Victoria, la novia alquilada -
Capítulo 93
Capítulo 93:
Él se acurrucó detrás de ella y la abrazó.
Luego corrió el cabello dejándole el cuello descubierto y se lo besó.
Sintió como Victoria se estremecía en sus brazos.
Tal es así que se dio vuelta quedando frente a él y lo miró profundamente.
“Vic, creo que no fue buena idea”
“Para mí fue la mejor”
La estrechó recostándola contra sí.
“Quiero que me hagas el amor”
Dijo Victoria en voz baja.
“¿Qué?”
Franco estaba totalmente impresionado.
“¡No puedes estar hablando en serio, Vic!”
Dijo Franco exaltado.
“Si, hablo muy enserio”
Dijo en un tono dominante.
Él se giró quedando sobre ella.
“Nada me gustaría más, créeme. Pero me parece que no es el mejor momento”
“Franco…”
Susurró.
“Me matas cuando susurras mi nombre, pero te repito, no es una buena idea”
Se enderezó en la cama y volvió tumbarse a su lado.
“Hagamos algo, estos días han sido muy intensos y todavía tenemos que sortear los dos que nos quedan. Muchos sentimientos están aflorando a la superficie, estamos muy emotivos y podemos confundir las cosas. Dejemos que pase el compromiso y nos sentamos a hablar con calma”
Ella se dio vuelta dándole la espalda.
“Solo te pedí que me hicieras el amor, no que te casaras conmigo”
Rezongó.
“Anda, que me lo agradecerás más tarde, ya verás”
Sonriendo volvió a acurrucarse a su espalda y abrazándola se durmieron.
…
La mañana los sorprendió en la misma cama abrazados.
Victoria despertó y lo observó por largo rato.
Al contrario de lo que creería, el contacto con la piel desnuda de su torso con ella, la hacía sentir bien, muy bien.
Esos minutos los disfrutó como nunca había disfrutado de estar con ningún hombre.
Respiró profundo para poder embriagarse con su aroma.
Le pasó su mano por el pecho desnudo.
Franco le detuvo la mano.
“¿Vas a estar mucho tiempo mirándome?”
Victoria murió de vergüenza y hundió su cara en la almohada.
“¿Desde cuando estás despierto?”
“Antes que tú, hace horas que te observo. Cuando vi que te despeaste cerré mis ojos y esperé a ver qué hacías, pero como te estás por propasar conmigo, será mejor que me levante”
Rio.
“Y tú deberías hacer lo mismo, la abuela te espera para enloquecerte”
Se sentó en la cama.
Victoria no dejaba de sonreír.
Franco le pasó los dedos por los labios.
“Adoro cuando te veo sonreír con esas ganas, lo que lamento es que no te haya visto mucho, han sido unos días duros y te pido perdón por ello. Hubiera querido vértela más”
“Franco, vas a hacerme llorar”
“¡No eso no, ríe, ríe siempre!”
Se acercó y le dio un beso en la punta de la nariz.
Se puso de pie para irse.
Pero en la puerta se dio vuelta.
“Iras por tu vestido, busca uno que te guste, no escuches a la abuela, quiero que te sientas cómoda y bella. Quiero que disfrutemos de la fiesta y nos olvidemos de todo, aunque sea por un rato. Así que busca algo que te haga feliz a ti y solo a ti. Pero sobre todo que te guste”.
Ella se sentó en la cama abrazada de una almohada.
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