Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1253
Capítulo 1253:
Amber no creía que pudiera terminarla. Jared, que estaba a su lado, permaneció en silencio. No obstante, sostenía el cuenco entre las manos mientras observaba a la Anciana Señora Farrell con una mirada similar a la de Amber; protestaba en voz baja.
No solo estaba saciado, sino que además le parecía asquerosa mientras la examinaba, incluso le daba la impresión de que era agua residual en vez de sopa.
“No acepto un no por respuesta, deben beberlas”.
La sonrisa de la Anciana Señora Farrell desapareció y su expresión se tornó seria mientras los observaba. “Están hechas para ustedes, así que pueden beberlas despacio si están saciados. No tienen que apresurarse, pero deben terminarlas.
La Anciana Señora Farrell asintió mientras estaba de acuerdo con la Señora Murphy.
“Eso es lo importante, Señorita Reed. Esto es por su bien; beber este caldo puede nutrir su cuerpo.
“No dudo de los beneficios; sin embargo, quiero saber ¿Por qué nos han hecho la sopa de repente?”
Jared asintió, impaciente por saber la verdad también.
“Anoche ambos se excedieron un poco. Entiendo que los jóvenes como ustedes no pueden mantenerse alejados el uno del otro más de un minuto, pero tienen que hacerlo con moderación.
No pueden descuidar su salud solo porque son jóvenes. ¿Han pensado alguna vez cuando sean mayores? A los adultos como nosotras, nos duele ver que los jóvenes no prestan atención a su salud, así que decidimos intervenir. Por eso le pedimos a la cocinera que hiciera la sopa para nutrirlos” respondió.
Cuando oyó a la abuela decir eso, Amber pudo sentir cómo se quedaba en blanco en un segundo mientras se le sonrojaban las mejillas y le ardía un poco el cuerpo.
Pensó que todo era un asunto del pasado y que tanto la Anciana Señora Farrell como la Señora Murphy le ahorrarían las bromas. Efectivamente, las dos mujeres no se burlaron de ellos, sino que comenzaron a preocuparse por la salud de ambos. Además, las mujeres les prepararon la sopa nutritiva y los instaron a terminársela.
Su gesto considerado causó en Amber un impacto mayor que una burla, ya que se sintió avergonzada y tímida con respecto a ese asunto.
En ese momento, la joven agarró el cuenco entre sus manos mientras bajaba la cabeza para ocultar su mirada. Estaba sentada con el rostro sonrojado, pero ni siquiera podía formular una respuesta debido a la vergüenza.
Por otra parte, Jared elevó las cejas, sorprendido, mientras se le crispaba la comisura de los labios sin poder creerlo. Antes de eso, le lanzó una mirada a su abuela para recordarle que no mencionara el asunto delante de Amber, de lo contrario se sentiría avergonzada.
Para su sorpresa, aunque la Anciana Señora Farrell no se burló de ellos al principio, no pudo evitar hablar del tema cuando les explicó la finalidad de los caldos. Él se dio vuelta hacia la mujer, que ocultaba su rostro a los demás, con una expresión de resignación.
El hombre no era el culpable de esa situación, pues ya le había recordado a la Anciana Señora Farrell que no mencionara el tema. Él nunca imaginaría que ella le pidió a la cocinera que les preparara la sopa nutritiva. Su porción de caldo lo seguía molestando, así que bajó la cabeza para mirar el cuenco que tenía un aroma extraño y estaba frente a él.
Luego, volvió a centrar su atención en las ancianas del otro lado y comenzó a decir en un tono bajo: “Abuela, comprendo la necesidad de hacer sopa para la Pequeña Maple. Después de todo, es mujer y tiene un cuerpo más débil”.
Al terminar de decir eso, Amber puso los ojos en blanco al instante.
Mientras fingía como si no lo hubiera notado, continuó mientras miraba a la Señora Murphy: “Soy hombre, pero aun así me preparaste esto. ¿Crees que soy débil?
En resumen, que ese cuenco estuviera ante él le resultaba desagradable. El nutritivo caldo no era más que un símbolo de humillación para él.
¡Soy hombre y estoy sano! ¿De acuerdo? ¿Por qué voy a necesitar esto?
Para Jared, esa comida implicaba que era un hombre con una apariencia engañosa para los demás. Se mostraba como una persona fuerte, pero que en realidad era físicamente débil por dentro. Además, indicaba que se menospreciaba su capacidad para funcionar como un hombre.
Fuera cual fuera la intención, a Jared no le hacía ninguna gracia que le dieran el plato de caldo para él solo. Si la abuela no se lo hubiera dado, sino que alguien más, él pensaría que esa persona tenía ganas de morir.
“No dije nada, ¿Verdad?” Por la expresión sombría que portaba, la Anciana Señora Farrell podía darse cuenta de qué pensamientos cruzaban por su mente sin siquiera preguntar.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar