Capítulo 39:

Victoria:

Para mí era muy difícil estar así con alguien y él no lo valoraba.

Me puse de pie y salí corriendo de la habitación.

El salió detrás de mí e ingresamos casi juntos a mi dormitorio.

“¿No te es suficiente humillación la que me has hecho que ahora me sigues a mi habitación?”

“¿Humillación?, ¿Qué humillación?, pensé que eras una mujer capaz de comprender las consecuencias de los actos hechos sin pensar”

“¿Sin pensar?”

Le grité.

“Muero por besarte, lo sabes, y acabas de decirme que te pasa también, ¿Dónde está lo no pensado?”

“¡Mierda, Victoria!, vas a hacer que pierda la cabeza”

“Yo, ya la perdí…”

Quise abrazarlo, pero me separó bruscamente.

“No sé qué ideas te has hecho y si te soy sincero tampoco me interesa. Algo debe quedarte claro, esto no va a pasar, simplemente no pasará”.

“Franco…”

No se detuvo.

Solo se fue.

Narrador:

La noche había sido una pesadilla para ambos, pues ninguno había pegado un ojo en toda ella.

Victoria sintiéndose humillada y a la vez arrepentida de haberse lanzado.

Franco con unos deseos locos de hacer de Victoria su amante, pero teniendo que guardar la compostura por el bien de ambos, sobre todo el de ella, ya que no la amaba, solo la deseaba y no quería que sufriera, si ella lo odiaba era mejor, nunca comprendería que velaba por su bien.

“Buenos días, Franco. ¿Qué tal durmieron tú y tu novia perfecta?”

“Luciano, dime ya lo que quieres, no te andes con rodeos, ambos sabemos que no das puntada sin hilo”

“Por supuesto hermano que quiero algo, bueno, en realidad varias cosas”.

“Suéltalo ya que no estoy de humor”

“Bueno, parece que el señor todo rectitud está de malas hoy, que pasó, ¿La noviecita no quiso besarlo?”

Franco se abalanzó sobre él y le dio un golpe de puño en el rostro, Luciano cayó sentado y con su mano se frotaba la mandíbula.

“Ya me preguntaba yo, ¿Donde estaba mi hermano dominante?”

“No quiero ser ni dominante ni violento contigo, pero me sacas de mis cabales. Larga ya lo que quieres y déjame tranquilo”

“Ok, quiero primero que dejes de obligarme air a las reuniones esas donde conociste a Victoria. A demás quiero dinero, necesito cambiar mi auto”.

“¿Es todo?”

“No, ya se me ocurrirá algo más. A cambio no diré nada de tu jueguecito y te ayudaré lo que pueda con la abuela”

“Trato hecho”

Luciano no podía creer la facilidad con que su hermano había aceptado sus términos. Tomó la mano que le extendía.

“Trato hecho”

“Ahora lárgate, haz tu vida y déjame hacer la mía”

Luego de esa charla, Franco se dirigió al comedor a desayunar.

“Buenos días abuela”

“Buenos días, tesoro. Disculparás que no te acompañe a comer, pero ya he desayunado con Victoria”

“¿Con Victoria?”

“Sí, ella se marchó ya”

“¿Se marchó?”

“Ah, mi vida, creí que lo sabías. Pidió que el chofer la llevara y se fue para la casa, dijo que los contratistas llegaban temprano y debía estar allí”.

“¿Por qué no me dijo nada?”

“Dijo que dormías como un bebé y le dio pena despertarte”

“Gracias, abuela. Yo tampoco voy a desayunar, me voy para la casa y veo que tal con los contratistas”

Sin decir más se despidió de su abuela y fue a toda prisa hacia la casa.

Al llegar se encontró que Victoria discutía con el capataz sobre que poner y donde.

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