Una madre de alquiler -
Capítulo 64
Capítulo 64:
Los dos volvieron enseguida y buscaron cervezas, pero, cuando notaron que ellas los miraban mal, se dieron cuenta de que las mujeres de al lado los estaban comiendo con los ojos. Todos los demás estaban en el agua, así que solo quedaban ellos cuatro en la mesa. En ese momento, Cindy se levantó para sacarle la cerveza de la mano a Ken.
“¿Es en serio, Ken?” dijo.
“¿Qué pasó?”
“Te quejabas de mí, pero ahora mírate”.
“Igualdad de derechos. Dijiste que no era gran cosa y ahora me doy cuenta de que es verdad”.
“No sé ni qué decir, si eso fue para llamar la atención lo consiguieron” afirmó Amanda.
“Olvídalo amiga, ven conmigo”.
“¿Adónde vas?” exigió Ken.
“No importa, quédate ahí disfrutando de tu playa como quieras, no te preocupes por nosotras”. Tomó su teléfono y se fue con Amanda caminando por la playa hasta que vieron un puesto. Había un espectáculo en vivo, así que Amanda pidió cerveza, una porción de mariscos y se quedaron a verlo”.
“Vamos a divertirnos solas” dijo Cindy.
“Sí, será divertido.
“Las dos sufriendo por hombres guapos y ardientes, uff”.
“Relájate, no les doy ni dos minutos antes de que estén aquí”.
“Fingiré que no los veo”.
“Vamos a beber que hace calor” sugirió Amanda. Mientras se entretenían, algunas personas las miraban porque eran dos mujeres hermosas y atractivas, especialmente en bikini. Los chicos, por su parte, se quedaron a tomar cerveza sin prestarles atención.
“Las chicas están tardando mucho” señaló Elizabeth cuando pasaron los minutos y no volvían.
“¿Se habrán perdido?” preguntó Ken.
“No lo creo, están enojadas, por eso no volvieron” aseguró Anthony.
“¿Qué pasó?” preguntó Isaac con curiosidad.
“Nos quitamos los pantalones” reveló Ken entre risas.
“Ustedes apestan” dijo Arianne. ¿Creen que no se dieron cuenta de la mesa de al lado? A las mujeres no nos gusta sentirnos inseguras, hasta me di cuenta de que esas dos de ahí atrás los estaban mirando.
“Yo hubiera hecho lo mismo” afirmó Lisa.
“Estás exagerando” dijo Mitch.
“No es para tanto” agregó Mark.
“Mirar no le hace daño a nadie” comentó Peter.
“Vamos a buscarlas, Ken” indicó Anthony.
“Sí, espero que las encontremos”.
Salieron a buscarlas, pero no sabían dónde podían estar, así que caminaron por la playa sin rumbo. Las chicas estaban bebiendo cuando empezó a sonar una canción brasilera; entonces, Amanda se levantó y llevó a Cindy a bailar. Como se movían libres y alegres, la cantante las elogió por el micrófono, la gente las miró y aplaudió como si estuvieran viendo un gran espectáculo porque las chicas bailaban muy bien y con sensualidad. Los muchachos pasaron junto al puesto y escucharon a la cantante halagarlas, no sabían quiénes eran, así que volvieron a ver: las dos chicas estaban bailando con cervezas en mano y había otras personas moviéndose a su alrededor.
“¿Qué mi$rda es esto?” exclamó Ken.
“Maldita sea, Ken”.
“Destruiré todo ese puesto”.
“Voy a buscar a Amanda antes de hacer alguna locura aquí” advirtió Anthony.
Justo terminó la música, todos volvieron a sus lugares y ellos se acercaron a las chicas”.
“¿Qué diablos fue eso, Cindy?”
“Estuve a punto de romper todo este puesto” afirmó Anthony.
“¿Quieres cerveza? Está fría” ofreció Cindy.
“¿Te vas a burlar de mí?” dijo Ken, enfurecido.
“¿No estabas disfrutando de la playa? Nosotras estamos disfrutando el espectáculo”.
“No veo problema con eso. Estamos enteras, nadie murió” dijo Amanda.
“Alguien va a morir si se te acerca” amenazó Anthony.
“Ya estoy perdiendo la paciencia” agregó Ken.
Los dos hablaban caminando de un lado al otro, con las manos en las cabezas y los rostros rojos de la rabia. Mientras tanto, las chicas estaban encantadas de verlos así.
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