Yo soy tuya y tú eres mío -
Capítulo 1046
Capítulo 1046:
Los activos de Casey en el exterior estaban valorados entre cinco y seis mil millones, todos en bienes inmuebles. Si fuera necesario, podría liquidar parte para pagar a Jimena.
Una vez que acordaron las condiciones, Jimena se metió el pañuelo en la camiseta interior y dijo: «Señora, primero necesito una garantía. Yo me encargaré de entregar el bordado. Mi papel consiste únicamente en confirmar su recepción por parte del destinatario. Tenga o no éxito su plan, debe cumplir nuestro acuerdo».
Jimena insistió en no quedarse sin compensación si el plan fracasaba. No había ningún beneficio en un trato tan unilateral, y ella no era tan ingenua como para ofrecer ayuda sin asegurar primero sus propios intereses. Era un negocio arriesgado.
La amabilidad de Jimena hacia Casey no era pura gratitud por su ayuda en el pasado. Más bien, reconocía que Casey estaba atrapada y necesitaba una amiga. Y ella encajaba perfectamente en ese papel.
Así que Jimena ayudó a Casey comprándole Angelica Sinensis y otros artículos, no por pura generosidad, sino para establecer una relación beneficiosa. Ella consideraba sus interacciones un intercambio equitativo. Todo lo que hacía Jimena tenía un motivo subyacente.
Para Jimena, la confianza que Casey había depositado en ella había cosechado sorprendentes dividendos.
Davey, por ejemplo, la trataba con un poco más de delicadeza, lo que la diferenciaba del resto.
Y lo que era aún más intrigante, los rumores sobre su asociación con la influyente familia Glyn habían llegado a oídos de varios altos funcionarios. Estos poderosos, movidos por sus propios temores de salud, la buscaban en secreto y le ofrecían grandes sumas por su toque curativo.
Sin embargo, la afluencia de dinero no era más que una venda para un anhelo más profundo.
A pesar de los beneficios económicos, Jimena estaba muy lejos de la vida elevada que anhelaba. Las limitaciones de su existencia actual se burlaban de ella. Una vida verdaderamente superior seguía estando fuera de su alcance.
Las fronteras internacionales seguían cerradas para ella, sus viajes se limitaban a breves escapadas domésticas.
Jimena, calculadora y siempre vigilante, veía en Casey una sencillez, una pureza casi infantil en su ingenuidad.
El mínimo contacto de Casey con el mundo exterior la dejaba incorrupta, aparentemente ajena a las profundidades del engaño humano.
Para Jimena, esta Casey confiada y transparente era el blanco ideal para sus planes.
«Pero yo… Casey vaciló, con la voz entrecortada por la duda. Si no podía salir de su jaula dorada, ¿cómo iba a recuperar el dinero para Jimena? Además, su bolso estaba vacío y pedir dinero de repente seguramente levantaría las sospechas de Davey, un riesgo que ninguno de los dos podía permitirse.
«Lo entiendo», intervino Jimena con suavidad, leyendo la preocupación grabada en el rostro de Casey. No se trataba sólo del dinero. Casey ni siquiera podía salir sin permiso.
Jimena sabía muy bien que Davey, aunque rico, adaptaba su generosidad a la vida enclaustrada de Casey, cubriendo sus necesidades pero sin entregarle nunca dinero en efectivo. Después de todo, Casey vivía cómodamente en su lujoso confinamiento, donde la necesidad de dinero era prácticamente inexistente.
Jimena tenía un objetivo claro en mente. «Quiero ese collar de diamantes azules», declaró, con los ojos brillantes de determinación.
Casey parpadeó, sorprendida, mientras su mente se esforzaba por ubicar la pieza entre la miríada de joyas que Davey le había regalado. La había colmado de innumerables adornos, cada uno de los cuales ella se había quitado por descuido después de que él la adornara con ellos. Ninguno de ellos parecía digno de que lo llevara permanentemente, o eso le parecía a ella.
«Es el que tiene un enorme zafiro azul en el centro», aclaró Jimena, mientras su memoria le dibujaba una vívida imagen de la impresionante belleza de la gema. De hecho, no había olvidado el collar. Recordaba el día en que lo vio por primera vez.
Una tarde fatídica, mientras Casey permanecía inmóvil bajo el hechizo de la acupuntura, Jimena se había atrevido a levantar la tapa de la caja de terciopelo. El collar que había dentro la había llamado, con su gran zafiro flanqueado por diamantes, cada piedra meticulosamente engastada para captar incluso la luz más tenue.
Con sólo un vistazo supo que valía cientos de millones. No se parecía a nada que hubiera visto antes, enorme e impecablemente puro.
Al colgarse la cadena del cuello, Jimena se miró en el espejo. La transformación fue inmediata. Los rasgos de su rostro, de ordinario sencillos, estaban bañados en un brillo aristocrático, y el azul profundo del zafiro hacía que sus ojos brillaran con un fulgor inusitado. No necesitaba un atuendo elegante. El collar por sí solo la elevaba de su mundana existencia a una visión de la nobleza.
Jimena siempre había pensado que ascender en la escala social sería un arduo camino, pero aquí descubrió que podía ser tan sencillo como poseer la joya adecuada.
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Nota de Tac-K: Tengan un excelente dia lindas personitas, muchos ánimos en sus actividades, Dios los ama y Tac-K les quiere mucho. (ɔO‿=)ɔ ♥
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