Capítulo 83:

“No te preocupes, querida, cálmate”, dijo Nadia.

Mientras miraba hacia la sala, se topó con Gaspar sentado en el sofá y su rostro se tornó pálido como una hoja de papel.

«¿Qué… qué haces aquí?”

“¿No puedo estar en mi propia casa?”, respondió en un tono tranquilo, lo que hizo que Nadia se sintiera aún más nerviosa.

«Claro que puedes…”, hablo la mujer al mismo tiempo que guardaba su celular. «Es que normalmente estas trabajando a esta hora».

«Estaba resolviendo algunos problemas y, como si fuera poco, apareció otro».

Entonces Gaspar se levantó y se dirigió hacia Nadia, la cual tragó saliva y retrocedió, apoyándose contra la pared.

«¿Que te pasa, Gaspar?»

«De verdad eres una perra, ¿No?», contestó él con agresividad, «Sabes muy bien lo que pasa, después de todo, fuiste tú quién provocó toda esta mi$rda. No te mato ahora mismo porque sabrían que fui yo, ¡Y no vale la pena ira la cárcel por culpa de una mujer tan mentirosa como tú!”

«Soy la madre de… ¡De tu hija!” le gritó.

«Gaspar, estas personas sólo quieren crear problemas entre nosotros, ¿A caso no ves que es un engaño?”

«¿Un engaño? Nadia.» El hombre apretó los dientes y se fue hasta el sofá para tomar una carpeta que Nadia no había visto antes. «¡No se trata de acusaciones sin fundamento!».

Lleno de furia, se la lanzó. Ella tuvo que inclinarse para recogerla. Las manos le temblaban al leer la información, tanto como su rostro palidecía.

«Me engañaste todo este tiempo! Paloma… Paloma nunca me traicionó; ¡Siempre fue la esposa perfecta! En cambio, yo, me creí tus malditas mentiras y… y permití que me envenenaras en contra de mi Carolina”.

Gaspar tenía la voz entrecortada y los ojos empañados por unas lágrimas, que no hizo ningún esfuerzo por detener.

«¡Todo eso es mentira!».

“¡Cállate!”, Se acercó a Nadia y casi le agarró el cuello con las manos. “¡Quiero estrangularte! Mi mujer murió porque era buena, ¡Mientras que tú eras la p$ta! Me hiciste creer que te había embarazado y que Eloísa nació ocho meses después. Pero ella no era más que la hija de aquel…». Tragó saliva. «Limpiaré el nombre de mi esposa y el de mi hija’.

Gaspar recordó cómo había golpeado a Carolina, también el modo en que la obligó a casarse con un hombre que consideraba una mala elección

Recordó todas las veces que la había maltratado y humillado, cuando en realidad estaba protegiendo a la bastarda de Nadia. ¡Y Eloísa era tan mala como su madre!

«Mi amor…, después de todos estos años…”

“Yo nunca te quise. Te soporté porque creí que te había embarazado y asumí la responsabilidad; pero siempre amé a Paloma, aun cuando pensaba que me traicionó». Dirigió una sonrisa desdeñosa a Nadia, y fue como si la hubiera abofeteado.

«No eres más que una maldita p$ta. Y te quiero fuera de mi casa».

“¡Gaspar!”

“¡Largo! Incluso seré generoso y dejaré que te lleves algo de ropa, ¡Porque debería echarte a la calle, p$ta!”. Si bien tomó a Nadia por los brazos, no usó demasiada fuerza. Gaspar recordó las palabras de Osvaldo: «No dejes marcas”

No conocía bien a Osvaldo, sin embargo, recibió una inesperada visita suya y se enteró de todo lo que había pasado. El hombre no le dio ninguna oportunidad de conversar ni de entablar amistad.

Nadia subió y Eloísa llego poco después. Cuando vio la cara de su padre, supo que su madre no había podido cambiar las cosas.

Ella nunca supo que no era hija de Gaspar. Nadia siempre le dijo que ella era la legitima, mientras que Carolina era una bastarda

«¿Papa?».

«Tu padre ha muerto», respondió él, tomando un sorbo de whiskey. «Yo te crie, pero sé que eres igual que tu madre, una víbora inútil. Por eso puedes hacer las maletas e irte con esa z%rra”.

«¡¿Qué?!», pregunto Eloísa, desesperada. Ni ella ni Nadia tenían dinero, más allá del que Gaspar les daba.

«Ya me escuchaste. Sé que parte de la culpa de ese comportamiento es mía, pero no pienso encubrirte mientras mi hija, a la que siempre debí proteger, sufre”. Gaspar se volvió hacia Eloísa.

«Si vuelves a intentar hacerle daño a ella o a su familia, lo mandaré todo al infierno ¡Y las arrastraré a ti y a tu madre conmigo!”

«Tú me criaste… , ¿Cómo puedes…?». Eloísa lloraba desconsolada. «¿Cómo puedes tratarme así? ¿Es que no me quieres?».

Gaspar rio con desdén.

“Si traté así a mi hija, ¿Por qué sería diferente contigo? ¿Por qué iba a tenerte consideración?”.

Nadia bajó con una maleta.

«Excelente. Eloísa, ve a empacar. Yo me voy y dejo aquí al encargado de la seguridad. Volveré dentro de una hora. Si las encuentro aquí, no será agradable».

Se marcho el hombre dando un portazo y Eloísa se acercó a Nadia.

“Hija, nosotras…».

«¡Me mentiste todo este tiempo! Eres una p$ta… ¡Ay!»,

La bofetada que recibió Eloísa resonó en toda la habitación. La muchacha se sujetó la mejilla, viendo a su madre con odio.

“Hice todo esto por ti, niña desagradecida. Tu biológico no podría haberte dado ni la mitad de los lujos que tuviste, No era nadie». Nadia se acercó a la chica y Eloísa dio un paso atrás. Ella jamás la había golpeado.

«Ve a hacer las maletas y llévate lo más valioso. Tendremos que vender estas joyas y empezar de nuevo en otro lugar”.

Eloísa se tambaleó, aún sin pensar con claridad

Nadia respiró hondo. Tenía un nuevo plan. Ya que Eloísa era hermosa, podría conseguirle un buen matrimonio en otro país. Ella sabía a quién dirigirse para conseguir pasaportes falsos.

Cambiar sus nombres era la mejor opción.

En cuanto Eloísa se bajó, las dos abandonaron el lugar y se dirigieron a un hotel. La muchacha se quejó de la falta de lujos, por lo que Nadia le gritó que, de momento, tenían que ahorrar.

«¿Y qué vamos a hacer?», le preguntó Eloísa.

«Ya lo tengo todo previsto. Usarás esa cara tan bonita que tienes para trabajar».

«¿Tú… vas a pr%stituirme?», inquirió Eloísa, cuyo rostro enrojeció de furia y temor.

«¡No seas estúpida! ¡Te encontraremos un buen matrimonio!».

“Pero…”

“No sabes pensar en grande, Eloísa, Eres estúpida para tener una visión de las cosas”.

Nadia se acercó y levantó la mano. Eloísa retrocedió, pero ella se limitó a acomodarle un mechón de cabello detrás de la oreja. «Soy tu madre y me ocupare de todo».

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