Victoria, la novia alquilada -
Capítulo 59
Capítulo 59:
“Andrés es un maestro con ellos. A propósito, Vic, ¿Me prestas tu auto un rato?”
Interrumpió Franco.
“¡Claro que sí!”
“Es que quiero ir a la mansión a traer más ropa, pues nos quedaremos más días. Lo necesito”.
“Ok, ¿Quieres que te acompañe?”
“No es necesario, quédate aquí y ve con Andrés a los establos. Te divertirás. Yo voy y vengo”.
“Me gusta la idea, si Andrés no tiene algo mejor que hacer”.
“¿Algo mejor que hacer que pasear junto con la novia mi amigo? Sí capaz que hasta se la conquisto y se la robo”
Los tres rieron a carcajadas.
“Bien, me voy entonces”
Se acercó a Victoria y le dio un beso en la mejilla.
“¿Quieres que te traiga algo?”
“Sí, algo más de ropa”.
“Muy bien, no me extrañes”
“Eso será imposible”
Franco sonrió porque sabía que había sido sincera, aunque quisiera disimularlo.
Ella lo acompañó hasta el coche.
Él acarició su rostro con dulzura.
“Me estoy arrepintiendo de dejarte aquí. ¿Segura que estarás bien?”
“Estaré bien, Franco, descuida”
“¡Joder, Vic! Aún no me fui y ya te extraño”
Dijo él.
“No seas tonto, Franco. Lo nuestro es un juego… ¿Recuerdas?”
Dijo ella, aunque…
Dudaba.
Tenía ciertas dudas por ciertas cosas que él hacia.
“Sí, eso me digo todo el tiempo para mantenerme cuerdo y no perder la cabeza contigo”
La abrazó con fuerza.
“En unas horas estoy de regreso. Diviértete”
Le beso la frente.
“Cuídate tú en la carretera, recuerda que tienes que volver a mí”.
Se subió al coche y se marchó.
Condujo por un rato, mientras lo hacía recordaba todo lo vivido con Victoria, pero el ‘recuerda que tienes que volver a mí’ resonaba en su cabeza una y otra vez, sin cesar.
Tratando de alejar todo pensamiento encendió la radio y puso la música a todo volumen, igualmente cada canción le hacía pensar en ella.
“Vamos, Victoria, te mostraré los establos”
“Me encantaría”
Ambos subieron al todo terreno que utilizaba Andrés para recorrer el campo, pues era muy grande y todo distaba bastante del casco de la estancia.
“Se ve que son muy amigos, tú y Franco”
Dijo ella.
“Te diría que casi hermanos. Nos criamos aquí los dos. Cuando sus padres vivían le vivía con ellos en la casa que ahora están restaurando ustedes. Peor venía casi todos los fines de semana. Pero al morir su abuela los trajo para aquí, pues Doña Berta nunca tuvo demasiada paciencia, y con el dolor de la muerte de su único hijo, estaba destrozada. El único que se hizo cargo de ellos fue Don Esteban, el abuelo, y por supuesto mis padres que los criaron como sus propios hijos”
“¡Claro!, porque también está Luciano”
“Sí, pero él siempre se mantuvo distante, a ambos le dolió mucho la muerte de sus padres, pero creo que él nunca lo pudo superar”.
“Sí, pobre chico, está un poco perdido”
“¿Un poco?, eres muy condescendiente con él. Está perdido, pero no quiere que nadie lo encuentre, Franco ha luchado con él toda su vida, tratando de hacer de Luciano un hombre de bien, sobre todo para él mismo, pero se niega”.
“Y tú eres el hermano que lo hubiera gustado que fuera Luciano”
“Seguramente, como él es el hermano que no tuve”.
“Debe haber sido muy duro separarse”
“Lo fue, estábamos todo y todos los días juntos, hasta en el colegio, pero yo quería volver aquí, así que decidí estudiar para Ingeniero Agrónomo, en cambio Franco, un poco influenciado por su padre y su abuelo, estaba enamorado de las grandes ciudades, y de los enormes edificios, así que siguió la arquitectura. Obviamente eso nos separó los caminos”
Explicó él.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar