Victoria, la novia alquilada -
Capítulo 74
Capítulo 74:
Franco:
Yo solo lo tomé.
Nos miramos por unos minutos.
¿O tal vez fueron segundos?
No lo sé.
Me pareció una eternidad.
“Tu abuela te manda cariños”
Dijo rompiendo el silencio.
“¿Qué hiciste, Victoria?”
Pregunté.
“Solo terminar lo que empezaste con ella hace una rato nada más”
Dijo ella.
“Sí, pero pensé que íbamos a hablar del tema, por lo de Andrés, ya sabes”
Expliqué.
“Lo de Andrés ya está hecho, y no lo puedes remediar, me hubiera gustado que no pasara, pero se adaptarme a las diversas circunstancias. Lo del compromiso, ya lo habíamos acordado tú y yo”
Esta mujer cada día me asombraba más.
Me iba cautivando de una forma atroz.
“No dejas de sorprenderme, Vic”
Su mirada cambió y sus ojos se oscurecieron.
“Te dije que no me llames así”
Dijo ella.
“Pero, creí que…”
Y me interrumpió.
“Me imagino, creías que estaba todo bien, que volvía a ser la Vic de siempre, a la que podías intimidar”
Se puso de pie y su expresión se endureció más aun.
“Pues fíjate que no. Ya no más jueguitos de tira y afloje, ni de momentos íntimamente incómodos. Nosotros no somos ni siquiera amigos, así que no nos comportemos como tales”
Me levanté y la tomé de un brazo, pero se liberó.
“No puedes hacerme esto”
“¿Ah, no?, pero tú puedes intentar besarme cuando se te antoja, pero si yo lo intento estoy vi%lando el contrato, puedes marcarme el cuello como si fuera ganado, contarle a quien te venga en gana nuestro arreglo, puedes meterte en mi cama y hacerme sentir todo su ser hasta estremecerme de pies a cabeza, pero yo no puedo ponerte limites, ¿A eso te refieres?”
Dijo ella en un tono serio.
¡Sí, me refería exactamente a eso!
Pero no se lo podía decir.
“No, Vic”
Me miró de una forma que asustaba.
“Perdona, Victoria. No se trata de eso”
Me acerqué, pero retrocedió.
Estaba claro que no quería tener ningún contacto físico conmigo.
“Se trata de que eres lo único real en mi vida…”
“¿Real?”
Me miró con sorpresa.
“¿Y tuviste que alquilarme?”
Eso fue duro hasta para mí.
Victoria se mostraba muy distante de Franco, se acercaba a él, solo cuando estaban los padres de Andrés presentes, pero luego no, siquiera en presencia del mismo Andrés, se mostraba cariñosa ni complaciente.
Se sirvió una taza de té y se sentó en la banca fuera de la casa.
Andrés se acercó a ella.
“¿Puedo?”
Preguntó señalando la banca.
Victoria lo miró con indiferencia.
“Es tu casa, puedes hacer lo que te plazca”
Dijo ella.
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