Yo soy tuya y tú eres mío -
Capítulo 562
Capítulo 562:
Raegan parpadeó confundida. «¿Qué?»
Con una sonrisa socarrona, Mitchel se inclinó más cerca, su tono burlón. «Si de verdad te apetece, podemos buscar algún sitio privado una vez estemos en casa. Seguro que te dejaré disfrutar al máximo».
Sólo entonces Raegan se dio cuenta de a qué se refería. Con las mejillas encendidas por la vergüenza, replicó: «¿A quién le interesa eso? Eres tú quien lo está».
«Sí, lo estoy», admitió Mitchel con indiferencia. «Pero el equipo de rescate llegará en cualquier momento».
Los guardias dispuestos por Mitchel los habían visto antes de que cayeran. El sonido de un helicóptero zumbaba en la distancia, Likely se dirigía hacia ellos.
Mitchel pellizcó suavemente la mejilla de Raegan, con voz baja y ronca. «No dejaré que otros vean a mi mujer».
El rostro de Raegan se sonrojó. Estaba harta de tratar con él.
Mitchel vio su mirada frustrada y sintió que le invadía una oleada de ternura. Comprendía la preocupación de Raegan.
Cada vez que respiraba sentía un dolor agudo en la espalda, un duro recordatorio de su lesión. No quería que Raegan se preocupara, así que soportó el dolor en silencio.
Tenía que aguantar hasta que llegara el helicóptero. Aquí, en el desierto, sentía un malestar constante.
En un intento de aligerar el ambiente, Mitchel bromeó: «Sabes, un beso tuyo podría ser la cura que necesito».
Las mejillas de Raegan se pusieron aún más rojas, molesta. «Basta de bromas».
«Hablo en serio», replicó Mitchel.
Se inclinó hacia ella y le acarició suavemente la mejilla con la mano, sonriendo. «¿Lista para intentarlo, mi pequeña cura milagrosa?».
Las orejas de Raegan se pusieron rojas y apretó los labios, luchando visiblemente.
Justo entonces, el sonido del motor de un helicóptero llenó el aire por encima de ellos.
Mitchel la soltó y murmuró: «Me debes una».
Poco después, subieron juntos al helicóptero.
Mitchel envolvió a Raegan con una manta y luego se sentó, permaneciendo quieto y erguido.
Raegan, que le había visto bromear antes, pensó que la roca quizá no le había golpeado tan seriamente.
Sin embargo, incluso antes de aterrizar, Mitchel empezó a mostrar signos de angustia. Empezó a sudar frío, con la respiración acelerada y el rostro pálido.
Al llegar al hospital de la ciudad, un médico local abrió rápidamente la camisa de Mitchel, revelando una imagen que conmocionó a Raegan.
La espalda de Mitchel estaba cubierta de moratones, por lo que era difícil distinguir el aspecto original de su piel.
La zona alrededor del omóplato estaba especialmente mal, con grandes manchas negras y moradas que parecían estar pudriéndose.
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