Victoria, la novia alquilada -
Capítulo 55
Capítulo 55:
Narrador:
“¡Joder, que bien hueles por los cielos! Vuelves loco a cualquiera”
Pasó los labios por el cuello.
“Y tu piel es tan suave”
Dijo en un suspiro mientras que ella dejó escapar el aire que tenía comprimido en su pecho.
“Franco…”
“Dime, chiquilla”
“¿Podre acostumbrarme a esto?”
“Ya tendrás tu propia casa…”
Respondió él pensando que ella hablaba de la casa, el auto y todo lo material.
“No, Franco, podría acostumbrarme a ti”.
La tomó del cuello y la obligó a quedarse frente a frente.
Apoyó la frente a la suya.
“Vic. Yo ya lo estoy haciendo…”
Levantó la cabeza y le apoyó los labios en la frente. Victoria hundió el rostro en su pecho y lo abrazó con fuerza.
“Lamento interrumpir… ya se llevaron los bolsos al dormitorio y está pronto para su uso”
“Gracias, Norma. ¿Vamos, Vic?”
“Sí, claro. Gracias, Norma”
Franco tomó la mano de Victoria, entrelazaron sus dedos y se dirigieron hacia la habitación.
El corazón de Victoria quería salirse de su pecho.
Su respiración era entrecortada.
Él lo notó y tuvo miedo de que tuviera otro episodio por culpa del estrés emocional que le estaba provocando.
Así que le soltó la mano y le tomó por la cintura con firmeza.
Sintió en su brazo el temblor de la joven.
“Tranquila, no te voy a hacer nada”
Ella solo suspiró y se aferró a la mano que le había puesto en la cintura.
Al entrar a la habitación sintió que se agitaba aún más.
El cerró la puerta tras de sí y pasó el cerrojo.
“Vic, chiquilla. Calma. Es lógico que, en pleno siglo 21 y más aun conociéndome, nos hayan preparado solo un dormitorio para ambos. Lo raro sería que durmiéramos separados”.
“Pero…”
“Shhh… calla. Yo dormiré en el sofá”.
“Ok”
“¿Más tranquila?”
“Sí, un poco”
“Mejor así, entonces. Voy a darme una ducha”
Sin mediar más palabras se internó en el baño.
…
Victoria se desplomó sobre la cama.
Su vida había cambiado tanto en tan poco tiempo y se había convertido en una mujer muy diferente.
Ya casi no recordaba su vida anterior.
Estaba viviendo momentos muy intensos.
Franco no le daba respiro y la llenaba de vaivenes emocionales.
Al escuchar el ruido de la ducha se dio cuenta que la puerta del baño había quedado abierta, por descuido, o no, de Franco.
Se incorporó en la cama y en silencio se dirigió a la puerta.
Pero antes de poder entrar el ruido cesó.
Así que de forma apresurada volvió a sentarse en la cama.
“¿Te vas a duchar?”
Dijo él saliendo del baño con solo una toalla enroscada a su cadera.
Ella lo miró de arriba abajo y se pasó la lengua por los labios.
“¿Otra vez te mojas los labios?”
Ella no se había dado cuenta de lo hecho y se sonrojó.
“Tranquila, suelo causar ese efecto en las mujeres”
Rio a carcajadas.
“Voy a bañarme”
Dijo de forma abrupta y salió corriendo.
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