Capítulo 88:

“Sí, supongo que no se tomó muy bien el hecho de que estuviera con Victoria y la rechazara”

Se rascó la cabeza y sonrió.

“¡Joder, Franco!, se fue muy enojada”.

“Bueno, tendrá que hacerse a la idea, que le vamos a hacer”

“¿Se enteró Victoria?”

“Pues sí, casi nos pilla en la cama”

“¿Cómo, no dices que la rechazaste?”

“Fue después de que Victoria entrara. No sé por qué lo hice, fue instintivo. De pronto no quise estar con ella…”

“Pero si con Victoria”

Franco miró a su hermano totalmente desconcertado.

“Fíjate que sí”

Sacudió la cabeza.

“¿Qué me pasa, Luciano?”

“Ya te lo he dicho, te enamoraste de tu novia alquilada. Ahora levántate que ella y la abuela están planeando hace horas el compromiso”.

Cuando al fin pudo levantarse de la cama, se dio una larga ducha y bajo al comedor.

Allí se encontró con su abuela y Victoria charlando amenamente, con un montón de folletos y papeles desparramado sobre la mesa.

“Buenos días, hijito bello”

“Buenos días, abuela”

Le dijo a la anciana mientras le daba un beso en la mejilla.

“Buenos días, Vic”

Se acercó a Victoria para hacer lo mismo, pero ella bajó su cabeza y Franco terminó dándole un beso en la frente.

“¿Dormiste bien?”

“De maravilla, ¿Y tú?”

“Bien”

“¿Pasaron las pesadillas que estabas teniendo?”

La miró un poco ofuscado, pues sabía que se refería a Carla y a su visita de la noche anterior.

“¡Por supuesto!, me fue de gran ayuda que me visitaras, lástima que cuando te fui a devolver la visita, no pude entrar, parece que estabas dormida”

“¡Ah, sí!, perdona, con la prisa que llevaba, debí poner el cerrojo sin darme cuenta”

“¡Eh, chicos!, que mis oídos ya están viejos para escuchar andanzas nocturnas de dos enamorados”

Interrumpió Doña Berta.

Franco y Victoria sonrieron para disimular el enojo mutuo.

“Mira, Franco, con Victoria elegimos este salón”

Le mostró un folleto de un salón de fiestas sumamente elegante y de gran capacidad.

Franco clavó sus azules ojos en los de Victoria.

“Pero, mi vida, habíamos quedado de que queríamos una ceremonia más bien íntima con pocos invitados”

“¡Ah, sí, mi amor!, pero la abuela me ha mostrado la lista de invitados y no pude rechazar a ninguno, así que tendrá que ser algo más grande”

“Pero, Vic…”

Ella acarició el brazo de franco y entornó los ojos.

“Anda, mi cielo, sabes que me hace mucha ilusión, ya si quieres la boda será más pequeña”

Franco tomó la mano de Victoria y estrujándola la llevo a la boca para darle un beso.

“Lo que tú quieras, eres la princesa, tú decides”

“¡Mi vida, cuanto te amo!”

Victoria se colgó del cuello de Franco y le dio un largo y sonoro beso en la mejilla.

“Yo también, Victoria, no te imaginas cuanto”

Respondió a regañadientes.

“Bueno, criaturas, el Salón Mariage ¿Es el elegido entonces?”

Dijo su abuela con una sonrisa.

“Si es el que mi prometida quiere, ese será”

Dijo Franco.

“Sí, mi amor, es el que quiero”

Dijo Victoria.

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