Vendida como novia de un magnate -
Capítulo 23
Capítulo 23:
POV Sofía.
“Sabes cómo Gael es de hermético, nunca sabemos nada de él”, me pegué la pared detallando que Fernanda, y su madre Laura, estaban allí.
“¿Qué sentirá ella?”, preguntó Fernanda con los brazos cruzados.
“¿A qué te refieres?”.
“No sé, vive en la casa de Gael, pero… con su exesposa medio muerta”.
“Fernanda”.
“Mamá, todos sabemos, incluida yo misma, que Gael nunca va a dejar a mi hermana… es… es la mujer que ha amado toda su vida, y ni aun pasando dos años, yo misma pude hacer nada”.
“¿Crees que se deba porque tenga aires de Camila?”
“Lo noté también… pero ella es mucho más joven, muchísimo más y realmente no, no entiendo si Gael desea conservarla, o simplemente la tenga para un fin… estaré atenta”.
Mis ojos estaban muy abiertos, mientras los martillazos en mi pecho, incluso podían llegar a mis oídos.
Las dudas y las inseguridades que habían estado latentes en mi mente comenzaban a tomar forma, alimentadas por las palabras de Fernanda.
Me sentía atrapada en un torbellino de emociones y preguntas sin respuesta.
Retrocedí lentamente y caminé rápido, fui a mi oficina, tomé la carpeta, y luego salí hacia la de Gael.
Pero en ese momento, justamente las mujeres venían caminando por el pasillo.
Y me hice la real tonta y le sonreí a ambas.
“Buenos días”, Laura alzó el rostro y Fernanda apretó la mandíbula forjando una sonrisa.
“Buenos días”, ella arrugó el ceño.
“Pensé que Gael estaba hoy en el otro edificio… lo saludaré”.
“No está aquí”, me adelanté tomando la manilla.
“¿No está? ¿Necesitas algo?”.
Alcé los hombros, y me crucé de brazos.
“¿Algo? No, no necesito nada… ¿Por qué lo preguntas?”
Ella miró a su madre, que ajustaba el bolso en su hombro y se hizo la idiota.
“Pues… estás aquí, en la oficina de Gael… me había dicho que prepararon una para ti”.
Tuve que sonreír. Esta mujer era increíble.
“Si… la vi. Es hermosa, pero me apetece trabajar aquí, en la oficina de mi esposo… de hecho, revisaré unos archivos que me dejó.
Fernanda miró mi carpeta y parecía un poco confundida.
“Si él necesita un análisis, puedo hacerlo”.
“Oh, no… esto es algo privado entre nosotros. No te preocupes… y si me disculpan… estaré superocupada, porque después debo regresar a clases … feliz día”.
Tomé la manilla de la puerta, entré y volví a cerrar, pegándome en la puerta y cerrando los ojos. Sentí una adrenalina avasalladora, y las manos incluso me temblaban.
Escuché los tacones afuera, y luego caminé para sentarme en la gran silla de Gael.
Si alguien pensaba que la persona que estaba al lado de Gael era una debilucha, la gente estaba muy equivocada, y tal vez, el mismo Gael se había equivocado conmigo, porque lo que menos iba a dejar, es que amedrentaran mi espíritu e hicieran lo que quisieran conmigo.
A pesar de estar trastocada por las palabras de Fernanda, revisé todos los archivos, y dejé muchas notas en todo el escritorio de Gael, para cuando llegara por la tarde.
Una sonrisa se dibujó en mi rostro y después del mediodía, casi corría a la mansión para mi primer día de clase.
Cuando finalicé mi primera clase virtual, estaba cerrando sesión en mi matrícula y comprobé la hora. Miré la pantalla de la computadora y luego miré hacia la puerta entre abierta de la biblioteca aquí en la mansión.
Tecleé: Boda de Gael Koch y Camila.
No sabía su apellido, pero ahora mismo eso no importaba.
El buscador se llenó de imágenes e información mientras mi pecho latía con fuerza. Sentí el pulso en la garganta cuando abrí un artículo de hace siete años.
Allí estaba una foto de Gael, sonreía, sus brazos estaban alrededor de aquella mujer, que en efecto era mucho mayor que yo, pero que… ahora entendía que tenía ademanes de su físico.
Camila sonreía abrazando a Gael, y el titular decía: ´Una boda por todo lo alto´.
Había sido hace siete años, así que cuando Camila tuvo el accidente con la madre de Gael, ellos tenían cinco años de matrimonio.
Rápidamente, tecleé sobre el accidente, y la red no se hizo esperar.
Puse la mano en mi boca cuando noté una camioneta en muy mal estado, y un titular que decía: Tragedia para el empresario.
La información era reducida, todo hablaba de un accidente, y no había alguna insinuación.
Cerré las pestañas y luego me puse de pie para tomar el aire. Alguien del servicio me dijo que Gael llegaba un poco más tarde y no sé por qué miré hacia arriba sin pensarlo.
Mis pasos se fueron a aquella habitación iluminada, y no me detuve en entrar y cerrar la puerta rápidamente.
Ella parecía dormida. Me quedé de pie mirándola detalladamente. Era hermosa.
Miré sus manos delicadas, alguien la cuidaba mucho, tenía sus uñas limpias y con un brillo de color. Su cabello estaba peinado, mientras una máquina solo medía sus pulsaciones.
Todo en mí se preguntó cuál era la causa para que Gael la tuviera aquí en esta casa. Se había divorciado de ella, pero quizás lo había hecho para no dejar a su familia abandonada.
Estaba ansiosa hasta la médula, y lo único que quería, era saber, era todo sobre ella.
Estaba dando un paso para su cama, cuando noté que la manilla de la puerta se giró un poco, y mi corazón latió con fuerza.
Rápidamente, me metí en la repisa de un closet y cerré un poco la corrediza, mientras podía ver que alguien estaba entrando.
“¿Hay alguien?”, Helena se asomó con lentitud, y vi por las rendijas de madera, como ella recorrió la habitación, pero inmediatamente, entró otra persona.
“¿Abuela?”, la voz de Gael me hizo cerrar los ojos y pasar un trago duro.
“Cariño… ¿Cómo estás?”, ella besó sus mejillas y luego ambos se giraron hacia la camilla.
“A veces parece como si durmiera”, dijo Helena, y Gael solo la miraba.
“Sí”.
“Y me alegra que hayas cambiado de decisión en cuanto a Sofía… ella no merece estar cuidado a nadie … Mucho menos a la mujer que fue tu esposa”.
“Lo sé… no sabía en ese momento lo que iba a hacer”.
Tuve un mal sabor en la boca.
¿Iba a pedirme que la cuidara?
“Gael”. la abuela se giró hacia él interrumpiendo mis pensamientos.
“¿Por qué no la dejas ir? O al menos en su casa… Laura aquí… y Sofía”.
“Sabes que no puedo hacerlo… Camila debe quedarse bajo mi cuidado, es un tema que ya hemos discutido”.
“Gael”, Helena pidió, pero él le dio la última mirada a Camila, y luego salió de la habitación.
Intentaba no respirar audiblemente, pero estaba demasiado agitada como para guardármelo dentro de la garganta, y este encierro ya me estaba haciendo algo.
Sentía que me estaba ahogando, así que no esperé mucho para salir, y Helena se giró algo sorprendida.
“Sofía”, ella susurró un momento, y yo intenté negar para irme, pero ella me frenó.
“No espera… no te vayas… No es buen momento para hablar con él”, miré la camilla de nuevo, y luego al suelo.
“No quiero quedarme aquí”.
“Lo sé… sé que te sientes muy confundida y sé que Gael no te va a aclarar mucho por ahora… así que, déjame contarte lo que sé de la historia”.
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