Un matrimonio de conveniencia -
Capítulo 186
Capítulo 186:
Ella estaba respirando, por lo que Tonny tuvo que volver en sí y conducir. En lugar de ir a ayudar a Michael, iba a tener que llevar a Serena al hospital de inmediato. En ese momento, miró la parte trasera del auto y dos vehículos negros se estaban acercando, así que condujo como un loco.
Mientras tanto, Michael se las manejó para lograr entrar por una ventana de un edificio abandonado.
Él se había dado la vuelta y prácticamente había regresado al lugar en el que estaba Clara. Era obvio que no podía alejarse demasiado de allí sin comprobar que ella se encontrara bien.
Se las había arreglado para deshacerse de los hombres, o al menos eso parecía. De igual manera, el chico se movía con cautela, tratando de no hacer demasiado ruido. Precisamente esa era la importancia de vestir siempre de negro, para poder camuflarse en la oscuridad.
Clara seguía cerca de la puerta, escondida, pero Michael era de verdad muy bueno para encontrar a gente, por lo que, rápidamente, se acercó a ella y le tapó la boca. Ante eso, los ojos de la chica se abrieron de par en par y sin que el joven lo esperara, ella le pisó el pie con su tacón alto.
«Maldición», él quiso gritar debido al dolor, pero no lo hizo. Entonces, Clara aprovechó la oportunidad y levantó el codo. No llegó a golpearlo, pero estuvo cerca. Solo en ese momento lo vio.
«¿Michael?», preguntó ella en un susurro, y él asintió al instante. Michael se dio cuenta de que ella se sonrojaba un poco, pues era posible ver en esa tenue luz, entonces, la joven dijo: «¡Perdón!”
«Está bien, no te preocupes”, respondió él en voz baja y sonrío.
Sí, la verdad era que amaba que Clara no fuera una mujer débil y sumisa. Ella no se había dejado abatir.
En realidad, estaba decidida y, en ese momento, aun sin entrenamiento, había actuado, buscando pelear y, si hubiera tenido experiencia, seguramente hubiera logrado golpearlo.
¡Ella es perfecta!, pensó el chico.
Tras ello, Michael se llevó el dedo a los labios indicándole a Clara que se quedara en silencio, y ella se limitó a asentir con los ojos llenos de determinación.
Justo en ese instante, un ruido, muy bajo pero perceptible para el hombre, lo puso aún más alerta.
«Tan solo quédate aquí. No salgas, ¿Entendido?”, él susurró esas palabras tan cerca de Clara que ella podría haber jurado que se había metido en su cabeza.
Con eso, el chico se mezcló con las sombras y desapareció por completo de su campo de visión.
Ella se quedó esperando, como le pidió Michael, sin embargo, intuyó que algo iba a pasar y al oír ruidos de lucha, se acercó muy despacio.
Allí, dos hombres, más grandes que él, claramente mayores, lo estaban rodeando.
Cuando uno de ellos agarró a Michael por el cuello y lo golpeó repetidamente en el flanco derecho,
¡Clara no pudo quedarse quieta por más tiempo!
Pero… ¿Qué se suponía que podía hacer ella?
Mirando a su alrededor, encontró una barra de hierro en el piso. Ciertamente, ella no tenía la fuerza para poder derrotar a los hombres, pero en realidad ese no era el plan. La intención no era otra que distraerlos para que Michael pudiera escapar, o podría terminar muy lastimado.
¡Y ella no iba a permitir que eso sucediera!
En ese momento, uno de los hombres sacó un arma y apuntó al chico.
«¡Vete al infierno, pequeña mi$rda!” exclamó el hombre, de manera burlona.
Al instante, Michael notó un movimiento detrás del hombre, pero solo vio de quién se trataba cuando cayó al piso, con el fuerte golpe que recibió de Clara.
El que estaba sosteniendo al joven lo tiró a un lado para ir tras ella, pero Michael aprovechó la distracción y lo golpeó en la nuca con fuerza, y luego en la garganta. Entonces, tomando su propia pistola, el joven le disparó en la cabeza y luego al otro tipo, que ya se estaba levantando.
«¡Te dije que te quedaras oculta!”, reprendió a Clara, pero después la abrazó con fuerza y la besó innumerables veces en el cabello y en la cara, “¡Mi amor, no sé qué haría si te llegara a pasar algo!”
«¿Y qué querías que hiciera? ¿Acaso querías que viera a ese hijo de p$ta matarte?”, preguntó ella entre lágrimas y lo besó. Michael correspondió de inmediato, pero al escuchar más ruido, la empujó detrás de él y sacó el arma de nuevo.
“¡Michael!”. Era Osvaldo el que lo llamaba. Ante eso, el chico respiró más tranquilo y bajó el arma, acercándose a su padre y abrazándolo, «¡Gracias a Dios!”
En ese instante, Osvaldo miró a Clara y frunció el ceño.
“Hola, tío», dijo ella torpemente. Entonces, el hombre miró de Michael a ella y una vez más a su alrededor.
«¿Dónde está Tonny?», preguntó él.
«¿Tonny?», preguntó Michael, «Él debería estar contigo», dijo.
«¿Conmigo? No, él estaba con Clara.
«No, tío. Tonny tuvo esa reunión contigo, y Michael fue a buscarme a la universidad. Nosotros ni siquiera tuvimos tiempo de ir a la empresa… fuimos atacados», explicó la chica.
Al escucharla, Osvaldo no dijo nada más, tan solo miró a Michael, quien entendió de inmediato que algo andaba mal.
«Ah, claro, querida. Me puse tan nervioso que terminó por… debe ser la edad”.
Rápidamente, Clara negó con la cabeza y sonrió.
«La verdad es que te ves genial. ¡La Tía Em debe tener mucho cuidado!”, bromeo Clara y todos rieron.
“Todo esto está bien, pero… será mejor que nos vayamos ahora”, dijo Michael y Osvaldo asintió, «Voy a llevar a Clara a casa”.
“¡No! ¡Yo tengo trabajo!», pronunció ella, bastante seria.
“No. Vas a ir a casa ahora. ¡Has tenido demasiadas emociones hoy!”, indicó Michael en tono mandón, y Clara se puso las manos en las caderas, «Por favor, Clara. Hazle las cosas fáciles a tu Michael».
Mi Michael, pensó ella y se mordió el labio, asintiendo con la cabeza.
Luego de eso, los dos se fueron y Osvaldo se encargó del resto.
Al irse, Michael se detuvo una cuadra antes de la casa de Clara y tiró de ella para besarla. Ella no pudo resistirse y respondió de inmediato.
«Vamos a hablar con Tony, ¿De acuerdo?», dijo él, y ella asintió, «¿Quieres quedarte conmigo?”
«Tenemos que hablar acerca de esto, Michael. Pero…
Sí, la verdad es que me gustas y de todos modos, yo iba a terminar con Tonny”.
«¿Por qué lo ibas a hacer?.
Al escucharlo, Clara puso su mano en el rostro de Michael.
«Te explicaré las cosas con detalles después, ¿Está bien?», le pidió ella, y él asintió.
Después de dejar a Clara en casa, el chico llamó a su hermano.
«¿Dónde diablos se supone que estás?», preguntó el con la mandíbula apretada, «No hay ninguna jodida reunión, ¿Dónde…?.
«En el hospital”.
Ante eso, Michael se quedó en silencio unos segundos.
«¿Qué pasó? ¿Qué hospital? ¿Estás en el nuestro?».
Después de que su hermano le respondiera, el joven condujo directamente hasta allí.
En ese momento, Tonny estaba sentado en los bancos de espera, con la cabeza entre las manos, y Michael, al verlo, sintió cierto alivio. ¡Tonny no había resultado herido!
“¡Tonny!” Este último levantó la cabeza de inmediato, y Michael supo que su hermano había estado llorando. «¿Qué fue lo que pasó? No estás herido, dime, ¿Qué pasó?”.
“Ella recibió un disparo», respondió el hombre entre lágrimas, “Serena recibió un disparo”.
Debido a esa respuesta, Michael lo miró y frunció el ceño.
“¿Serena? Pero… ¿Quién es esa?».
“¡Ella es mi ángel, Michael! ¡Serena! ¡Ella es la mujer que salvó mi vida y ahora está en esa maldita habitación por mi culpa!”.
Con eso, Tonny señaló el pasillo y se volvió a sentar, llorando. Por su parte, Michael suspiró profundamente. ¿El ángel? ¿De verdad se trataba de esa mujer del pasado? Pero…
El chico quiso cuestionar si fue por esa mujer que Tonny le mintió a su padre y dejó de lado a Clara, pero lo podría hacer después. En ese momento, su hermano estaba sufriendo.
«Ella va a estar bien», dijo Michael y puso su mano en el hombro del otro, antes de acercarlo a él y abrazarlo con fuerza.
Osvaldo llegó media hora más tarde y estaba resoplando. Le habían informado que su hijo se encontraba allí con una mujer desconocida y, cuando le dijeron su nombre, Osvaldo supo quién era.
“¡Tonny!».
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