Victoria, la novia alquilada -
Capítulo 84
Capítulo 84:
“Te agradezco, Rebeca, pero ahora déjame llevarme a mi novia para que podamos descansar”
Dijo Franco.
“Sí, claro. Si necesitan algo me llaman y con gusto se los llevo”
“Gracias “
La pareja se retiró al dormitorio de Victoria.
Una vez dentro, Franco pasó el cerrojo.
Al escucharlo Victoria su corazón dio un brinco.
“¿Estás bien, Vic?”
Pregunto Franco.
“Ya te dije que sí”
La tomó de la mano y la llevó a la cama, donde se sentaron.
“Mi abuela no está, esa no es buena señal, lo más probable que cuando regrese traerá miles de salones para que elijamos en cuál será la fiesta. Yo diría que eligiéramos el más chico, para que fuera la menor cantidad de gente posible”.
“Yo quisiera que no viniera nadie”
Dijo Victoria.
“¡Eso olvídalo!, medio país estará”
“¿Y si quiere que vengan mis padres?”
Victoria lo miró aterrada.
“Tus padres no están en el país, ¿Recuerdas? Y no podrán venir con tan poco tiempo de aviso”
“Pero…”
“Descuida, a mi abuela le caerá antipático de parte de ellos y querrá protegerte más aún. Así que es hasta favorable”.
“Tienes todo pensado”
“No creas…”
Se acercó a ella y le acarició el lóbulo de la oreja con la yema de sus dedos.
“Hay cosas que no puedo planearlas”
“¿Cómo cuáles?”
La respiración de Victoria era profunda y entrecortada.
“Como las ganas que tengo de besarte”
Y le pasó el pulgar por los labios.
“Franco…”
Entre abrió sus labios y Franco apoyó el dedo en sus dientes rozando con la punta la lengua de Victoria.
Ella entrecerró los ojos.
Él se puso bruscamente de pie.
“¿Por qué siempre termina as…”
La interrumpió.
“Porque no se puede, mira, si realmente fuéramos pareja, nuestra vida sería muy diferente a lo que estamos viviendo. Esto es una ilusión, una farsa, un producto que deben comprar otros, pero nosotros no”
Se rascó la nuca.
“Y a veces nos dejamos llevar y lo creemos”
Una lagrima corrió por la mejilla de Victoria.
Franco se acercó y la secó con su mano.
“No llores que me partes el alma. Vic, no me conoces, yo no tengo nada que ver al hombre que has visto estos días. Yo no soy así”
Victoria no hablaba en lo absoluto.
Solo lo observaba con tristeza.
“Por favor, no me mires así, dime algo, lo que sea…”
Dijo Franco.
“Me confundes, Franco y estás enloqueciéndome “
Dijo Victoria.
“Por eso, no quiero que te confundas. Entre nosotros no hay nada y no lo habrá. No te enamores de mí, no te convengo”
Dicho eso, se retiró del dormitorio, dejando a Victoria sentada en la cama sumida en una profunda tristeza.
No tenía idea de cuánto tiempo había pasado sentada allí.
Estaba totalmente inmóvil.
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