Capítulo 95:

Al día siguiente, Máximo decidió contarle a Carolina sobre Osvaldo y todo lo relacionado con la mafia, pues él le había dado permiso de hacerlo.

“Amor, ¿Podemos hablar un momento?».

Carolina, quien se encontraba sirviendo zumo de frutas en un Vaso, bajó la jarra al oírlo.

«Claro, amor, ¿Qué pasa?», preguntó la chica, esperando lo peor.

«Es sobre Osvaldo».

«Vamos, ¡Dime de una vez!», exclamó Carolina, en un tono suplicante.

«¿Le pasó algo?».

«No, él está muy bien…». Máximo vaciló, dudando si decirle la verdad. Decidió hablarle son rodeos. «Es un mafioso».

Después de la declaración, un profundo silencio se adueñó de la casa, hasta que Carolina acabó con carcajear. A pesar de eso, al notar que Máximo seguía sin decir palabra, ella dejó de reír y frunció el ceño al comprender que no se trataba de una broma.

«Espera… ¿Estás… estás hablando en serio, amor? ¿Qué historia tan loca es esa?».

«Osvaldo renunció a la mafia para poder vivir tranquilamente con su esposa; pero como Santiago nunca aceptó ser el señor, permaneció como un sustituto. Así que Osvaldo terminó volviendo para ocupar su puesto y ahora se va a casar». , «¿Cómo es posible?». Carolina movió la cabeza, negando. «Emilia, Osvaldo… ¡Todo el mundo se casa y yo ni siquiera sé con quiénes!».

«Bueno, respecto a eso…».

«¿Qué pasa?», le preguntó Carolina, sonriendo nerviosa. «Espera un momento… ¿Osvaldo y Emilia? ¡Pero si ni siquiera se conocen!».

Aunque no lo creas, ella también forma parte de la mafia, y por eso Osvaldo la eligió como a su novia».

Entonces Carolina se levantó de la silla y se pasó la mano por el cabello.

«De verdad no puedo creerlo. ¡Esos dos hijos de p$ta!».

«Pero, cariño, ella no podía decir nada, ¿Comprendes?», explicó Máximo.

«Sin autorización previa, no podía hablar del tema. Del mismo modo, yo tampoco, pero estoy diciéndotelo ahora porque él me dio el visto bueno».

«¿Y por qué no me dijo nada?», preguntó Carolina, un poco seria. «¡Máximo, yo planeaba casarme con él!».

«Él fue el que decidió regresar a la mafia. Y de cualquier manera… dijo que no se casaría contigo. No te involucraría en todo eso».

«¿Pero sí a Emi?». Carolina caminaba de un lado a otro en la sala.

«Emilia me dijo que su prometido era difícil. No lo creo. ¡Osvaldo nunca fue difícil de convivir!».

«Mira, ella nació en ese mundo, no es como si tuviera una opción. Solo que Osvaldo necesita ser más reservado, eso es todo. Tú sabes que él jamás la trataría mal».

«¡Él mintió todo este tiempo!», exclamó Carolina. «Voy a llamarlo ahora mismo».

«Cariño, tal vez sería mejor…».

«¡Nilo intentes! Me mintió e hizo que Emilia también me engañara».

«ÉL nos ha ayudado mucho, Carolina», dijo Máximo mientras la abrazó.

«Tenía sus motivos. Tranquilízate, ¿De acuerdo?».

Carolina suspiró, cerrando Los ojos y se dejó abrazar por su esposo.

«Es que… ¡Es frustrante!».

«No podemos ir a su compromiso, ya que está destinado solo para la mafia. Pero a la ceremonia de la boda… sí estamos invitados», le aclaró Máximo, esperando que Carolina se calmara un poco.

«No me lo creo… ¿Y si él renuncia al matrimonio? Estoy segura de que Em no quiere casarse».

En ese instante Máximo acarició el cabello de la chica.

«Cariño, no puede hacer eso; debe casarse, quiera o no. Pero la cuestión es que Emilia también. Lo mejor es que lo haga con él, sabiendo que es un buen hombre, que con alguien que pudiera maltratarla».

Carolina sabía que las palabras de Máximo tenían sentido, con todo, no deseaba ese tipo de unión para su amiga.

«Voy a hablar con él», insistió.

«Mi amor…”.

«Solo le diré que la trate bien, eso es todo», dijo la Carolina mientras miraba a Máximo. «¡Y yo tratando de hacer que Emilia y Santiago se junten! Por eso, Osvaldo siempre tenía esa expresión seria y no respondía nada. Pensó que tal vez no aprobaba a Em por alguna razón relacionada con su hermano, o que quizás era al contrario».

«Emilia se metió en algunos apuros debido a tu Operación Cupido», cariño”, dijo Máximo mientras besaba la punta de la nariz de la muchacha. «Pero ya está todo bien. Además, creo que Osvaldo siente atracción por ella».

«¿Cómo lo sabes?».

«La mira” de otra manera. Lo vi perder el control sobre Emilia y Santiago. Trató de hablar de ello en voz baja, pero me di cuenta de lo molesto que estaba. Como hombre, cariño, comprendo que ciertas miradas que le dirigió estaban lejos de ser inocentes».

Carolina frunció el ceño.

«No quiero ni imaginármelo».

«Mejor vayamos a tomar un café; después conversas con Emilia y solo entonces podrás hablar con Osvaldo».

Finalmente, Carolina estuvo de acuerdo y regresó a la mesa. Tan pronto como terminaron de comer y Máximo se ocupó de los asuntos de la empresa junto con César, ella fue a la habitación de Bernardo y llamó a Emilia.

«¡Emilia, cuéntame todo!», dijo, lo cual sorprendió a su amiga debido al tono que usó. «Ya sé lo de la mafia y esas cosas».

«Yo…”. Aunque tragó con aspereza, Emilia se sintió aliviada. «No quería ocultártelo”.

«No te preocupes, lo entiendo. Máximo me dijo que no podías. Só que la mafia no es algo cori Lo que alguien quiera jugar», agregó antes de morderse el interior de la mejilla. «Dime, ¿Osvaldo es bueno contigo?».

«Bueno, no es de los peores… quiero decir, es molesto, mandón y hace algunos chistes malos», respondió Emilia, sin mencionar las miradas que le lanzaba y cómo parecía disfrutar incomodándola con comentarios inapropiados.

«¿Él te grita? ¿Te ha golpeado alguna vez?».

«Él aún no es mi esposo, aunque sea el señor. Si me golpeara injustamente, mi padre tendría el derecho de tomar medidas en el asunto. Esas son las reglas», afirmó Emilia. «Osvaldo habla con autoridad, sí, aunque no me grita».

Esto no era del todo cierto, sin embargo, tampoco se trataba de una mentira en su totalidad. En comparación con los hombres de la mafia, él no era irrespetuoso, sino más bien demasiado comprensivo. Si Emilia hubiera sido atrevida con alguien más, cuestionándolo o diciéndole «no», habría recibido serias amenazas como mínimo.

“Hablaré con él».

«Él no es malo».

«Lo sé, estoy segura de que no, Es decir, nunca lo fue conmigo. No creo que sea violento por naturaleza».

“¿Vas a ir a la boda, verdad?», preguntó Emilia. –

“Sí, no te preocupes», afirmó ella.

Aunque las dos estuvieron conversando por un rato, Emilia Lamentó no poder contar con la ayuda de Carolina para elegir ciertos detalles de la ceremonia, ya que estas decisiones solo serían tomadas por las mujeres de la mafia, según sus reglas.

Si bien durante ese fin de semana, la chica se despertó sintiéndose mal, no -pudo simplemente quedarse en la cama. El día del compromiso había llegado.

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Nota de Tac-K: A partir de este punto la historia se enfocará más en Osvaldo y Emilia. (ɔO‿=)ɔ ♥

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