Capítulo 73:

Franco:

No tengo idea de cuando mi cerebro las metió allí.

Cuando mis oídos las escucharon se sorprendieron tanto como los de Victoria.

Estaba aterrado.

Era la primera vez en mi vida que no podía explicar algo que había dicho.

Victoria tenía su mirada fija en mí.

Estaba expectante a lo que le respondiera.

El silencio era casi sepulcral.

Ni el sonido de un insecto revoloteando sus alas se escuchaba

De pronto el rintong de mi móvil inundó la habitación cortando el denso ambiente.

Lo saqué de mi bolsillo y lo miré por un segundo, suspiré.

“¿A caso no vas a responder?”

“Es mi abuela…”

Dije casi en un susurro.

“Con más razón deberías atender”

“Es que no sé…”

“¿Qué es lo que no sabes, Franco?”

No emití sonido.

Solo la miré.

Así que se acercó a mí a toda prisa y me arrancó el aparato de la mano.

“Hola, abuela, ¿Qué tal?, perdona la tardanza, es que Franco está en la ducha y yo escuchaba el móvil, pero no lo encontraba”.

“¿Estás bien, cariño?”

“Sí, abuela, ¿Por qué podría no estarlo?”

Mientras hablaba con mi abuela no me quitaba los ojos de encima.

Esa mirada suya me quemaba en ese momento.

“No lo sé, dímelo tú. Hace un rato me llamó Franco, parecía importante, y luego me cortó de golpe”

“¡Ah, sí, eso!”

La vi tragar saliva y revolotear los ojos como hace cuando piensa algo de prisa.

“Es que lo interrumpí yo…ya sabes, con arrumacos de pareja…”

Emitió una risa picaresca…

“Ah, cariño, no me cuentes intimidades, pero seguro mi nieto debe ser un buen amante”

“¿Qué si es un buen amante tu nieto, abuela?…”

Me sonrojé.

sentí arder mi rostro.

No podía creer lo que escuchaba.

Victoria, mi novia alquilada y mi abuela, hablando de se%o e involucrándome en esa conversación.

No podía creerlo.

Creí que alucinaba.

“¡El mejor, Franco es el mejor!”

Me dejé caer en la cama.

No era posible.

Seguro estaba oyendo mal.

“Pero no es correcto hablar contigo de esas cosas, no me siento cómoda “

‘Menos mal que no se sentía cómoda, de no ser así, ¡Vaya a saber las cosas que hubiera dicho!’

“Muy bien, querida. Me alegro que fuera eso. Pero me dejó preocupada, pues parecía importante”

“Es que lo es y mucho”

Se acercó a mí y se sentó a mi lado mirándome directamente a los ojos.

“Es que vamos a comprometernos, abuela”

Casi me desmayo al oír eso.

“¡Ah, qué alegría más grande me has dado! ¿Y cuándo será eso?”

“Pronto, lo más pronto posible”

“Tenemos que hablar de los preparativos”

“Por supuesto, mañana ya volvemos a la mansión y allí con calma conversamos, ¿Te parece?”

“Me parece estupendo, hija. Los espero mañana”

“Un besito, abuela”

“Para ti y dale uno a mi nieto”

“Se lo daré”

Cortó la comunicación y extendió su mano con el aparato para devolvérmelo.

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