en las caderas, el rostro sonrojado y estaba evidentemente exasperada con el maldito. Jared ya podía mover las manos porque le pidió a Timoteo que no le inyectara más lidocaína, a lo que el médico accedió. No tenía permitido levantarse de la cama, pero sí lo dejó mover las manos y los pies con cuidado.
Al ver lo enfurecida que estaba Amber, Jared también se preocupó y asustó un poco. Después de todo, nunca la había visto tan molesta desde que volvieron a estar juntos, en especial con él.
Después de recibir esa espantosa reprimenda de ella, ya no estaba enfadado.
Además, tenía que preocuparse por si ella lo ignoraba después de eso. Jared ya se había olvidado de su enfado y solo quería convencer a la mujer y hacerla feliz; si ella decidía marcharse por un arrebato de ira, entonces él perdería esos diez pobres minutos que tenía para conversar con ella cada día. De tan solo pensar en ello, quería llorar.
El hombre tiró con suavidad la manga de Amber, que bajó la mirada y grito: “¿Qué haces?”.
Jared parpadeo y frunció los labios delgados para hacer una mueca.
“Me equivoqué hace un momento, Por favor, no te enfades”.
Al verlo compadecerse y disculparse con cautela, Amber estuvo a punto de comenzar a reírse; sin embargo, para hacerlo sufrir esa vez y darle una buena lección, no se rio y lo miró de manera apática luego de correr el brazo para evitar que él la tocara.
“No me toques. ¿De verdad crees que no tengo carácter?”.
Él se miró la mano vacía sobresaltado y volvió a agarrarle la manga. Amber sabía que él haría eso, así que después de mover el brazo, volvió a ponerlo en la misma posición que antes para que él pudiera volver a tirar de él sin moverse demasiado.
“Todo es culpa mía. En verdad lo es, así que por favor no te enfades, ¿Sí? Juro no volver a hacerlo”.
Jared tiró de la manga de Amber, pero los dedos continuaron deslizándose hacia abajo hasta que le tomó la mano y la mujer lo miró.
“¿Por fin te das cuenta de que tienes la culpa?”.
“Si”, asintió.
“¿En serio?”.
“De verdad”.
Jared actuó como un niño obediente que respondía a todas las preguntas. Sin embargo, la expresión de Amber no cambió mientras lo miraba con indiferencia.
“Dime entonces qué has hecho mal”.
“No debería estar enfadado contigo. Debería haberte escuchado y haber cuidado mi salud”, contestó.
Después de decir eso, Amber por fin se calmó.
“Así que sí sabes cual fue tu error”.
“Si continuara sin entender lo que hice mal después de todo lo que me dijiste, podrías ignorarme para siempre”, murmuró el hombre.
“Es bueno que seas consciente de ello”, respondió sonriendo.
“Tienes razón; si contestabas mal, iba a ignorarte durante un tiempo para que te dieras cuenta de que no puedes hacer todo a tu manera todo el maldito tiempo. ¿Entiendes?”.
“Si”, respondió Jared.
Amber le apretó la mano con fuerza y cambió la expresión. Luego, se llevó la mano al rostro.
“No te enfades después de que te haya regañado, ¿Sí? Solo intento que te des cuenta de lo importante que es que cuides tu salud”.
“Lo sé”.
Jared movió un poco los dedos para acariciarla.
“Siento haberte preocupado anoche”.
“Ahora que sabes lo asustada que estoy, espero que no vuelvas a hacerlo. Sé que te sientes inseguro, pero no pienses demasiado. Siempre estaré a tu lado y, si no lo estoy, es porque ocurrió alguna situación o porque llegaré más tarde. Prometo no dejarte nunca”.
Ella lo miró; tenía una expresión que demostraba sinceridad.
“De acuerdo”, asintió en voz baja.
“Todo está bien, entonces”, expresó sonriente.
“A partir de ahora, debes tomarte en serio tu salud, ya que no podré estar siempre aquí contigo porque que tengo otros asuntos que resolver y acabaré preocupándome por ti todo el tiempo. No querrás que me sienta así, ¿Verdad?”.
Jared negó con la cabeza. Por supuesto que no quería que ella se sintiera de esa manera. ¡Al verlo, Amber se inclinó y le dio un beso en la frente!
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