Victoria, la novia alquilada -
Capítulo 76
Capítulo 76:
Victoria hizo lo posible por alejar todos los malos pensamientos que tenía y trató de concentrarse nuevamente en su personaje.
En un momento de la conversación Franco prestó atención a la charla que llevaban Norma y Victoria.
“Sí, la verdad es que la abuela quedó encantada, ya mañana cuando regresemos empezamos con los preparativos del compromiso”
“Imagino que Doña Berta querrá hacer todo a lo grande”
“Seguramente, su nieto del alma se compromete, seguro tira la casa por la ventana”
Las dos mujeres reían, por momentos parecía que hasta la misma Victoria se lo creía.
Franco la observó y sonrió complacido, pero cuando Victoria desvió la mirada de Norma y posó sus ojos color cielo en los de él, sintió un escalofrio recorrer su espalda.
Allí fue cuando comprendió que los papeles se habían invertido.
Ahora era él el intimidado.
Andrés reparó en el desasosiego de su amigo y le pateó por debajo de la mesa, haciendo que éste volviera a la realidad.
Cuando el almuerzo terminó, los dos amigos se dirigieron a patio trasero y allí, con sus tazas de café, se sentaron en las reposeras.
“¿Cómo estas, Franco?”
“No lo sé, supongo que confundido”
“¿Confundido?”
“Sí, Victoria causa ese efecto en mi”
“¿Y cuál es la confusión?”
“Sabes amigo, ella me atrae, me atrae con locura. Quiero que se someta a mí, poseerla por completo, no solo el cuerpo, quiero poseerla en cuerpo y alma. Me despierta sentimientos encontrados”
Explicó Franco.
“¿Cómo cuáles?”
Preguntó su amigo.
“Quiero tenerla rendida a mis pies, que yo la mande hacer cualquier cosa y lo haga, aunque no quiera, solo por complacerme”
“¿Y dónde está la contradicción ahí?”
Pregunto su amigo.
“En que yo quiero que ella haga lo mismo conmigo. Quiero, ¡No!, necesito ser su esclavo”
Franco rascó su nuca.
No creía lo que decía.
Era tan extraño.
“No sé cómo explicarlo bien, ella causa efectos en mí que nunca nadie había causado, la primera vez que la vi, me movió tanto, que al recordarla en la noche tuve que masturbarme, y eso no es lo raro, lo raro es que fue como cuando era adolescente, yo creo que si hubiera tenido la oportunidad de poseerla esa misma noche, seguro que tendía una eyaculación precoz. Pero no es solo deseo, tengo que protegerla, pero no por ella sino por mí, para yo sentirme bien. Sin embargo la embarro una y otra vez”
“¿Has hablado con ella?”
“¿Qué quieres que le diga?”
“Esto mismo que me estás diciendo a mi”
Explico su amigo.
“Te volviste loco, se aterra de solo acercarme y quieres que le diga que quiero tenerla de manera feroz. Trato de reprimir mis instintos, trato de ser dulce y delicado, no creas, por momento hasta lo logro, pero no dura demasiado y tengo que alejarme, dejándola normalmente desconcertada “
“¿Y si solo le dices que la amas?”
“¿Pero qué dices, Andrés?, ¿Amarla yo?, que tontería”
“Amigo mío, mientras te lo sigas negando será un callejón sin salida”
Andrés palmeó la espalda de Franco.
“Franco, ¿Podemos hablar?”
Interrumpió Victoria.
Franco se sobresaltó y temió que hubiera escuchado parte de la conversación.
“¡Claro, chiquilla, ven, demos un paseo”
Estiró la mano por inercia.
Es que hacía ya un tiempo que lo venía haciendo, se sorprendió cuando ella la tomó y entrelazó los dedos a los suyos.
Andrés sacudió la cabeza y se metió en la casa.
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