Victoria, la novia alquilada -
Capítulo 58
Capítulo 58:
“¿De qué secreto hablas?”
“Qué nunca diré lo perfectos, hermosos y apetecibles que tienes los senos. O por lo menos el izquierdo…”
Victoria casi muere de vergüenza.
“No es de caballeros…”
Se volteó para responderle.
“Yo no soy un caballero”.
“Franco…”
Ella rezongó.
Él le sonrió y le tocó la punta de la nariz con su dedo índice.
“Anda, vayamos a desayunar”.
Se levantó y se metió en el baño.
Ella, por su parte, se vistió a toda prisa.
Pues quería estar pronta para cuando él saliera del baño.
Cuando Franco volvió a la habitación, la miró de arriba abajo y sonrió
“¡Vaya que eres rápida para vestirte!”
“Es que a ti no se te puede dar ninguna ventaja”
Sonrió distendida.
“Esta noche duermes en el sofá y no hay ruegos que valgan”
Y riendo entró en el baño.
El salió riendo del dormitorio.
Al llegar se encontró con Andrés.
“Buenos días, Andrés”
“Franco, buenos días. ¿Cómo durmieron?”
“Necesitaba desconectarme de todo. Sobre todo de mi abuela”
“¿Y quién no necesita desconectarse de Doña Berta?”
Ambos hombres rieron sonoramente.
“Buenos días, ¡Que escándalo que tienen!”
“Buenos días Victoria. ¿Dormiste bien?”
Victoria le echó una mirada a Franco y respondió:
“De maravilla, gracias Andrés, ¿Y tú?”
“Aquí siempre se duerme bien, así que genial. Gracias por preguntar”
“Buenos días, mi amor”
Saludo Franco y se acercó para darle un beso.
Rozo sus labios con los de la joven.
Ella abrió grande sus ojos, pero recordó que estaba Andrés también en el comedor y volvió a su postura normal.
“Buenos días, mi cielo. Espero hayas dormido bien”
Y mirando con una sonrisa a Andrés prosiguió.
“Es que siempre se queja de que soy muy inquieta y lo pateo”
Franco soltó una estruendosa carcajada.
“Eso es cierto, anoche te tuve que sujetar contra mí para que te quedarás quieta”
Ella sonrió.
“Ah, ni me di cuenta que me abrazabas, disculpa”.
“¡No se diga más!, ésta noche duermes en el sillón”
Respondió haciéndole un guiño con el ojo.
El desayuno fue por demás ruidoso.
Pues Andrés no dejaba de contarle anécdotas graciosas de cuando Franco era niño y adolescente también.
Aunque Franco también sacabas secretos divertidos de Andrés a la luz.
Victoria estaba maravillada con la amistad que unía a aquellos 2 hombres y de cómo Franco era tan diferente cuando estaba distendido.
“Deberías conocer los establos, Victoria. Tenemos unos caballos hermosos y, si te gusta cabalgar, hay unos muy mansos”
“Sí, Andrés, adoro a los caballos, aunque reconozco que les tengo un poco de miedo”.
“No debes tenerles miedo, respeto sí, pero no miedo”.
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