Capítulo 97:

“¿Qué dices, Vic?, ¿Te casarías conmigo?”

Ella lo miró con asombro.

Se suponía que la pregunta ya se la había hecho y tenía la respuesta, sino no tenía sentido la fiesta, pero Franco se lo estaba preguntando allí, delante de todos y quedó expectante de su respuesta.

El corazón de Victoria dio un brinco y su respiración se aceleró.

“Franco…”

“Y, ¿Qué dices?”

Franco sacó el estuche que le había dado su abuela, lo abrió y extendiéndolo, apoyó una rodilla en el suelo.

“Que sí, por supuesto, ya te lo había respondido”

Franco separó el micrófono de su boca para que nadie más pudiera escucharlo y le susurró:

“Yo creo que no, porque no te lo había preguntado”

Ella estaba totalmente descolocada.

Igualmente estiró su mano.

Pera que Franco deslizara por su dedo anular el anillo que había pertenecido a su madre.

Se puso de pie y le besó la mano.

“Con este anillo, que perteneció a mi madre, me comprometo contigo hoy y para siempre”.

“Que se besen”

Gritó Luciano.

Franco se acercó a Victoria y le dio un beso en la mejilla.

“Eso no es un beso, gritó Andrés”

“Que se besen, que se besen, que se besen…”

El salón entero coreaba Franco se acercó a Victoria y le dijo al oído.

“Tendré que besarte, y será de verdad. ¿Puedo?”

Ella solo asintió con la cabeza.

Si bien él dudó que ella hubiera entendido lo que le había dicho, se acercó sin dejar de mirarla, apoyó sus labios en los de Victoria y se abrió paso en su boca con la lengua.

Ella cerró sus ojos y abrió su boca para darle paso.

La sintió estremecerse, la abrazó y ambos se sumergieron en un profundo beso.

Era como si ya no hubiera más nadie a su alrededor, solo ellos.

Al separarse él la miró sonriendo, ella no reaccionaba.

Había sido besada por él, y ese beso la había llevado a la luna.

Confirmado, estaba locamente enamorada de Franco.

De inmediato fueron rodeados por la multitud para felicitarlos, ella se sentía mareada de tanta emoción.

Pero no se desvaneció.

Luego de unos minutos la tomó de la mano y la llevó a la mesa central.

Allí brindaron y siguieron con todos los protocolos necesarios, cada tanto sus ojos.

Con miradas cómplices, se cruzaban.

Al ir pasando el rato ella se iba calmando.

“Ven, bailemos”

Dijo Franco tomándola de la mano.

La llevó a la pista, había mucha gente bailando.

La canción era lenta.

Así que la tomó por la cintura con una mano y por la nuca con la otra.

Ella apoyó sus manos en los hombros de Franco y hundió su cabeza en su pecho.

Podía escuchar su corazón latiendo con rapidez.

De pronto, con la mano que tenía en su nuca.

La obligó a mirarlo, le sostuvo la mirada por unos segundos y luego la besó nuevamente.

Esta vez fue letal para ambos.

Cuando la música terminó, ella se excusó para alejarse de un poco de él.

“Necesito ir al baño, Franco”

“No demores, ya te extraño”

Casi corrió al baño.

Allí estuvo unos minutos.

Al salir, pudo divisarlo entre la gente.

Pero no se animó a volver con él.

Así que decidió salir a la terraza a tomar el aire.

Estaba parada frente al rosal, cuando sintió que la abrazaban por la cintura, su olor era inconfundible.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar