Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1552
Capítulo 1552:
Ben sintió que su preocupación desapareció al escucharlo.
“Eso es bueno”, respondió.
“El Doctor Lansdale le aplicó una inyección de lidocaína para evitar que se despertara sobresaltado y agravara los puntos”.
Jared pensó en su herida después de escucharlo.
“Elías dijo que mataste al donante sin que te lo pidieran. ¿Es verdad?”, preguntó con los ojos entrecerrados.
Ben bajó la cabeza y explicó lo que hizo: “Sí, es verdad. Lo siento, Presidente Farrell. Me disculpo por hacer esto a mi manera y dejar de lado la ética, pero en verdad no tenía otra opción. Usted estaba muy grave y, si no recibía un trasplante de corazón en cuestión de días, podría… Por lo tanto, no tuve más remedio que acabar con la vida del donante y obtener su corazón. Presidente Farrell, estoy seguro de que no desea morir y dejar a la Anciana Señora Farrell y la Señorita Reed lamentando su muerte, ¿Verdad? La Anciana Señora Farrell ya es bastante mayor y es probable que lo siga al más allá en cuanto usted fallezca si se entera de que vivió más que su nieto. Además, ¿Qué hay de la Señorita Reed? Siempre ha creído que fue la causa de todo lo que le sucedió a usted. Sin duda, sentirá que es la causa de su muerte en el instante que suelte su último aliento. La culpa la abrumará y podría caber la posibilidad de que no pueda soportarlo y también escoja seguirlo al más allá. De todos modos, usted no podrá ver ninguna de estas situaciones que mencioné, ¿Verdad? Esos son los motivos detrás de mis actos. A pesar de que me arrepiento de haber acabado con la vida de alguien de forma prematura, no me arrepiento de haberlo salvado”.
Jared lo miró fijo durante bastante tiempo, hasta que, al final, suspiró.
“¿La Pequeña Maple sabe sobre esto?”.
Ben negó con la cabeza frenéticamente.
“No, no le dije ni una sola palabra a la Señorita Reed. Sé que se sentiría aún más culpable si lo descubre. Sentiría que no solo le hizo daño a usted, sino que pensaría que también hirió al donante. Por lo tanto, decidí no decirle nada e hice lo mismo con la Anciana Señora Farrell. No le informé de mis planes, incluido el accidente en el que estuvieron involucrados usted y la Señorita Reed. También me tomé la libertad de ocultar toda noticia con respecto a este incidente, así que, aparte de los involucrados, nadie más está al tanto”.
“Está bien. Déjalo así”, comentó Jared.
“Presidente Farrell, ¿No me culpa?”.
Ben lo miró con cautela.
El otro hombre cerró los ojos bastante cansado y murmuró: “Mencionaste la reacción que mi abuela y la Pequeña Maple podrían tener y lo que harían si yo moría. ¿Cómo puedo permitir que eso ocurra? ¿Cómo puedo culparte por ocultarles la verdad?”.
‘¿Quién querría morir tan pronto? Así es cómo funciona el mundo. Mis actos ya habían premeditado el corazón del donante hace ya mucho tiempo. Dado que no tenía la intención de morir, entonces, quien debía hacerlo era el donante. A fin de cuentas, los humanos somos egoístas. Incluso si Ben no lo hacía, lo habría hecho yo mismo si hubiera estado consciente en ese momento. Esa es la naturaleza de los humanos’, pensó Jared.
“¿Indemnizaste a la familia del donante?”, preguntó tras abrir los ojos.
Ben asintió.
“Por supuesto. El donante deseaba que tanto su esposa como sus hijos no tuvieran que preocuparse económicamente por el resto de sus vidas, así que acepté sus términos. No solo eso, sino que también les di una casa”.
Dicho eso, Jared se mostró conforme, pero continuó: “Hiciste un muy buen trabajo, pero aún no es suficiente. Dales a sus hijos la mejor educación que haya en el país. De hecho, en el futuro, siempre y cuando no sean demasiado exigentes, haz lo mejor que puedas para aceptar lo que sea que quieran”.
“Si, Presidente Farrell”.
El asistente asintió con la cabeza.
Poco después, Jared fue al grano y preguntó: “¿Por qué no me cuentas lo que sucedió estos días?”.
Ben comenzó a reportarle de inmediato todos los incidentes que habían ocurrido durante su ausencia. Por desgracia, no pudo entrar en detalles debido a la falta de tiempo. Por consiguiente, solo destacó los puntos principales en su informe.
El horario de visita de Ben casi terminó en cuanto dijo la última palabra. Luego, se marchó del hospital con las órdenes de Jared y comenzó de inmediato a hacer los arreglos necesarios.
En cuanto a Jared, no pudo seguir consciente por más tiempo, así que se sumió en un sueño profundo. Dada que su estado de salud no era muy bueno, no podía mantenerse despierto durante mucho tiempo en el día.
Como resultado, la mayoría de las veces pasaba la mitad del día durmiendo. Aun así, eso era bueno para él, ya que, tener un sueño adecuado le permitiría recuperarse con mayor facilidad.
En un abrir y cerrar de ojos, habían pasado tres días. La puerta de hierro de la prisión de mujeres ubicada en el norte de Olkmore se abrió. Luego, salió una Yésica de cabello corto y ropa holgada. Después de que la liberaron, vio estacionado un vehículo que estaba diseñado exclusivamente para recoger prisioneros que eran liberados.
“¿Adivina qué, Amber? Al fin salí de prisión. Dado que te atreviste a encerrarme allí y hacerme tener una vida miserable en esa maldita celda, ¡Jamás te perdonaré! ¡Solo espera! Te pagaré con la misma cantidad de dolor que me causaste hasta que supliques piedad de rodillas”, siseó entre dientes con el rostro contraído de la ira.
En cuanto juró su venganza, dos personas con uniformes de guardaespaldas salieron corriendo de puntos ciegos. Le cubrieron hábilmente la boca mientras la atrapaban y la arrastraban a un auto privado estacionado no muy lejos de allí.
Yésica abrió los ojos de par en par de la sorpresa mientras luchaba contra ellos.
Estaba demasiado aterrada por el repentino cambio de acontecimientos. No sabía de dónde provenían esas dos personas ni qué querían con ella. De hecho, ni siquiera sabía a dónde la llevaban.
En ese momento, estaba petrificada. No obstante, seguía luchando contra ellos mientras gritaba contra la mordaza para llamar la atención de los guardias de la prisión. ¡Sálvenme, por favor! ¡Sálvenme! ¡Me secuestraron!
Por desgracia, los guardias ni siquiera mostraron una leve reacción, por lo que era evidente que no iban a ayudarla.
‘¿Por qué? Claramente, vieron que me tomaron a la fuerza. Sin embargo, actuaron como si no hubieran visto nada e ignoraron mis angustiados gritos de ayuda’.
Yésica sintió que la invadía una violenta ola de desesperación. Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas cuando dejó de luchar.
Al final, los dos guardaespaldas la obligaron a subir al auto y se la llevaron.
Dos horas más tarde, Yésica yacía inconsciente en una limpia y blanca mesa de operaciones. Justo al lado de la mesa estaban Elías y Amber.
El hombre llevaba un guardapolvo blanco y tenía las manos en los bolsillos mientras ocultaba los puños cerrados al ver a esa horrible mujer. Miraba a Yésica, quien estaba inconsciente, con desdén, como si no fuera nada.
“El personal médico de ginecología la había examinado más temprano. Dijeron que ahora su cuerpo está listo para el proceso de fecundación in vitro. Parece que el personal de prisión siguió de manera estricta las órdenes de Jared y la supervisaron con regularidad mientras tomaba los medicamentos”.
“¿Cómo no iban a seguir de manera estricta las órdenes de Jared cuando se vieron beneficiados por él?”.
Amber se acomodó los anteojos mientras sonreía.
“Entonces, ¿Hoy le realizaremos el procedimiento in vitro?”, preguntó Elías señalando a Yésica con el mentón.
Amber asintió con la cabeza.
“Por supuesto. Cuanto antes, mejor”.
El hombre sacó su teléfono, realizó una llamada y dijo: “De acuerdo, entonces. Le pediré al personal médico de ginecología que venga y realice el procedimiento. Ven, despejemos el lugar y no estorbemos en su camino”.
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