Vendida como novia de un magnate -
Capítulo 30
Capítulo 30:
POV Don Rafael.
“¿Te duele…? Ven… vamos a otro lugar, yo me haré cargo”, intenté alzarla, pero ella se quejó.
“No Gael… Suéltame”, la miré a los ojos con extrañeza.
“Iremos a un mejor lugar”.
“Gael… basta”, sus lágrimas bajaron por sus mejillas y sus labios se fruncieron.
“Sofí”.
“Yo estaba allí”.
“Lo sé… pero no sé qué viste para que te fueras… y sucediera esto”.
Ella apretó su mandíbula y me miró.
“¿Qué vas a hacer ahora?”.
“¿Qué quieres decir?”.
“Tu exesposa regresó a la vida”.
“Bien lo has dicho, mi exesposa”..
“Gael”.
“Calla”, tomé su rostro y la miré fijo.
El que ella haya despertado, no significa que entre nosotros cambie algo en lo absoluto. Vi cómo su boca tembló.
“Gael… ¿Cómo es posible? Se suponía que ella tenía muerte cerebral… además, también está el hecho de que tú la tenías bajo supervisión… ¿Acaso sabías que iba a despertar?”.
“Sofí…”.
“No”, ella me quitó las manos de encima.
“Mira… si tú sigues amando a esa mujer, no voy a interponerme… ¿Cómo podría? Pero no me obligues a quedarme solo para causar algo en ella… o en no sé quién tienes en mente”.
“No… no es lo que piensas”.
“¿Entonces…? Dime la verdad, porque no puedo quedarme de esta manera, Gael”.
La puerta se abrió en ese instante, y un médico entró.
“¿Cómo se siente?”.
Sofía asintió y el médico me miró para darme la mano.
“Gael Koch”, el hombre asintió, y luego vio a Sofía como si ya hubiese hablado con ella.
“La doctora dijo que”.
“Sí… ya hablé con ella”, ella cortó de inmediato, mientras el médico frunció el ceño, pero se quedó callado por unos segundos.
“La daré de alta mañana… siempre y cuando lleve el reposo y las indicaciones de la doctora”.
Sofía asintió lento y luego el médico se despidió de ambos.
“¿Qué dijeron? ¿Tienes alguna fractura o algo?”, ella negó.
“No… estoy bien… quizás me dejan en observación por prevención”.
“Podemos ir a otro lugar”.
“No me moveré de aquí, necesito este reposo”.
“Sofí..”., me acerqué a ella acariciando su rostro.
“¿Recuerdas que te dije que nunca te dejaría?”.
Ella pareció dudarlo y luego bajó su rostro.
“Sofí… mírame..”., la hice que me mirara tomando su mandíbula.
“Dime si te has sentido engañada conmigo… si has sentido que lo que te he demostrado, es mentira”.
Ella abrió su boca y solo quería besarla como desde aquel día en que la vi por primera vez.
“No es eso… sabes que tú para mí”..
“Mírame… también lo eres para mi Sofí… solo quiero que te mantengas a mi lado”.
“¿Cómo podría hacerlo? Si no sé nada de lo que pasa en tu vida, Gael”.
Solté el aire. Era entendible, ella no sabía más del 50% de mi vida, y solo lo había callado por una razón.
Se suponía que era la mujer que estaba ayudando a salir de una desgracia, se la había arrebatado de las garras a mi padre y de alguna forma, pensé usarla para mi beneficio.
Pero nada de ello tenía sentido ahora. Y era obvio que no podía confesarle mi vida a una persona que estaba apenas conociendo en ese entonces. Ya tenía un espejo con Camila, sin embargo, no podía condenarla a ella.
No cuando Sofía sacaba todo de mí. No cuando sabía que ella sí era mía, que todo en ella me pertenecía, que movía sus fibras, y que las mías se alteraban con ella.
“Bien… me quedaré aquí contigo”, concluí.
Pasaremos la noche, y cuando mañana en la mañana te den de alta… nos iremos juntos a un lugar solos. Y en ese momento, Sofía, te contaré todo.
Ella pareció impresionada y un poco nerviosa.
“¿De verdad?”.
Asentí lentamente, tomé su mano y besé su dorso.
“Solo quiero que sepas, que de ahora en adelante va a ser un poco escabroso estar a mi lado”.
Sofía pasó un trago grueso apretando mi mano.
“¿Y tú qué quieres? ¿Qué este contigo, o que me vaya?”
Tuve que sonreírle cuando acaricié su rostro y aparté un mechón de cabello de su cara.
“¿lrte? ¿A dónde?”.
Su ceño se frunció como si fuese a pelear y esta era una característica de ella que me volvía loco.
“¿Dónde podrías esconderte de mí, Sofía? Tú… estás condenada conmigo”.
Sus ojos se quedaron fijos en los míos, pero no había broma en mis palabras.
A pesar de que yo mismo sabía que venía una situación tormentosa, nunca iba a soltar a esta mujer, pasara lo que pasara.
POV Sofía.
Me moví en la cama, y de nuevo sentí cómo un pinchazo volvió a mi v!entre. La habitación estaba oscura, y aunque hace unas horas Gael estaba a mi lado, ahora mismo no podía verlo.
Traté de sentarme un poco y toqué mi v!entre solo con el pensamiento de que en algún momento tendría que hablar con Gael sobre el bebé.
Sin embargo, quería esperar, necesitaba que él me hablara del asunto. Era indispensable saber sobre qué estaba pisando.
De un momento a otro la puerta se abrió, y una enfermera entró.
“Buenos días… ¿Cómo amanece?”, asentí con una sonrisa, y cuando ella abrió las cortinas, me di cuenta de que incluso era demasiado tarde.
“Mucho mejor… yo… he tenido algo de dolor de v!entre”, ella se acercó para tomar mi brazo y quitarme la aguja que habían puesto ayer.
“Es primeriza… el dolor de v!entre es común, siempre y cuando no sea fuerte… ¿Ha parado el sangrado?”.
“Si”.
“Perfecto… ya dieron la orden de salida, por cierto…el señor allá afuera está agilizando todo”, tomé un suspiro y asentí.
“¿Puede decirle que ya estoy despierta…?”.
“Claro… cualquier cosa, estamos a su orden”.
“Muchas gracias”.
Me recosté la camilla, pero decidí que era mejor alistarme para salir pronto de aquí. Así que me quité la bata, y me estaba colocando el vestido cuando la puerta se abrió de nuevo, y solo me dio tiempo de taparme con el vestido cuando ese hombre, estaba de pie con la mirada fija.
“Lo siento… la enfermera dijo que me llamaste”, mis mejillas se pusieron muy rojas e incluso perdí el habla ante la vergüenza.
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