Un matrimonio de conveniencia -
Capítulo 88
Capítulo 88:
Emilia fue con Carolina a la tienda y las dos eligieron algunos artículos.
La verdad fue que Emilia ayudó a la otra a elegir, ya que ella no estaba familiarizada con ese tipo de cosas. Sí, era cierto que en la casa de la Familia Castillo y en la finca había muchas cosas, pero a Carolina no le interesaban ciertos elementos decorativos, por ejemplo. La otra chica, en cambio, parecía saber mucho acerca de ese tema.
«¡Realmente tienes un gusto excelente, Emilia!».
«Muchas gracias. En realidad, siempre he sido buena con la decoración», dijo la joven. El hecho era que una de las cosas que hacían todas las jóvenes de familias adineradas era saber cuidar todo en una casa. No era que fueran a hacer nada, pero para mandar a los empleados, tendrían que conocer muy bien todos los procedimientos.
En el momento en que Carolina llegó a casa, Máximo estaba saliendo de la habitación de Bernardo.
«¡Por fin, mujer!», exclamó él, y la agarró por la cintura, levantándola sobre su hombro en tan solo un segundo.
«Máximo, ¿Qué se supone que estás haciendo?», preguntó ella, riéndose.
«Qué linda vista», dijo la mujer, ya que estaba boca abajo, pero podía ver su trasero.
«Voy a llevar al baño a mi querida futura esposa, la voy a duchar muy bien, y quién sabe, hacer otro bebé, ¿Qué te parece?», respondió el joven.
Al escuchar esas palabras, los ojos de Carolina se abrieron de par en par. ¡Siempre se olvidaba de revisar el maldito examen!
«¡Máximo, bájame ahora mismo!»
Al notar la urgencia en su voz, el hombre hizo lo que le pidió. Al instante, Carolina fue corriendo a la bolsa que usó el otro día.
«¿Amor?».
Así, ella le tendió el sobre.
«Ábrelo», indicó.
“Pero… en realidad, ya tuviste tu período, amor. Y si todavía crees que podrías estar embarazada, me parece que tal vez deberías volver y hacerte otra prueba. Creo que este, si es negativo, puede que ya ni siquiera sea válido», señaló el hombre.
Sí, ella le había dicho que debían usar un condón, pero no lo hicieron. Lo cierto era que ella era completamente libre con él, por lo que usar condón nunca pasó por su mente cuando se trataba de tener intimidad con Máximo Tras ello, el joven abrió el sobre y el resultado fue negativo.
Máximo realmente quería tener otro niño, así que el hecho de ver el resultado negativo fue como un balde de agua helada para él. Al instante, Carolina se acercó a él y miró el resultado.
«Me voy a hacer otro”, dijo ella, y agregó: «Todavía me siento un poco mareada».
«¿Cómo es eso? ¿Cómo que todavía?». Sin embargo, la mujer se quedó en completo silencio. «¿Carolina?».
«Bueno, la verdad es que después del accidente he seguido sintiéndome mareada. Tan solo es eso. Sin embargo, no me sucede todo el tiempo».
«¿Y por qué no me dijiste nada?», preguntó él. Carolina solo había visto Máximo enojado con ella cuando pensó que lo había traicionado, pero alí estaba él, totalmente lleno de rabia. No obstante, era algo diferente.
«Discúlpame, yo…».
«Vamos a ir al médico mañana por la mañana, y no sirve de nada que trates de inventar una excusa».
«¿Pero no tienes una reunión?», preguntó ella, y el hombre negó con la cabeza rápidamente.
«Olvídate de eso, tú eres más importante para mí. Ahora mismo voy a avisar que tengo que cancelar pala pasado mañana», replicó Máximo y abrazó a la chica, mientras agregaba: «Vamos a darnos una ducha. Me voy a comportar». Tras ello, él besó la parte superior de su cabeza.
«¿Y quién dijo que se supone que debes comportarte conmigo? De verdad me siento muy bien, así que puedes hacer conmigo lo que tú quieras”.
Ante eso, Máximo se rio y la besó, yendo al baño con ella en sus brazos.
Al día siguiente, el doctor ordenó unas pruebas y Carolina terminó pasando la mayor parte del día en clínicas.
«Por favor, dime que ya puedo comer», g!mió ella y Máximo se echó a reír.
«Sí, sí puedes. Vamos».
El resultado del embarazo estaría listo en unos minutos, y la joven estaba bastante preocupada, pues, apenas podía cuidar de un solo bebé.
«Si realmente estoy embarazada, me voy a ver enorme con el vestido de novia», dijo ella, ya que la boda era en un mes.
“Amor… tú te ves hermosa siempre», pronunció él, luego, Carolina lo miró irritada y el hombre tan solo se rio y agregó: «Tranquila, vamos a comer pronto».
Tras ello, el hombre la llevó a un restaurante cercano y Carolina no escatimó a la hora de pedir.
«Vas a comer por tres, ¿Eh?».
«Cállate», respondió ella de forma automática, sin mirarlo.
«Cuánta delicadeza», replicó él, aunque se conformaba con verla comer.
A decir verdad, le encantaba verla hacer absolutamente todo. «¿Cómo puedes ser tan hermosa?».
«Son tus ojos, Chuchu »
Entonces ella continuó: «No entiendo por qué alguien diría eso… tus gustos son una basura”.
Al escucharla, Máximo dijo haciendo un puchero: «Me llamaste basura».
De inmediato, la joven negó con la cabeza.
«¡Pero qué dramático eres, Señor Castillo!»
«Bueno, es que estoy sensible».
«¡Eres un ridículo, Máximo!».
«Cualquier cosa para hacerte sonreír», replicó él, mientras le acariciaba la cara.
Posteriormente, regresaron a la clínica. Sin duda alguna, el resultado en manos de Carolina la puso nerviosa.
“Ábrelo tú y miraremos a la cuenta de tres, ¿De acuerdo?», dijo Máximo y ella asintió. «Uno… ¡Dos y Tres!».
Positivo.
En ese instante, los dos miraron el papel.
«Yo… yo… ¿De verdad voy a tener otro bebé?».
El hombre se echó a reír como loco y se levantó de su silla en la sala de espera.
«Miren eso, ¡Embaracé de nuevo a mi esposa!».
Al escucharlo, la gente a su alrededor le sonrió. Por otro lado, el rostro de Carolina se puso rojo, justo antes de levantarse y sacar a rastras a Máximo de allí.
«¡Por Dios, qué vergüenza!».
De inmediato, él la abrazó y la colmó de besos.
«¡La vergüenza no es nada! ¡Te dejó embarazada de nuevo! ¡Y apenas estamos comenzando!».
«¿De qué demonios estás hablando?».
«Bueno, quiero que hagamos muchísimos bebés. Pero, estoy bien si solamente quieres practicar. Me encanta entrenar para hacer bebés contigo». En ese momento, el hombre recibió una palmadita en el brazo.
«Realmente me encanta, de ti, me gusta todo».
Por otra parte, la noticia fue muy bien recibida por César y Yolanda.
«¿Escuchaste, Bernardo? ¡Vas a tener un hermanito, o hermanita!», comentó César, mientras Máximo sonreía con el pecho inflado.
En ese instante, Yolanda estaba en la cocina con Carolina.
“¡Máximo parece un pavo real!”, dijo Carolina, al tiempo que acomodaba los dulces que había pedido el joven en una bandeja.
«Por supuesto, él se siente orgulloso. Además, sé que se siente muy mal por haberse perdido tu primer embarazo».
Carolina no respondió nada, pero lo primero que pensó fue: Es culpa de él mismo.
«Honestamente, estoy muy nerviosa, Yolanda. Ahora mismo, siento que hi siquiera le doy suficiente atención a Bernardo… «.
“Descuida, eres una gran madre. Sin duda alguna, a Bernardo le encantará tener otro bebé con quien jugar. Además, es bueno así, cuando tienes un hijo tras otro».
Al día siguiente, Carolina y Máximo charlaron y sacaron el tema de los padrinos.
«Bernardo aún no tiene padrinos, pero ya te dije que pensaba en Osvaldo», comentó Carolina y Máximo asintió.
En realidad, él no quería que su hijo se involucrara en la mafia, pero Osvaldo había cuidado mucho Bernardo, así que era injusto que no fuera su padrino «¿Y que hay con el segundo bebé? ¿Pensaste en Bastian?», preguntó Máximo y ella asintió.
«Pensó exactamente lo mismo. Hablando de Bastian, estoy muy preocupada, él ha estado muy ocupado con la escuela y algunos problemas en su familia».
«Es verdad, rara vez llama. de hecho, ni siquiera vino por el compromiso», dijo Máximo. «Lo he llamado, pero siempre cuelga».
«Yo lo voy a llamar, y más le vale que no me haga molestar. Voy a jugar la carta del embarazo».
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