Yo soy tuya y tú eres mío -
Capítulo 1684
Capítulo 1684: Final Alternativo 3/10
Los días transcurrieron con una sensación de inquietud que se asentaba en cada rincón de la vida de Nicole. Aunque había acordado con Jarrod tomarse un tiempo para aclarar sus pensamientos, la incertidumbre que le traía estar separada de él comenzaba a pesar. Austin, su hijo, era el único ancla que mantenía su vida con algo de normalidad, y cada vez que lo veía, Nicole sentía una mezcla de amor profundo y temor. Temor a lo que el futuro les deparaba a los tres.
Nicole sabía que esta situación no podía prolongarse eternamente. Sus pasos la llevaron, como un imán, a la oficina de su abogado, donde había estado reflexionando sobre las posibilidades para su futuro y el de Austin. El abogado, un hombre de semblante serio pero cordial, observó a Nicole con paciencia, esperando que ella rompiera el silencio.
«¿Has tomado una decisión?» preguntó el abogado finalmente, sacándola de su ensueño.
Nicole respiró hondo. «Aún no estoy lista para seguir adelante con el divorcio», dijo, sus palabras llenas de duda, pero firmes en su convicción. «Pero necesito saber qué opciones tengo, y cómo podría proteger a Austin si las cosas no mejoran.»
El abogado asintió. «Es un camino complicado, Nicole, pero es importante que te prepares para cualquier escenario. Jarrod es un hombre influyente, y si decides llevar esto a cabo, debes estar lista para una batalla que no será fácil. Sin embargo, por lo que me has contado, parece que estás buscando algo más que un simple escape.»
Nicole asintió lentamente. «No quiero pelear», confesó. «Pero tampoco quiero quedarme atrapada en un matrimonio que no me hace bien, ni a mí ni a Austin. Jarrod y yo tenemos una historia, pero no sé si eso es suficiente para mantenernos juntos. Si seguimos así, solo vamos a destruirnos mutuamente.»
El abogado la observó con empatía. «El amor y el resentimiento suelen ir de la mano en estas situaciones», dijo en voz baja. «Es difícil saber cuándo es el momento de soltar.»
Nicole cerró los ojos por un momento, tratando de controlar la avalancha de emociones que sentía. Recordaba los buenos momentos, las risas compartidas, las promesas susurradas en la oscuridad. Pero también recordaba el dolor, las peleas, y la constante sensación de estar caminando sobre una cuerda floja.
«No puedo tomar esta decisión a la ligera», dijo finalmente. «Jarrod siempre ha sido todo para mí, pero ahora no sé si soy suficiente para él… o si él lo es para mí.»
El abogado asintió nuevamente, comprensivo. «Tómate el tiempo que necesites. Yo estaré aquí para ayudarte cuando estés lista.»
Nicole se levantó, agradecida por las palabras del abogado. Mientras salía de la oficina, sintió un peso en el pecho que le costaba sacudir. Sabía que necesitaba tiempo, pero también sabía que el tiempo podía volverse su peor enemigo si no actuaba pronto.
De regreso en casa, Austin jugaba en el jardín bajo la supervisión de una niñera. Ver a su hijo tan despreocupado le dio a Nicole una pequeña chispa de esperanza, aunque pasajera. Su mundo giraba alrededor de Austin, y todo lo que hacía debía ser en función de darle un futuro estable y seguro. Mientras lo observaba correr entre los árboles, sintió que su corazón se rompía un poco más.
Esa noche, mientras Austin dormía, Nicole se quedó en la sala, mirando por la ventana, perdida en sus pensamientos. Las luces de la ciudad brillaban a lo lejos, pero ella solo veía un abismo de incertidumbre. El sonido de la puerta abriéndose interrumpió su ensueño. Sabía que era Jarrod, quien llegaba tarde como de costumbre.
Él entró en la sala con pasos medidos, como si no supiera si acercarse o mantener su distancia. Ambos estaban en medio de una especie de danza cautelosa, ninguno queriendo dar el primer paso hacia el otro, por miedo a romper el delicado equilibrio que habían mantenido.
«Nicole», dijo finalmente, su voz baja, pero llena de intención. «Tenemos que hablar.»
Nicole asintió, sabiendo que este momento inevitable había llegado. Jarrod se sentó frente a ella, y durante unos segundos, ninguno de los dos habló. El silencio entre ellos era casi tangible, cargado de todo lo que no habían dicho en las últimas semanas.
«He estado pensando», continuó Jarrod, sin apartar la mirada de ella. «Sobre lo que dijiste. Sobre nosotros. Y sobre Austin.» Las palabras colgaban en el aire, y Nicole sintió un nudo en el estómago.
«¿Y qué has decidido?» preguntó, su voz apenas un susurro.
Jarrod se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas. «No quiero perderte», dijo con sinceridad. «Sé que he cometido errores, sé que te he fallado… pero quiero arreglarlo. No quiero que nuestro hijo crezca sin una familia.»
Nicole lo miró, y por primera vez en mucho tiempo, vio a un hombre vulnerable frente a ella. El Jarrod seguro y controlador de siempre parecía haberse desvanecido, y lo que quedaba era un hombre lleno de miedo y arrepentimiento.
«Yo tampoco quiero que Austin crezca sin una familia», dijo Nicole con suavidad. «Pero no podemos seguir como estamos. Esto… lo que hemos sido últimamente, no es lo que quiero para mí, ni para él.»
Jarrod asintió lentamente. «Lo sé. Y estoy dispuesto a cambiar. Por ti, por Austin. Pero necesito que me des una oportunidad, Nicole. Solo una.»
Nicole sintió un torbellino de emociones dentro de ella. Parte de ella quería creerle, quería aferrarse a esa pequeña chispa de esperanza de que las cosas pudieran mejorar. Pero otra parte estaba cansada, agotada de tantas promesas rotas y tantos intentos fallidos.
Nicole respiró hondo antes de continuar, tratando de ordenar sus pensamientos mientras sentía el peso de la decisión que estaba a punto de tomar. «Estoy dispuesta a intentarlo, pero necesito que entiendas que esto no va a ser fácil. Hemos pasado por mucho, y aunque quiero que Austin tenga una familia, no puedo ignorar lo que ha pasado entre nosotros.»
Jarrod asintió, su mirada nunca apartándose de la de Nicole. «Lo sé», dijo en voz baja. «Sé que he hecho las cosas mal, pero estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para arreglarlo.»
Nicole se quedó en silencio, procesando las palabras de Jarrod. Sabía que las intenciones de él eran genuinas en ese momento, pero también conocía bien su patrón de comportamiento. Jarrod era un hombre de promesas grandes, pero con demasiada frecuencia, esas promesas se rompían bajo el peso de la realidad.
«Si vamos a hacer esto, Jarrod», dijo finalmente, su tono más firme ahora, «tiene que ser diferente esta vez. No podemos volver a lo mismo de siempre. Necesito que seas honesto conmigo, y necesito que trabajemos juntos para superar lo que ha pasado.»
Jarrod asintió de nuevo, sus ojos llenos de una determinación que Nicole no había visto en él en mucho tiempo. «Lo haré. Lo prometo, Nicole.»
La palabra «prometo» resonó en su cabeza. Promesas… tantas promesas a lo largo de los años, algunas cumplidas, otras no. Nicole sabía que esta vez tenía que ser diferente, que debía establecer límites claros para protegerse, para proteger a Austin. Estaba dispuesta a intentarlo, pero no sería fácil.
«Está bien», dijo finalmente, con un suspiro. «Vamos a intentarlo.»
Jarrod dejó escapar el aire que había estado conteniendo y asintió lentamente. «Gracias», dijo suavemente. «Gracias por darme una segunda oportunidad.»
Nicole no respondió de inmediato. Sabía que este era solo el comienzo de un largo proceso, y aunque había aceptado intentarlo, aún quedaban muchas preguntas sin respuesta. Pero en ese momento, el primer paso estaba dado.
«Ahora ve a descansar», dijo, levantándose del sofá. «Tenemos mucho trabajo por delante.»
Jarrod la miró por un momento más antes de ponerse de pie también. «Lo haré», respondió. «Y gracias otra vez, Nicole. No te arrepentirás.»
Nicole no estaba segura de si esa última afirmación era algo que pudiera garantizar, pero lo dejó pasar por el momento. Lo que importaba ahora era que ambos estaban dispuestos a intentar arreglar las cosas. Con eso, por ahora, era suficiente.
Cuando Jarrod subió las escaleras hacia el dormitorio, Nicole se quedó en la sala un rato más, mirando las luces de la ciudad a través de la ventana. Sabía que este era solo el primer paso de muchos, y que el camino por delante estaría lleno de desafíos. Pero por primera vez en mucho tiempo, sintió una pequeña chispa de esperanza en su interior.
El siguiente día trajo consigo la misma rutina de siempre: Austin corriendo por la casa, las llamadas de trabajo de Jarrod, y los pequeños momentos en los que ambos trataban de reconectar. Pero cada uno de esos momentos, aunque pequeños, era un avance, una señal de que estaban dispuestos a intentarlo, de que, después de todo, tal vez no todo estaba perdido.
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