Una madre de alquiler
Capítulo 129

Capítulo 129:

Anthony le preguntó a Walter, el investigador: “¿Es posible obtener grabaciones de hace meses de una cámara de seguridad?”

“Si no se han borrado, sí”.

“Maldita sea. Quiero que averigües el día de la fiesta en la que Amanda fue drogada y abusada; trata de conseguir las imágenes sea como sea, necesito pruebas”.

“Va a ser muy difícil, pero lo intentaré” dijo Walter.

“Intenta y lógralo. Viajarás hoy mismo”.

“Está bien, haré lo imposible” aseguró.

“Bien, cualquier cosa, llámame”.

El investigador se fue y Anthony se quedó pensando. Llamó a su padre para ver si todo marchaba bien en la empresa, a lo que le respondió que sí. Luego subió a la habitación y vio a su novia durmiendo con su hija, así que se acostó con ellas. A la hora de la cena, se despertaron y bajaron a la sala, en donde Esther les avisó que la comida estaba lista. Después se quedaron charlando y mirando televisión.

“¿Se te pasó el dolor?” preguntó Anthony.

“Sí, al menos hoy no me molestó la cabeza”.

“Mañana vendrá mi madre y se quedará con nosotros unos días. Va a ayudarte con los preparativos de la boda”.

“Maravilloso” dijo ella, contenta.

“Elijan juntas la decoración y, cuando estés totalmente recuperada, elegirás el vestido, ¿De acuerdo?”

“¿No me ayudarás?”

“¿Eso quieres?” preguntó él.

“Claro que sí, quiero que lo hagamos juntos porque es nuestro día más importante”.

“Está bien. Le diré a mi madre que llame a alguien para que traiga dulces, así los vas probando” propuso él y ella estuvo de acuerdo”. Los días se pasan volando, así que debemos darnos prisa.

“Sí, estoy muy emocionada”.

“Yo también. Amor, ¿Quieres tener hijos?” preguntó el hombre de pronto.

“Por supuesto, tengo a Lucy”.

“Hablo de tener nuestros propios hijos”.

“¿Te gustaría?”

“Tienes la costumbre de responder preguntas con preguntas, ¿No es así?”

“Sí” se rio. Quiero tener hijos contigo.

“Pues me alegro. Quiero agrandar nuestra familia y tener muchos hijos contigo”.

Se quedaron hablando de la boda y los preparativos hasta tarde, hasta que Lucy les preguntó si podía dormir con ellos, y entonces subieron a la habitación y se acostaron. Al día siguiente, Amanda despertó a su hija, la llevó al baño y se ducharon.

Anthony se despertó mientras su novia alistaba a Lucy y se fue a duchar él también. Después, bajaron juntos a desayunar y llevaron a la niña a la escuela. Cuando volvieron a la casa, Sabrina estaba en la sala hablando con una mujer y Amanda se acercó muy emocionada.

“No puedo creer que haya venido”.

“Claro que vine y no me iré hasta que no esté todo resuelto” dijo Sabrina.

“Me parece estupendo” dijo la chica sonriendo mientras Anthony saludaba a su madre.

“Hola, cariño. Ella es Mayra, se encargará de la decoración” contó Sabrina.

“Mucho gusto, yo soy Amanda”.

“El gusto es mío, será un placer hacer tu fiesta, linda”.

“Cariño, ¿Ya tienes algo en mente?” preguntó Sabrina a su nuera, quien asintió.

“Cuéntanos todo” pidió Mayra.

Amanda comenzó a hablar mientras la asesora tomaba nota en su tablet. Anthony también dio algunas sugerencias e ideas. Cuando la chica les mostró el resultado, Amanda se quedó perpleja de la felicidad. Era exactamente lo que ella había soñado.

Mayra les explicó cómo lo imaginaba y Amanda decidió dejarlo todo en sus manos. Mientras se ponían de acuerdo acerca de los adornos, Sabrina llamó a una persona del bufet para acordar un horario. Luego, iban a hacer lo mismo con la torta y los dulces.

Para cuando la decoradora se fue, la novia estaba muy emocionada y no podía dejar de sonreír. Anthony estaba feliz al notar su emoción y sus ansias por la boda.

“Vamos a probar la comida” avisó Sabrina.

“Mamá, ¿No la pueden traer aquí?” preguntó Anthony.

“No, la chica prepara todo en su restaurante, así es más fácil”.

“Pero Amanda no ha salido de casa todavía”.

“Puedo salir, amor, no hay problema. Ya estoy bien”.

“Aún no has vuelto al médico, así que no sabes si estás bien” dijo preocupado.

“No me duele nada”.

“Pero podría dolerte. Mamá, llámala de nuevo y dile que arme los platos aquí, le pagaré lo que sea necesario”. Sabrina asintió y se alejó para hacer la llamada. Amanda miró a su novio frustrada desde el sillón.

“Cariño, solo quiero que estés bien, no quiero que corras el riesgo de cansarte” dijo acercándose a ella.

“Pero me siento bien. No hay necesidad de quedarme encerrada en casa, además, iríamos en coche.

“Lo sé amor, es solo por precaución”.

“Bien. Iré a la cocina a buscar agua” dijo ella. Cuando se fue, Sabrina se sentó en el sofá y terminó de ultimar detalles con el bufet.

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