Una mamá psicóloga -
Capítulo 140
Capítulo 140:
POV Lucas
Camino con ella hasta la mansión de mis padres.
Apenas entramos en ella, Beatriz es capturada tanto por mi madre como por mi hermana, mi padre me pide ir con él al despacho para que podamos hablar y aunque me he tomado un tiempo para cuidar de Beatriz, sé que debo asumir el control del grupo en pocos días.
“Papá, ¿De verdad no puedes seguir al mando?”, le pido.
“¿De verdad no puedes simplemente hacerlo?”
“Esta es tu vida Lucas, tu legado y yo quiero vivir con tu madre sin deberes el resto de mi vida”.
“Pero mis hermanos ellos…”
El rostro de mi padre se vuelve gris.
Mencionar a más de uno es lo que causa en él, no furia, pero sí mucho dolor y sé que ha sido el peor de los errores.
Tomo de la copa de vino en mi mano antes de tratar de enmendar la relación.
“Me refiero a mi hermano, sé que quizás él…”
“No Lucas, tus hermanos no tienen nada que ver en esto, ninguno”
Me advierte con esas palabras.
“Sé que es difícil, pero no te preocupes con el tiempo, le tomarás el ritmo”.
“Padre, por favor, no quiero ser el director del Grupo Mark, solo coloca a alguien más”.
“No puede ser alguien más, es nuestra familia nuestro deber y sé que lo harás bien hijo”, me sonríe.
“Además así puedes darle todos los caprichos a tu esposa”.
“Tenemos mucho dinero, padre”.
“Pero contigo al mando tendremos más”, responde él.
“Ahora vayamos fuera que tu madre debe estar a punto de venir por nosotros, ¿Sabes que ya tiene el lugar para la boda?”
POV Beatriz
Un año después
Camino por el jardín de la casa de mis suegros mirando a mis dos niños correr de un lado a otro seguidos por el perro que de algún modo dejé que Lucas le comprara.
Coloco una mano sobre mi v!entre hinchado y no puedo creer que esté a punto de tener otro bebé.
“Beth cariño ven aquí”
La voz de mi suegra me hace mirar hacia atrás.
“Vamos a tomar el té, los niños están bien, no te preocupes”.
Sonrió dudando realmente de que sea buena idea dejar a los niños solo cuando son tan intranquilos, pero no puedo estar mucho tiempo de pie, así que simplemente camino hasta la pequeña zona del té en el jardín de la madre de Lucas.
“Cariño, tienes que dejar de preocuparte, esos niños son realmente muy independientes”.
“Lo sé, pero sigo siendo su madre y no puedo creer que ya casi tengas más de año”.
“Venga”
La madre de Lucas golpea la silla a su lado ligeramente.
“Mi hijo te dejó en casa para que pudiera cuidarte, así que ven aquí y no estés tanto tiempo en pie”.
“No sé por qué Lucas sigue haciendo esto cuando tiene que irse a sus reuniones”, respondo obedeciendo a mi suegra.
“Falta un mes para que el bebé llegue y usted y su esposo están tratando de ser felices, conmigo y los niños aquí…”
“La vida es maravillosa”, sonríe.
“Amo a Jeremías y realmente disfruto pasar tiempo a solas con él, pero ya es hora de que hubieran niños corriendo”, suspira.
“Si mis otros hijos tuvieran la bondad de darme más…”
Me resulta un poco triste ver su expresión.
Realmente llevo un tiempo cuestionable con Lucas y solo conozco a Lucía.
No sé por qué sus hermanos, porque hace un tiempo descubrir que eran dos no vienen a casa cuando son los verdaderos hijos de Lizbeth.
Pero justo como Lucas dijo, nada de eso debe mencionarse en casa de sus padres, al menos no lo de su otro hermano.
“Pronto tendrás otro”
Trato de cambiar el tema.
“¿Dónde está Jeremías?”
“No lo sé, quizás fue a comprar otro auto o algo para los niños”
Mi suegra sirve el té.
“La verdad es que me complace un poco tener un tiempo de chicas, ya no soy tan joven, ¿Sabes?”.
Me sonrojo ante esas palabras.
“Pero cuéntame. ¿Como te va en la repostería?”
“Las cosas van cada día mejor”, respondo feliz.
“Es una lástima que no pueda ir a trabajar en estos días”
“El doctor dijo que debías tener reposo estos últimos meses”, me recuerda.
“La tienda seguir ahí, después de todo eres la dueña”
Asiento aun sin creer que realmente mi antiguo jefe me propusiera ser su socia y me regalara el local como obsequio de bodas.
Bebo mi té pensando que realmente tengo suerte.
Los cielos me han bendecido.
Lucas no solo es todo lo que he soñado en esta vida, sino que tengo una buena familia, una lista casa con una encantadora familia política y un trabajo que me encanta.
Esa tristeza que siempre se mueve por mi pecho me hace suspirar sin remedio, pensar en mis padres me hace sentir incómoda, saber que incluso después de un año siguen sin querer dirigirme la palabra.
Saber que siguen con esa historia de que estoy lejos viviendo como voluntaria es doloroso porque, aunque no los necesito, siguen siendo mis padres.
“¿Está todo bien nena?”
Mi suegra alza mi rostro.
Mi corazón duele, pero trato de despejar las lágrimas antes de hablar con la voz más fuerte que tengo.
“Creo que solo extraño a Lucas”, suspiro.
“Dijo que vendría hoy, pero seguramente encontró otro problema en el nuevo hospital”.
“Mi hijo es muy cuidadoso con esas cosas”; me recuerda.
“Sabía que sería un buen director, pero nunca imaginé que lo haría tan bien, Jeremías dice que su padre estaría más que orgulloso”.
“Me hubiese encantado conocer a sus padres”
Alzo una mano antes de explicarlo.
“Ustedes encantadora y su marido también, pero…”
“Lo entiendo, no tienes que preocupante querida, comprendo perfectamente lo que quieres decir”
“¿Qué quiere decir madre?”
Mi mirada se llena de luz.
Mi suegra sonríe mientras hace a un lado su silla para que pueda ponerme en pie y mi marido se acerca a mí para abrazarme.
Me besa en los labios con deseo, haciéndome sentir tan feliz de verlo que no soy capaz de hablar.
“¿Cómo este cariño?”, me dice.
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