Victoria, la novia alquilada -
Capítulo 44
Capítulo 44:
Narrador:
Ella ya había tenido demasiadas emociones en pocas horas.
No quería que volviera a descompensarse.
Pero cuando llegó a sus pantalones, no pudo evitar agachar y deslizarlo con sus manos por las piernas de la joven mientras la miraba desde abajo con mucha intensidad.
Victoria resopló.
“¿Estás bien?”
Ella entendió el doble sentido de su pregunta.
“¿Cómo voy a estarlo?, en el mismo día me has vestido y desvestido”
Dijo ella.
“Si, para mí también es nuevo…”
Victoria puso a reír.
“Anda, debes haber desvestido a una cantidad de mujeres”
Dijo ella.
“Pues sí, pero nunca las he vestido, y mucho menos desvestido sin tener se%o con ellas, así que tú también eres la primera en algo”
Se sonrojó al punto de arderle el rostro.
“Tranquila, seguirá así, no voy a hacerte nada”
Se puso de pie rozando con su cuerpo al de ella.
“Al menos esta noche, no…”
Le beso la punta de la nariz y se separó.
“Anda siéntate que te meteré en la cama”
Volvió a reír.
“Joder, suena todo muy se%ual, perdona”
Le subió las piernas y la tapó.
“Voy a trabajar un rato desde el estudio, está al final de pasillo, pero si necesitas algo me mandas un mensaje, no te levantes por favor”
Se acercó y le besó la frente.
“¿De acuerdo?”
“Mmm…”
Fue lo que le respondió asintiendo con la cabeza y él se retiró.
Franco había quedado muy consternado con todo lo vivido en las últimas cuarenta y ocho horas.
El acercamiento físico, la discusión, la conversación con la aclaración de las pautas, el desmayo y la hospitalización de Victoria.
Sobre todo esto último, pues había dejado al descubierto que ella le importaba, más cuando su abuela le ofreció enviarle a alguna enfermera profesional para que se quedara con ella en la noche y se había negado, porque sentía la necesidad de ser él quien la cuidara en persona.
Se encerró en su estudio.
Pero lejos de poder concentrarse en su trabajo, solo pensaba en lo vivido con Victoria desde que la conociera en la ONG.
Por su lado Victoria, se sentía por demás agotada, no había lugar en su cuerpo que no le doliera.
Sentía que no tenía fuerza no para darse vuelta en la cama.
Quería creer que era como había dicho el doctor, solo cuestión de estrés, pero estaba preocupada.
Por otro lado rebozaba de felicidad, ese contacto tan íntimo con él la tenía extasiada.
Cerraba sus ojos y veía su rostro.
Inspiraba profundo y olía su embriagador perfume.
Y los brazos musculosos que la sostuvieron en cada caída la enloquecían.
Pensar en todo eso hizo que se excitara.
Ella no era ajena al se%o.
Lo había experimentado un par de veces con un joven con el que estudiaba, pero lo consideraba un fracaso.
Pues no le había gustado en lo absoluto dado lo desastroso de los intentos.
…
Victoria había pasado todo el día durmiendo y despertando.
Pero sus pensamientos y sueños estaban en lo intensamente vivido con Franco ese día.
Ya caía la tardecita y estaba quedándose dormida nuevamente cuando escuchó unos tímidos golpecitos en la puerta.
Creyó que se trataba de Rebeca para ver si necesitaba algo, porque Franco seguro no era, él entraría sin llamar.
Se tapó la cabeza con la manta y resolvió ignorarlo, pero insistieron.
Así que se sentó en la cama y de mala manera dijo:
“¡Adelante!”
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar