Victoria, la novia alquilada -
Capítulo 40
Capítulo 40:
Narrador:
“Buenos días”
Dijo al entrar en la habitación.
“Buenos días Señor de Angelis”
Victoria solo hizo una mueca como saludo.
Franco le correspondió con un movimiento de cabeza.
“Tenemos una diferencia con la señora de que colores van con que pisos”
Franco miró los tintineantes ojos de Victoria y olvidó su enojo.
“Mire, lo que diga ella está bien, es quien dirige los arreglos ahora, así que si le dice que piso verde con paredes rojas, usted pone piso verde con paredes rojas”
“Muy bien, como usted mande”
El capataz se retiró a hablar con los obreros.
Franco se acercó a Victoria para darle un beso en la mejilla, pero ésta dio un paso hacia atrás para evitarlo.
“Solo iba a saludarte”
“Dejaste bien claro anoche que no era recomendable ningún tipo de acercamiento entre nosotros”
“Victoria, ¿En serio?”
La tomó por la nuca.
Luego la acercó a él, le corrió un poco la bufanda y pasó su pulgar por encima de la marca que ella aún tenía en el cuello.
“¿Vas a evitar que me acerque?”
“¿No te entiendo Franco?, ¿A qué jugamos?, dame las reglas claras porque así no es justo”
“No es un juego, es un contrato y las reglas están escritas”
Miró por unos segundos hacia el grupo de hombres que estaban allí dialogando entre ellos y luego volvió a mirarla directamente a los ojos.
“Cuando hay gente somos cariñosos”
Ella soltó más que un suspiro y un gruñido.
Él se sonrió, cosa que enfadó a Victoria haciendo que se colgara de su cuello y le diera un beso en la boca, nada profundo, con los labios bien cerrados.
Franco se sorprendió y la separó.
“¿Qué carajo haces?”
“Ser cariñosa delante de la gente”
Respondió de manera irónica.
“Eres una mujer, ¡Cielos, Victoria, compórtate como tal!”
“Bien”
“Vamos a salir ahora”
Dijo mientras la retiraba de su cuello.
“¿A dónde vamos?”
“Necesito que firmes otros documentos en el banco, es por lo de las tarjetas y la cuenta”
“Entendido, general, como usted ordene”
Franco redondeó los ojos y se dirigió al coche.
“Tampoco seas tonta y sube al coche”
Durante el camino no se dirigieron la palabra.
…
Al salir del banco, luego de hacer lo de los papeles.
“Bueno, chiquilla, ya tienes tu economía propia y esta misma tarde te transferiré el primer pago”
Victoria no respondió, solo asintió con la cabeza.
Franco la miró de reojo y pudo ver como una lágrima corría por la mejilla de la joven.
Entonces estacionó el coche y le pasó la mano por el rostro para secársela.
“¿Porque lloras?”
“Porque ahora ya es una realidad”
Lo miró mientras más lágrimas se desprendían de sus ojos y con voz quebrada continuó.
“Ahora me has comprado, ya soy de tu propiedad”
Franco bajo del coche, lo rodeó hasta Victoria y la hizo bajar también.
Una vez los dos parados al borde de la carretera, él la abrazó.
“Chiquilla, eres mía desde que me clavaste esos ojos color cielo en la ONG”
“¿Qué dices, Franco? No te entiendo”
“No debes hacerlo, pero lo que sí desea entender es que voy a cuidarte siempre, tal y como te lo prometí. Yo cumplo mis promesas”.
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