Victoria, la novia alquilada -
Capítulo 52
Capítulo 52:
Narrador:
“Buenos días, Vic. Supuse que no querrías bajar a desayunar, así que te traje café”.
“¿Buenos días?, ¿Ya ha pasado toda la noche?”
“Pues si, hace horas que salí de aquí rumbo a dormir, aunque confieso que no pegué un ojo en toda la noche”.
Se sentó junto a ella y le ofreció la taza de café.
Ella la tomó con ambas manos.
“Debí quedarme dormida aquí o algo, no lo sé…”
“Estuviste llorando bastante, lo puedo ver. Espero no ser el causante de tu dolor”.
Victoria se estaba cansando de su papel sumiso.
“En otro momento te diría que no, ¿Pero sabes qué?, no voy a mentirte más para que te sientas bien”
Dejó la taza sobre la mesa y se puso de pie.
“Fíjate que sí, que eres el culpable, pues lloré por ti toda la noche”
La sinceridad de la joven lo abrumó.
“No debes llorar por mí, no merezco tus lágrimas”
“Franco, no puedes con todo. Algunas cosas escapan a tu control o al mío o al de cualquier persona…”
Cada vez hablaba con un tono de voz más fuerte.
“A veces las cosas solo pasan”
“No grites, Victoria”
“No lo hago”
Dijo gritando aún más.
“Ups, creo que sí estoy gritando al fin y al cabo”
Bajó sensiblemente el tono de su voz.
“Es que tú me sacas de quicio”.
Franco río.
“¿Yo te saco de quicio?, ¡Por favor Victoria! tú eres quien saca que quicio a cualquiera”.
“A mí no me dig…”
Se paró y la abrazó estrechándola contra él hasta pegarla por completo a su cuerpo.
“Ya dejemos de jugar y sobre todo de pelear. Es hora de que aceptemos que esto no va a ningún lado. Mira, chiquilla, tenemos un contrato…”
Suspiró.
“¿Lo rompemos o lo respetamos?”
Ella se pegó aún más a él y apoyó la cabeza en el pecho de Franco.
“Digo que lo respetemos”.
El paso la mano por el pelo de Victoria y besó su cabeza.
“Bien, ahora que hemos hecho las paces, luego de nuestra primera pelea de novios”
Rio.
“Quiero que mires por la ventana. Te tengo un regalo”
“¿Qué?, no entiendo”
“No tienes que entender nada, ven, sólo mira por la ventana”.
Victoria se asomó a la ventana.
Lo único que vio fue un coche color verde esmeralda estacionado en el jardín.
“¿Que, me vino a buscar un Uber?”
Franco echó a reír a carcajadas y volvió a abrazarla.
“Me encanta cuando eres tan inocente. Te amo por eso”
De pronto esa declaración hizo que todas las risas se apagaran.
Victoria lo miró con ansiedad.
“¿Cómo?”
“Eso”
Tosió.
“Quiero decir, ese auto es tuyo. Lo trajo la automotora. Lo compré para ti. Y ese color hace juego con el color de tus ojos. Cuando lo vi de inmediato se me vino tu rostro a la mente, Así que me dije ‘ese el coche para mí Vic’”
“¿Me estás jodiendo, Franco?, ¿Me compraste un auto?”
“Fíjate que no, no te estoy jodiendo y sí, te compre un auto”.
Ella se le colgó del cuello y le dio un apretado beso en la mejilla.
Se soltó y salió corriendo.
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