Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1557
Capítulo 1557:
Al llegar a la habitación, Amber se dio cuenta de que había alguien adentro; era Timoteo, con una bata blanca. Al verlo, primero se sorprendió, pero pronto se puso nerviosa.
“Creía que ya se había retirado”.
Después de su examen ocular, le dijo que se iba a casa y, en ese momento, se quitó la bata blanca, marcó su salida y salió de la oficina.
‘¿Por qué regreso? ¿Y qué estaba haciendo en la habitación de Jared? ¿Acaso había algún problema con él?’.
Al pensar en eso, la mujer se asustó. De inmediato, apoyó las manos en el cristal y frunció el ceño mientras miraba preocupada hacia el interior.
Jared seguía tumbado en la cama con los ojos cerrados mientras que Timoteo estaba de pie junto a él; abrió la carpeta con la historia clínica, miró a Jared y escribió. Tras hacerlo varias veces, cerró la carpeta y guardó su bolígrafo antes de mirar en dirección a Amber.
Al ver que el doctor la observaba, Amber se apresuró a preguntarle por la situación de Jared, pero él no pudo oírla, así que salió y le preguntó: “¿Dónde has estado?”.
No le respondió; solo le agarró del brazo por la ansiedad.
“¿Qué le ocurre a Jared, Doctor Laguna? ¿Por qué no se ha ido? ¿Ha regresado porque le sucedió algo? ¿Es el único que puede estabilizarlo?”.
Al ver lo alterada que estaba, Timoteo sacó el brazo y contestó despreocupadamente: “No te preocupes; no le sucede nada. Solo quería esperar a que volvieras, así que se negó a dormir, lo que provocó un aumento en su ritmo cardiaco. Soy su doctor y aún no he salido del hospital, así que alguien me llamó. Acabo de inyectarle un sedante para que pueda dormirse. Su ritmo cardíaco también ha vuelto a la normalidad, así que no te preocupes”.
Al oír que Jared estaba bien, Amber suspiró aliviada.
“Me quedo tranquila; me asusté mucho”.
La mujer se dio unas palmadas en el pecho mientras murmuraba para sí misma.
Después de eso, de repente se molestó.
“¿Por qué me estaba esperando? Le dije que iba a hacerme una revisión ocular y que volvería para acompañarlo. ¿Por qué no me obedece? Este hombre me está volviendo loca”.
Su comportamiento no solo preocupaba a los demás, sino que también demostraba lo irresponsable que era con su propia vida.
“Dijo que no esperaba que tu examen durara tanto. Tenía miedo de que te aburrieras si lo veías dormido cuando volvieras, así que intentó mantenerse consciente”, explicó Timoteo con sinceridad.
“¿Por qué le preocupa que me aburra?”, dijo mientras apretaba las manos.
Solo quiero que se cuide. De este modo, solo logra que me preocupe aún más; en verdad me estoy molestando”, expresó la mujer a modo de queja con el ceño fruncido.
“Según mis estudios previos de psicología, Jared muestra los síntomas de un típico paciente inseguro”, explico el Doctor Laguna luego de acomodarse los anteojos.
“Más que preocuparle que te aburras, es probable que lo que en realidad teme es que te olvides de él y no vuelvas”.
“¿Eh?”.
Amber estaba sorprendida.
“¿Por qué piensa eso?”.
“Es normal”.
Timoteo se encogió de hombros.
“Este tipo de pensamientos suele ocurrirle a la gente que está al borde de la muerte o que ha sobrevivido a una catástrofe; Jared es uno de ellos. Desde que estuvo a punto de perder la vida, pero consiguió salvarse, está desesperado por recibir atención y preocupación por parte de la gente que él quiere. Es porque tiene miedo de perderlos de repente, pero su estado mejorará a medida que se recupere. No te preocupes”.
Cuando Amber escucho su explicación, se disipó al instante la rabia que sentía. Al principio, le molestó que aquel hombre no se comportara y no se preocupara por su salud. ¿Quería que todos se preocuparan por él? Sin embargo, ella ya no pensaba así.
Ante los demás, era una persona insegura y dependiente de los demás, pero, aun así, la priorizaba a ella sobre su salud y su vida.
‘Me está volviendo loca’.
“Entiendo”, respondió mientras sonreía avergonzada.
“Gracias por la aclaración y gracias por controlarlo incluso cuando ya ha terminado su día. Siento mucho que tenga que cuidarnos incluso fuera de su horario de trabajo”.
Se inclinó ante Timoteo avergonzada. De hecho, ella solo salvó al doctor una vez sacándolo del agua cuando ambos eran jóvenes, pero él le salvó la vida a Amber y a Jared en reiteradas ocasiones.
Por ende, ya le había devuelto el favor que le debía de cuando eran niños; en ese momento, era su turno de reconocer su amabilidad.
“No te preocupes”.
Timoteo metió las manos en los bolsillos de su bata blanca.
“En cuanto a eso, ¿No salimos juntos de mi oficina? ¿Por qué has tardado tanto en venir a verlo? Incluso salí por la puerta del hospital y di media vuelta para darle un sedante. ¿Dónde has estado?”.
Amber fue honesta y le contó que se había encontrado con Julia al salir de la habitación. Timoteo levanto la barbilla.
“Tadeo no podrá vivir mucho tiempo más. Es probable que solo le queden unos dos meses y su esposa se queja todos los días en el Departamento de Nefrología, suplicando que alguien salve a Tadeo. Incluso vino a verme, pero no la atendí. El Doctor de Nefrología le explicó en detalle que no hay cura para Tadeo y que, aunque encontraran el riñón adecuado, su estado no lo ayudaría a soportar la cirugía hasta el final, por lo que correría el riesgo de morir en el quirófano. Quiso convencer a Julia para que se llevara a Tadeo a casa, ya que no tenía sentido que se quedara en el hospital, pero ella se negó a hacerlo y se dedica a llorar desconsolada todos los días. Tiene sentido que te topes con ella ya que saliste del Departamento de Oftalmología”.
“Si, me enteré por los médicos de allí”, respondió la mujer.
“La Señora García insiste en no realizar los trámites de alta de Tadeo y en su lugar llora en la habitación todos los días. Parece que aún no ha perdido la esperanza”.
“¿Crees que se daría por vencida? Una vez que Tadeo muera, los García se derrumbarán y la Compañía Trident se dividirá entre los accionistas. ¿Cómo podrían una viuda y su hija ir en contra de los ancianos astutos de la industria? Las derrotarán de inmediato. La Señora García intenta salvar a Tadeo no solo porque son marido y mujer, sino también para asegurar su futuro”, explicó Timoteo con indiferencia.
Como había estudiado psicología, sabía lo que Julia planeaba.
“Si no tienes ningún asunto importante, procura no visitar ese departamento. Verlos solo empeorará tu humor”, ordeno Timoteo mientras le brillaba el armazón de sus anteojos por la luz.
Recordó que Jared le había dicho una vez que Amber era la verdadera Tania García, la hija de Tadeo y su esposa.
Los lazos sanguíneos eran interesantes; aunque los hijos estuvieran separados de sus padres y no se reconocieran, el universo parecía crear oportunidades para que se encontraran. Una vez que lo hacían, se sentían subconscientemente atraídos por la otra parte, permitían que surgiera una idea y empezaban a preguntarse si estaban emparentados.
Por eso, él creía que no era una buena idea que Amber se encontrara con ellos a menudo porque podrían surgirle emociones extrañas que la guiarían a descubrir su verdadera identidad.
Jared tenía razón cuando afirmaba que ella y los García no estaban destinados a convertirse en una familia. Por lo tanto, era mejor para ambas partes no estar al tanto de su relación desde el principio; el secreto debía quedar enterrado para la eternidad.
Amber no sabía en qué estaba pensando Timoteo, pero cuando oyó cómo los describía como desdichados, se sintió divertida.
“Si. Hoy me los he encontrado por casualidad, pero no los buscare. Puede quedarse tranquilo”.
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